Las aves de invierno y la dispersión de semillas en los paisajes del olivar, una relación duradera
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Un equipo de investigación liderado por la Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA-CSIC) confirma que la pérdida de zonas seminaturales forestales aledañas al olivar afecta de forma diferente a especies de aves frugívoras residentes y migrantes, tanto a su abundancia como a la frecuencia con que dispersan semillas. Con el conocimiento obtenido, los expertos pueden desarrollar planes de restauración y conservación de las zonas en las que estas especies se alimentan.
Cuando iniciamos una nueva relación con otra persona, ya sea una amistad o un romance, ésta debe cultivarse para que la otra parte se sienta apreciada e implicada emocionalmente. Podría decirse que es como plantar semillas: algunas germinan, pero no todas prosperan. A pesar de ello, cada intento es un desafío y una valiosa lección.
Algunas de esas relaciones sí fructifican y, como ocurre en los entornos naturales con la vegetación, suponen un privilegio que podríamos conservar y disfrutar toda la vida.
La ciencia también se centra en las relaciones entre los seres vivos y su entorno, y cómo éste prospera si la unión es sana y sostenible. En esto se centra un equipo de investigación de la Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA, Almería), Universidad de Jaén y la Universidad de Cádiz, ha determinado que las aves migratorias de invierno dispersan casi el 90% de las semillas de las plantas de fruto carnoso en el entorno del olivar. Este dato demuestra la enorme contribución de este gremio frente a otros como los residentes o migrantes subsaharianos.
Para identificar qué especies eran las más dispersoras, los expertos clasificaron estas aves frugívoras en tres gremios:
- Invernantes.
- Residentes
- Migrantes estivales.
De este modo, han constatado que las invernantes son las que más contribuyen a la dispersión de semillas.
Semillas viajeras
La aportación de estas aves contribuye al mantenimiento de ecosistemas como los parches de monte, es decir, zonas forestales colindantes a las fincas agrícolas. Estas áreas poseen múltiples beneficios para el paisaje agrícola, por ejemplo: evitan los efectos negativos del avance agrícola y sirven como refugio y fuente de alimento para muchos seres vivos, entre ellos, los pájaros, que aportan numerosos servicios ecosistémicos. “A pesar de su importancia y su función distribuidora de semillas a otros entornos, estas zonas están desapareciendo paulatinamente, sustituidas por más superficie de olivar”, explica a la Fundación Descubre Rubén Tarifa, investigador de la EEZA-CSIC.
El conocimiento que aportan los investigadores en su estudio publicado en Agriculture, Ecosystems & Environment, revela que la mayoría de las semillas que dispersan las aves proceden de los parches de monte. Asimismo, los expertos destacan que casi el 90% de las mismas las distribuyen las aves migratorias que pasan el invierno en el olivar. Sin embargo, la dispersión de semillas por aves residentes y especialmente por las migrantes estivales es mucho más reducida.
Además, los expertos han concluido que la disminución de la superficie de áreas forestales naturales no solo afecta a la “cantidad” de aves que se detectan en el olivar, sino también a la frecuencia con la que estas dispersan semillas. Esto podría paliarse en cierto modo si los parches que hay de hábitat natural son especialmente ricos en fruto.
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Curruca capirotada (‘Sylvia atricapilla’) la principal dispersora de semillas del hábitat del paisaje de olivar. Imagen: Rubén Tarifa
Con esta información, podrían desarrollarse planes de restauración y conservación de los parches de monte, especialmente, para los de superficies más reducidas, ya que han constatado que es en estos donde las especies se acumulan a pesar de no tener especies de plantas de fruto carnoso a las que poder dispersar.
De este modo, los investigadores ponen de manifiesto la relación entre las aves y la salud de las áreas seminaturales que acompañan al olivar, como una amistad entre dos personas, debe cuidarse y llenarse de semillas para germinar. Así, los expertos aportan nuevo conocimiento sobre esta unión ‘sana’ y fructífera, donde las aves ayudan a proteger y restaurar las zonas más afectadas por el avance agrícola y la actividad humana a través de su servicio de dispersión de plantas autóctonas.
Más información en #CienciaDirecta: Las aves migratorias de invierno dispersan casi el 90% de las semillas del entorno del olivar
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