La sobreexposición al sol, los problemas gastrointestinales debido a intoxicaciones alimentarias o las picaduras de medusas o mosquitos pueden alterar el descanso veraniego. Por ello, dermatólogos, biólogos y expertos en seguridad alimentaria aportan sus recomendaciones para evitar percances en la época estival.
Playa, piscina, comidas, subida de temperaturas o picaduras de mosquitos y medusas. En verano suelen aumentar las salidas a espacios naturales o a lugares de ocio, un cambio de rutina que acarrea diversión pero también una serie de molestias. Así, por ejemplo, en este periodo del año se incrementa el número de personas que toman el sol para conseguir el moreno deseado, lo que genera con frecuencia graves quemaduras en la piel que pueden desencadenar ciertas enfermedades cutáneas.
El melanoma es uno de los cánceres de piel con peor pronóstico. Este tipo de enfermedad viene derivada de la mutación de unas células que componen los lunares, conocidos como melanocitos, que pueden convertirse en cancerosas y, por tanto, en malignas. Según la Fundación Piel Sana, en España los casos se han duplicado en la última década y son más de 300 pacientes los diagnosticados cada mes.
Por su parte, la sección andaluza de la Academia Española de Dermatología y Venereología destaca Málaga como una de las provincias con mayor tasa de incidencia. Así, por ejemplo, solo en el Hospital Clínico Universitario de la ciudad, se diagnostican todos los años entre 80 y 90 casos. No obstante, tal y como señala el biólogo y doctor del departamento de Dermatología de la Universidad de Málaga, José Aguilera, los datos indican que la tasa se está estabilizando. El problema reside, según este investigador, en que la edad media de aparición de este cáncer se ha adelantado y cada vez más gente joven desarrolla melanoma relacionado con hábitos de vida poco saludables respecto a la relación con el sol.
Hasta ahora eran conocidos los efectos nocivos de la radiación UVB, muy energética y, aunque presenta poco poder de penetración, es la causante principal de los tumores cutáneos. Destacan, sobre todo, las quemaduras en la piel en épocas tempranas de la vida. No obstante, la excesiva exposición solar por la que pasa una gran cantidad de rayos UVA a través de la piel también ha sido recientemente relacionada con la generación de cáncer. Este tipo de radiación no es visible para el ojo humano y, aunque generalmente no causa quemaduras, penetra más profundamente en las capas inferiores de la piel. Esto no solo genera casos de melanoma sino hiperpigmentaciones cutáneas que provocan manchas, sobre todo, en la cara, fotoinmunodepresión que conlleva una bajada drástica de las defensas, y daños en el ADN.
Consejos para el uso de la crema solar
Todos los años se lanzan campañas de prevención solar con el objetivo de concienciar a la población. Una de las recomendaciones es el uso de crema protectora, que según José Aguilera, debe utilizarse en el día a día desde abril a septiembre, ya que durante el resto del año el nivel de exposición es más bajo y el cuerpo suele ir cubierto con ropa. De hecho, es necesario exponerse diariamente al sol durante unos minutos con el fin de contar con unos niveles de vitamina D adecuados. El tiempo para alcanzar la cantidad idónea es menor en verano y solo bastaría con menos de 5 minutos de exposición en las horas centrales del día.
Los dermatólogos suelen recomendar una crema de factor que no sea inferior a 30 con un uso de 2 miligramos por centímetro cuadrado de piel, lo que equivaldría a una palma de la mano llena en cada aplicación. Si se emplea una del 50, por ejemplo, significa que la persona podría estar 50 veces más expuesta al sol de lo que estaría sin ella. Por tanto, si en 20 minutos un individuo sin protección suele quemarse, con el empleo de esta solución podría estar protegido casi 16 horas. Todo esto ocurriría en un contexto en el que no hubiera roces con la arena, la toalla, baños en la playa o la piscina en los que habría que volver a aplicarla cada dos horas.
