Andalucía /
22 de marzo de 2024

Día Mundial del Agua: ¿por qué es importante investigar sobre el agua?

Fotografía ilustrativa de la noticia

Autoría: Amalia Rodríguez / Fundación Descubre

Fuente: Iván García Tejero, investigador del Centro IFAPA Las Torres (Sevilla)

Recién estrenada la primavera, llega con ella todos los años, desde 1993, una efeméride que nos hace recordar la importancia de un recurso vital y a la vez limitado: el Día Mundial del Agua. Proclamado por la Organización de Naciones Unidas (ONU), se celebra para fomentar la concienciación ciudadana sobre este bien natural y, al mismo tiempo, realizar balance de cuál es la situación actual de los recursos hídricos del planeta.

Hoy se celebra el Día Mundial del Agua, la sustancia más abundante de la Tierra, -de ahí que se le conozca como el ‘planeta azul’-, y la única que se encuentra en la atmósfera en estado líquido, sólido y gaseoso. 

Según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), el 70% de la superficie de la Tierra está cubierta de agua. Equivale a unos 1.386 millones de kilómetros cúbicos de agua, una cantidad que se mantiene igual desde hace dos mil millones de años. Pero, más del 97% de ella es salada y apenas el 2,5% es dulce.

Vista espacial de la Tierra. Foto: Adobe Stock.

Vista espacial de la Tierra. Foto: Adobe Stock.

Un recurso muy escaso y que, como consecuencia del actual escenario climático que vivimos, es necesario preservar y gestionar adecuadamente. En muchos países del mundo, además de ser un bien muy limitado, está contaminado y, por tanto, su uso para la agricultura, en la ganadería, el sector servicios, e incluso en el consumo y uso diario es inviable. 

En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitía en 2023 un informe en el que indicaba que 2200 millones de personas en el mundo todavía carecen de agua potable gestionada de forma segura, incluidos 115 millones de personas que beben agua superficial. 

¿Cómo sería el mundo sin un recurso como el agua?

Según datos del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), aproximadamente la mitad de la población mundial sufre una grave escasez de agua al menos durante una parte del año.

Imagina que una mañana abres el grifo y no sale ni una gota de agua… Muchas de las tareas diarias que realizamos requieren su consumo, en mayor o menor medida: la higiene personal, lavar los alimentos, cocinar, hacer la colada, incluso a gran escala, por ejemplo, la energía hidráulica necesita la fuerza de este recurso para funcionar. 

Un grifo de cocina abierto dejando el agua correr.

Según la OMS, 2.200 millones de personas en el mundo todavía carecen de agua potable gestionada de forma segura.

En Andalucía, durante periodos de intensa sequía se han vivido circunstancias similares, donde el acceso al agua potable estaba restringida a unas pocas horas al día. Actualmente, y aunque la falta de lluvia que sufre la región se ha visto ligeramente aliviada con las precipitaciones de principios de este mes de marzo, sigue siendo un problema medioambiental al que la ciencia lleva años dedicando especial atención. 

Estudios sobre la escasez y el déficit hídricos de los cultivos, el desarrollo de nuevas tecnologías que regeneran aguas contaminadas o las reciclan para nuevos usos, aplicaciones móviles que ayudan a predecir las necesidades de riego… son algunos de los numerosos trabajos de investigación que se generan en Andalucía. 

Conocimiento científico que ayuda a mejorar la calidad de vida de la ciudadanía. Avances tecnológicos basados en optimizar los procesos productivos y contribuir a incrementar la rentabilidad de sus resultados. Por ello, diferentes grupos de investigación y centros especializados en el estudio del agua en Andalucía analizan cuáles son los principales retos que asumen la ciencia y la tecnología para garantizar un tratamiento, gestión y abastecimiento sostenibles y eficientes tanto para la población como para el campo y, en definitiva, el medio ambiente.

Adaptación a la escasez de agua

Uno de ellos es el Centro IFAPA Las Torres, situado en la localidad sevillana de Alcalá del Río, donde llevan años analizando la adaptación hídrica de cultivos leñosos como el almendro, los cítricos o el olivar. Iván García Tejero es biólogo y trabaja en este instituto de investigación evaluando cómo gestionar cubiertas vegetales y estrategias de riego deficitario en escenarios de escasez de agua. 

