Cangrejos invasores que indican la contaminación de ríos
Un equipo de investigación de la Universidad de Huelva ha analizado un gran número de compuestos que aparecen alterados en este crustáceo cuando es sometido a una serie de agentes tóxicos. Esto lo convierte en un indicador para la determinación del grado de degradación por metales pesados del hábitat donde viven y en diana para la aplicación de medidas que la remedien.
El cangrejo de río, también llamado americano, es una especie originaria del norte de México y sur de Estados Unidos pero que se ha extendido por todo el mundo. En ocasiones, supone un inconveniente para los ecosistemas al desplazar a otras especies autóctonas de su hábitat. Sin embargo, el estudio de un equipo de investigación de las universidades de Huelva, Sevilla y Córdoba lo convierte en un aliado idóneo para determinar si el ambiente donde habita se encuentra contaminado por metales pesados.
El trabajo publicado en la revista Chemosphere confirma que el nivel de daño que presenten en determinados órganos indicará no sólo la cantidad a la que han sido expuestos sino también cuándo se vieron sometidos a los tóxicos. De esta manera, se podría conocer cómo se acumulan y eliminan los contaminantes en crustáceos, algo que tiene relevancia desde el punto de vista ambiental y de la salud, ya que pueden ser ingeridos.
Así, mediante el análisis de las modificaciones del metabolismo del animal se puede saber el impacto de los niveles de arsénico, cadmio y diclofenaco presentes en el medio donde habitan y puede usarse como diana para la aplicación de prácticas que contribuyan a su detección y eliminación.
La química del organismo
Cuando un organismo es sometido a un agente tóxico, el comportamiento de sus tejidos y sus células se ve alterado. Las reacciones químicas que se producen en la asimilación de nutrientes, llamadas rutas metabólicas, cambian para paliar los efectos nocivos que causan esas sustancias.
Una de las aplicaciones de la metabolómica es, precisamente, establecer biomarcadores que permitan un diagnóstico efectivo de enfermedades. En este sentido, esta disciplina ofrece información precisa sobre lo que ha ocurrido en el organismo en relación a alguna sustancia específica y cómo ha afectado a la aparición o desaparición de compuestos, funciones o estructuras en las células y tejidos de cualquier ser vivo. “Así, hemos confirmado las modificaciones que se producen en el cangrejo de río tras estar sometido a una serie de tóxicos. En cualquier hábitat en el que presente esas alteraciones, podremos hablar de que existe contaminación”, indica a la Fundación Descubre la investigadora de la Universidad de Huelva Tamara García Barrera, autora del artículo.
De esta manera, los expertos han concretado que los cambios producidos en los cangrejos sometidos a la mezcla de cadmio, arsénico y diclofenaco, tal y como suelen estar presentes en el medio, se concretan en las branquias y el músculo abdominal, y, en el caso de los dos primeros, fundamentalmente en el hepatopáncreas, un órgano del aparato digestivo de los crustáceos.
Tras la huella de la contaminación
Traídos desde Isla Mayor, en Sevilla, los cangrejos fueron sometidos a un ‘cóctel químico’ de estos compuestos tóxicos durante 28 días, 21 días para la exposición y 7 días adicionales de depuración, para conocer su respuesta. Divididos en dos grupos, uno tratado y otro de control, se investigaron los daños metabólicos causados por este ‘cóctel’ en las glándulas antenales, situadas debajo de las antenas, formadas por un saco que recoge los compuestos tóxicos y por donde excretan, las branquias, el nervio espinal, el abdomen y el hepatopáncreas.
Cualquier sustancia en el organismo sigue una ruta concreta donde interactúa con otros compuestos y ejerce una función determinada. “La vitamina C, por ejemplo, contribuye al cuidado de la piel mediante una serie de reacciones químicas que se producen en el interior de las células. En el camino que realiza puede interactuar con otros elementos que fomenten o reduzcan su acción, como puede ser el hierro. Este es el motivo de exponerlos a un ‘cóctel químico‘ y no a tóxicos aislados”, explica la investigadora.
El invasor-amigo
Los expertos analizaron la ruta que siguen distintos compuestos en el organismo para conocer qué cambios se producen ante la exposición a estos metales pesados y fármacos. El estudio mostró alteraciones en el metabolismo de ciertos compuestos y daños en algunos órganos. Por tanto, el análisis de estas alteraciones supone un indicador del nivel de contaminación, ya que conociendo el estado que presentan se puede determinar la exposición a la que han sido sometidos y establecer las pautas necesarias para eliminar estos compuestos o reducirlos en el medio ambiente.
De esta manera, el cangrejo rojo americano ha pasado de ser el usurpador de la morada para ciertas especies a convertirse en un aliado del ecosistema que invadió para alertar del peligro que pueda acechar. Ya que ha llegado y se hace difícil dar marcha atrás, al menos contribuirá a mejorar lo que queda. A la extracción de nuevos materiales o el desarrollo de bioplásticos, ahora habrá que sumar su acción para la remediación de aguas contaminadas por metales pesados.
Más información en #CienciaDirecta: Confirman que el cangrejo rojo americano indica el nivel de contaminación de las aguas
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