Gema Sanz Santos, bioquímica: «Yo no elegí el Instituto Karolinska. Él me eligió a mí»
AL DESCUBIERTO
Gema Sanz Santos (10/03/1982) es licenciada en Bioquímica por la Universidad de Córdoba y doctorada en el Departamento de Genética por la misma universidad desde el año 2011. Apasionada por el estudio de los procesos biológicos que tienen lugar en el interior de las células, hace más dos años que cambió la ciudad cordobesa por Estocolmo (Suecia) para trabajar en el Instituto Karolinska, una institución reconocida internacionalmente como uno de los mejores centros dedicados a la enseñanza y la investigación médica
Pregunta: ¿Por qué el Instituto Karolinska?
Respuesta: Yo no elegí el Instituto Karolinska. Él me eligió a mí. Después de leer la tesis comencé a rellenar solicitudes en diferentes centros europeos. Un día, por casualidad, encontré una convocatoria abierta en el Karolinska pero estaba caducada. No obstante, pregunté y el puesto estaba aún disponible. Tras la entrevista encajé en el perfil que buscaban. Y aquí sigo.
¿Qué tipo de investigación desarrollas actualmente?
Tengo un contrato postdoctoral en el Departamento de Microbiología y Biología Celular y Tumoral. El grupo al que pertenezco se centra en el estudio del gen p53, clave para la eliminación de tumores. De hecho, el 50% de ellos presentan mutaciones en este gen y los que no, desarrollan mecanismos alternativos para bloquearlo. Dada su importancia, intentamos restaurar su función en las células tumorales de forma específica como estrategia para combatir el cáncer.
¿Qué avances habéis conseguido?
Hemos identificado varias moléculas capaces de reactivar el gen p53 en las células cancerosas. De este modo, mi trabajo consiste en analizar los datos bioinformáticos (microarrays, ChIP-seq o RNA-seq) procedentes de los distintos experimentos, establecer relaciones y elaborar teorías sobre posibles vías de regulación a nivel génico. En base a esto, descubrí una serie de genes que podrían jugar un papel importante en el desarrollo tumoral y cuya regulación directa por el gen p53 es desconocida hasta la fecha.
¿Qué diferencias encuentras entre investigar en Suecia en comparación con España?
El punto de partida es el choque cultural entre España y Suecia. De esta forma, la principal diferencia es que, por ejemplo, en el Instituto Karolinska existe una gran tendencia a la colaboración entre grupos de investigación de un mismo o de diferentes departamentos. Por ejemplo, mi primer artículo científico en este instituto lo he publicado con el grupo ‘vecino’. Además, desde el gobierno sueco se apoya mucho a la investigación y la financiación está igualmente muy controlada a nivel estatal.
¿Cómo es el día a día de un investigador en Suecia?
Depende del momento y sobre todo de lo avanzado que esté un proyecto de investigación. Durante el comienzo, la mayor parte del tiempo analizo datos, aprendiendo nuevos métodos de análisis, estudiando o asistiendo a reuniones y conferencias. Cuando el proyecto llega a su fin, es el momento de publicarlo. Éste es el punto en el que me encuentro ahora, dedicando todo mi tiempo a escribir el artículo e intercalando esta tarea con otros trabajos de colaboración.
¿Cómo fueron tus inicios?
Mi principal reto fue cambiar radicalmente la línea de investigación. Es decir, mi tesis consistió en el estudio de los factores genéticos que controlan la respuesta inmunitaria (mecanismos de protección del organismo) y mi tópico de investigación aquí es el cáncer. Otro reto importante fue abandonar completamente el trabajo de laboratorio para volcarme con el análisis de datos. Los primeros meses me dediqué principalmente al estudio de nuevas formas de análisis procedentes de técnicas experimentales nuevas para mí. No obstante, siguen surgiendo otras técnicas y más retos, pero poco a poco se superan.
¿Qué te gusta más de trabajar en Suecia?
El entorno colaborativo, la facilidad para establecer relaciones con otros grupos y la mentalidad abierta. El ambiente es de tranquilidad en el trabajo. En el Karolinska invierten mucho en el bienestar psicológico de los trabajadores y si lo necesitas puedes recibir ayuda en ese sentido. El hábitat también es inmejorable. Estocolmo es una ciudad llena de zonas verdes y vistas espectaculares.
¿Cómo es su cultura?
El estilo de vida es muy diferente al español. Es todo muy relajado, prácticamente no existe el estrés. Las personas son bastante amables y menos frías de lo que se piensa. Es un país muy abierto a los inmigrantes y bastante seguro.
¿Cómo fue el proceso de adaptación?
En general bastante bien, aunque sigo conservando mis horarios españoles, ¡soy incapaz de almorzar a las 12 y cenar a las 19 h! Respecto al idioma, tomé un curso de sueco básico y conozco parte de su vocabulario, aunque no lo hablo. En el trabajo no lo necesito ya que la mayoría de la población es bilingüe y las conversaciones son siempre en inglés.
¿Qué tal llevas el frío?
La adaptación al clima fue dura al principio, viví uno de los inviernos más gélidos y con más meses de nieve que se recuerdan en los últimos años (de noviembre a abril nevando sin parar). Además, también tuve que aprender a conducir con nieve, porque me vine en mi coche. ¡Ahora lo que no soporto es el calor!
¿Qué más te ha sorprendido del país?
La enorme cantidad de zonas verdes, la ciudad tiene muchos parques y bosques. Todo está limpio y existe un fuerte arraigo en Suecia por preservar la naturaleza. Me llama igualmente la atención el ambiente de seguridad, ¡aquí robar algo es impensable! Me sorprende igualmente el silencio dentro de los edificios y también está mal visto hablar en un tono de voz elevado por la calle. Además, el principio de igualdad entre hombres y mujeres es tan estricto que ciertos comportamientos o gestos, como sujetar la puerta al pasar si eres chica o pagar la comida o bebida, están mal vistas o considerados falta de educación.
¿Haces gala de andaluza cuándo estás fuera?
Mis compañeros siempre bromean con mis horarios de comida y el acento también nos identifica. Confieso que me ha sorprendido muy gratamente que muchas personas conocen Córdoba. Y mi jefa está encantada con las recetas cordobesas, ¡le encantan las berenjenas fritas con miel y ha aprendido a hacer flamenquines!
¿Cuál es la mejor lección que has aprendido de vivir y trabajar en Suecia?
Puedo conseguir lo que me proponga y soy capaz de superar, por mí misma, todos los retos que se me presenten.
¿Recomiendas trabajar en el extranjero?
Rotundamente sí. Es una experiencia única, adquieres nuevas perspectivas y aprendes mucho. En mi opinión, es algo que toda persona relacionada con la investigación debería plantearse.
¿Cuáles son tus perspectivas de futuro?
De momento me quedan aquí dos años más y después, ya se verá. Hoy día, si tuviera opción de quedarme más tiempo en Estocolmo, lo haría.
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