Iván García Tejero, investigador del Centro IFAPA Las Torres.

Iván García Tejero, investigador del Centro IFAPA Las Torres.

Entre otros, se centran en este campo de estudio porque la nueva Política Agraria Común (PAC) contempla la incorporación de eco-regímenes con pagos directos donde una de las exigencias para cultivos perennes es la incorporación de cubiertas vegetales. “Es una situación complicada cuando hay falta de agua y tenemos que implementar estrategias de riego deficitario, ya que se produce competencia por el agua entre la cubierta y el cultivo principal. Cómo manejar esa cubierta y que su incorporación no suponga una merma, e incluso pueda ayudarnos a mejorar su conservación, es una línea de trabajo en la que estamos profundizando”, explica a la Fundación Descubre García Tejero.

La falta de este recurso, traducida en una intensa sequía desde hace años en Andalucía, no es un fenómeno coyuntural. “Tenemos que aprender a adaptarnos a la realidad climatológica que tenemos, porque el cambio climático es una realidad que estamos viviendo ya. Es un desafío importante al que la comunidad científica que trabajamos en este campo nos enfrentamos, en aras de buscar un equilibrio en regadío competitivo y sostenible”, asegura el investigador del IFAPA. 

En el otro extremo del mapa andaluz, en la Universidad de Almería, la catedrática de Química Analítica Ana Agüera López estudia desde hace más de 30 años el desarrollo de métodos de análisis que detectan contaminantes en el agua, además de en alimentos y el medioambiente. En este podcast de la serie ‘La ciencia también se escucha’ de la Fundación Descubre esta investigadora desgrana su trabajo científico. 

La química del agua, imagen

La química del agua

El agua da vida y esto se debe a su composición. Está formada por dos elementos de la tabla periódica: el hidrógeno y el oxígeno. En concreto, desde un punto de vista químico, es una molécula. Su fórmula es H2O y está compuesta por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno.

Menos del 3% del total de agua de la Tierra es dulce y de ésta, el 2,5% está congelada en las regiones polares y glaciares. Es decir, que la población de todo el planeta dispone de un 0,5% para responder a sus necesidades de consumo y abastecimiento, entre los que se encuentra, por ejemplo, mantener los terrenos de cultivo. 

En el campo, basta con que llueva para que la tierra la absorba y pueda nutrirse de ella. En cambio, para que la población pueda hacer un uso directo de ella primero hay que desinfectarla y potabilizarla. En este sentido, su potabilización requiere un proceso concreto, paso por paso. A ello se le suma también el desarrollo de nuevas tecnologías para la desalación de agua de mar y descontaminación de aguas residuales

Infografía sobre el proceso de potabilizar el agua

Infografía sobre los pasos para potabilizar el agua. Fuente: Fundación Descubre.

Ejemplo de ello es este proyecto de economía circular de la Universidad de Málaga, que propone la aplicación de un ciclo sostenible de desalinización de agua de mar a partir de tres infraestructuras coordinadas: en primer lugar, una planta desaladora colocada cerca del mar; por otro lado, una red de estaciones de bombeo encargada de impulsar el agua desalada a través del curso de un río y, finalmente, un parque fotovoltaico flotante, que se instalaría sobre el agua de un embalse, permitiendo suministrar la energía necesaria para desarrollar todo este proceso.

Otro estudio, realizado por un equipo de investigación de la Plataforma Solar de Almería (CIEMAT), ha comprobado la eficacia de unas nanoestructuras capaces de eliminar sustancias que se encuentran habitualmente en las depuradoras urbanas como la cafeína, fármacos como el paracetamol o el diclofenaco y plaguicidas, entre otros. Estas nanopartículas reutilizables elaboradas a partir de alpechín (un subproducto líquido de las almazaras) son capaces de eliminar hasta la mitad de los contaminantes en dos horas y se pueden volver a usar en varios procesos de depuración.

Estudios andaluces que evidencian cómo la tecnología, innovación e investigación se unen para garantizar un uso del agua eficiente y preservar este recurso natural, vital y finito en un escenario climático que obliga a reinventarse y adaptarse constantemente. 

Mientras tanto, “en abril, aguas mil”, un refrán que ojalá se haga realidad… ¡o al menos se deje notar en los embalses andaluces!


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