Con el objetivo de conocer cuál es el tiempo conveniente de exposición sin protección, la Universidad de Málaga desarrolló una aplicación móvil para la Fundación Piel Sana de la Asociación Española de Dermatología. Ésta permite saber, además, cuándo se alcanza un nivel de vitamina D idóneo. UV-Derma tiene en cuenta las características de la piel, si es más o menos blanca o propensa a quemarse y datos meteorológicos a tiempo real que indican el nivel de radiación con los que calcula el tiempo en el que sufriría quemaduras la persona. Asimismo, contiene una serie de consejos para evitar daños a nivel cutáneo.
Las precauciones no solo deben tomarse cuando la persona se va a exponer más tiempo de la cuenta al sol como ocurre en verano, también en los patios de los colegios, las excursiones o las salidas al campo en los que no se debe bajar la guardia. De hecho, para los investigadores, el foco de población que más preocupa son los niños y los adolescentes. Según José Aguilera, las exposiciones intensas en épocas tempranas de la vida y las quemaduras que ello acarrea se guardan en la “memoria genética” y se relacionan con la incidencia de melanoma y otros tipos de cáncer de piel cuando pasan 30 o 40 años.
También es necesario, y en contra los mitos que suelen existir, que las personas de piel morena o negra utilicen factores de protección, porque aunque no se aprecie la rojez de las quemaduras también se pueden producir daños en el ADN e hiperpigmentaciones.
El mar, un hábitat ocupado
Tomar el sol es una de las actividades más comunes practicadas en la playa. Nadar o buscar entre las rocas especies marinas también forman parte del entretenimiento. Sin embargo, muchos temen nadar entre estos animales donde destacan las medusas, que suponen a menudo una molestia para la mayoría de los bañistas. ¿Cuál es el peligro real que causan estos invertebrados?
La investigadora del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN) perteneciente al CSIC, Laura Prieto, indica que ninguna de las que se suele avistar en las costas de la Península Ibérica es peligrosa para los seres humanos. No obstante, el bañista debe ser consciente de que hay especies que pueden picar, como las medusas o los peces araña, o morder como la Morena.
En la zona atlántica destacan varias. Entre ellas, una que llama mucho la atención por su tamaño pues cuenta con unos tentáculos de hasta 3 metros, la Rhizostoma luteum. Por otro lado, la conocida popularmente en Cádiz como “pica pica”, que es pequeña y aunque causa una erupción molesta, no es peligrosa. También la Carabela Portuguesa que, a pesar de contar con el veneno más potente, su picadura no supone la muerte del individuo. No obstante, se recomienda a los usuarios de las playas, en caso de que se encuentre alguna, avisar para recogerla. Por su parte, en la zona mediterránea la más común es la Pelagia noctiluca, que tampoco genera graves problemas.
A pesar de que las picaduras no reviertan demasiada gravedad, sí pueden causar cierta aversión entre los bañistas especies como la Carabela Portuguesa. Con el objetivo de prever la llegada de bancos de este tipo de medusa, los investigadores del ICMAN han creado un modelo. Esta herramienta se encarga de analizar el movimiento de las corrientes y el viento en superficie del Atlántico para realizar el cálculo. “Cuando observamos su presencia en el estrecho de Gibraltar, tenemos en cuenta dichos criterios y avisamos, por ejemplo, a las islas Baleares con hasta dos meses de antelación de su acercamiento. Esto les permite prepararse”, explica la oceanógrafa Laura Prieto. El grupo ya ha desarrollado una herramienta predictiva y que está en acceso abierto para cualquier usuario o gestor y que funciona para todo el mar Mediterráneo.
Al igual que su llegada no supone un peligro para los humanos y varía en función de cada año, las personas tampoco son un problema para ellas. Se trata de una especie presente en la Tierra desde hace 500 millones de años y, según un estudio liderado por el Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía, sobrevivirá a condiciones de cambio climático tanto de temperatura como de pH y a niveles bajos de oxígeno previstos en 2100. De hecho, su importancia dentro de la cadena alimenticia marina es elevada, ya que supone el sustento de otros animales como las tortugas, los atunes o los pingüinos.
Los mosquitos, un foco cercano a los hogares
Junto con las medusas otro ‘acompañante’ indeseado en las estampas estivales es el mosquito. Su picadura puede suponer la transmisión de ciertos virus como el del Nilo Occidental. Hasta el momento en Andalucía se han identificado tres especies que pueden hacerlo: Culex perexiguus, Culex modestus y Culex pipiens. Perexiguus es el principal vector, muy presente en municipios sevillanos como Coria del Río o Puebla del Río.
En España existen alrededor de 60 especies diferentes de mosquitos, la mayoría no transmisoras de enfermedades. La distribución y abundancia de estas especies varía en función de factores climáticos y ambientales, según indica el investigador de la Estación Biológica de Doñana del CSIC, Jordi Figuerola. Factores importantes son, por ejemplo, la salinidad del agua y otras características del suelo que pueden afectar el desarrollo de las larvas. Además, que haya más o menos cantidad de estos insectos depende de las precipitaciones que se produzcan en primavera y verano. En concreto, hasta el momento, los investigadores han detectado este año unos niveles ligeramente inferiores a los del 2021.
No obstante, es muy recomendable tomar una serie de medidas para prevenir las picaduras. Según Figuerola, con frecuencia la población no es consciente de que la mayoría de los mosquitos que nos molestan en las ciudades han nacido y proliferado al lado de sus hogares o, incluso, en su propio jardín o balcón. Hay que evitar que los mosquitos encuentren lugares con agua donde puedan depositar sus huevos, como son los drenajes de los patios, los recipientes donde se acumula el agua de condensación de los aires acondicionados o las piscinas sin un mantenimiento adecuado. Conviene conocer estas zonas y limpiarlas con frecuencia con el fin de que éstas no se conviertan en un criadero. Las mosquiteras en las ventanas pueden ser también de gran ayuda.
Seguridad alimentaria
Al igual que las picaduras generan cierto malestar, sobre todo, en aquellas personas alérgicas, algunos alimentos mal conservados pueden desencadenar toxiinfecciones que aumentan en época estival y pueden provocar problemas estomacales como la gastroenteritis.
Las elevadas temperaturas que caracterizan esta época inciden en la conservación de los alimentos, ya que afecta a su calidad y seguridad. Los patógenos más comunes son la Salmonella o la Listeria monocytogenes que crecen con mayor facilidad. Además, su proliferación en los alimentos no produce una alteración visible lo cual supone un problema para el consumidor al no ser directamente detectable.
Según el investigador del Grupo HIBRO de la Universidad de Córdoba, Antonio Valero, es necesario respetar siempre la cadena de frío y mantener los alimentos a unas temperaturas de refrigeración adecuadas que suelen estar situadas entre los cuatro y siete grados aproximadamente para alimentos refrigerados. Además, si se trata de algunos muy perecederos como el pescado o la carne lo ideal es que se consuma en un periodo corto y que no estén demasiado tiempo almacenados en refrigeración, ya que la Listeria monocytogenes es capaz de crecer en esas condiciones. Asimismo, Valero indica que es importante tener especial cuidado con los platos elaborados en casa y que se guardan con frecuencia para el día siguiente ya que deben igualmente consumirse en un corto intervalo.
La Listeria y Salmonella están presentes, sobre todo, en productos cárnicos procesados y crudos y quesos frescos. En concreto, su grupo de investigación trabaja en un proyecto que persigue inhibir el crecimiento de estos patógenos en diversos alimentos procesados. Para ello estudian técnicas de bioconservación basadas en la aplicación de compuestos antimicrobianos como son los aceites esenciales con la finalidad de evitar la proliferación de estas bacterias. En este caso, la idea es analizar también cuál es la formulación adecuada de estas esencias de orégano o clavo, entre otras, con objeto de no deteriorar las propiedades sensoriales de los alimentos.
La llegada del buen tiempo y las temperaturas tan elevadas que se alcanzan invitan a pasar las vacaciones en entornos distintos a los habituales. No obstante, la seguridad se convierte en un elemento más en este paquete vacacional. Es por ello que la comunidad científica insiste, como cada año, en la necesidad de cumplir con las recomendaciones que sus estudios avalan. Todo ello evitará y mejorará en gran medida las molestias que se suelen dar con normalidad en esta época del año.
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