Almería /
03 de marzo de 2021

‘Tecnosuelos’: cuando los residuos imitan a la naturaleza

Fotografía ilustrativa de la noticia

Autoría: Mabel Angulo

Asesoría científica: Lourdes Luna, Albert Solé, Luis Hens del Campo.

Cada año en todo el planeta se generan entre 7.000 y 10.000 millones de toneladas de residuos, incluyendo industriales, urbanos, de construcción y agrícolas. La gestión de estos desechos se ha convertido en uno de los mayores problemas ambientales, de salud y económicos del mundo. Los tecnosuelos se postulan como una de las posibles soluciones, reciclando, como ya se hace en Almería, los residuos de la industria y la agricultura para convertirlos en materiales que sirvan para la regeneración de suelos degradados y la restauración de escombreras.

Fotografía nde parcelas experimentales con 'tecnosuelos' para restaurar canteras en la Sierra de Gádor.

Parcelas experimentales con ‘tecnosuelos’ para restaurar canteras en la Sierra de Gádor.

Todo empezó en la Estación Experimental de Zonas Áridas de Almería perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, donde Lourdes Luna y Albert Solé, investigadores del centro, han estado trabajando en los últimos años en la utilización del compost (obtenido de los residuos agrícolas de los invernaderos) y los residuos de industrias, como la de Cosentino, para crear un suelo artificial o tecnosuelo. Sus estudios se han centrado en determinar las proporciones necesarias de cada fracción. Tras varias mezclas establecieron que el uso de un 70% de residuos industriales, lodos y restos de Silestone y Dekton, un 25% de compost de residuos vegetales de invernadero y un 5% de bentonita, una arcilla con múltiples aplicaciones, permite que este suelo artificial funcione.

Así nació este tecnosuelo. Una vez conseguido, comenzaron los ensayos en campo para determinar, con precisión, todas sus características y posibles aplicaciones. Las escombreras de Cosentino, o desmontes, que como explica Albert Solé “son suelos degradados, totalmente sueltos, y necesitan formar agregados para obtener un suelo funcional”, han sido una de las zonas de experimentación. Estos terrenos fueron recubiertos con la mezcla previamente ensayada en los laboratorios y en ellos se plantaron tres especies silvestres: romero, tomillo y albardín. La evolución de estos cultivos revela resultados muy positivos: las plantas se han adaptado perfectamente y, según Solé, “su crecimiento ha sido incluso mejor que en suelos naturales».

En los ensayos se han tenido en cuenta todos los parámetros necesarios, incluyendo los microorganismos, bacterias y hongos que llegan con estos tecnosuelos. Para Lourdes Luna esta es una cuestión importante “pues no se puede desplazar a las comunidades vivas originales de la zona, debemos ser respetuosos con la biodiversidad que ya existe en esos suelos para mejorarla, no para destruirla.” La capacidad de filtración del agua es otra de las variables que se consideraron. El clima semidesértico de Almería y la escasez de lluvia en la provincia hace necesario que este tipo de suelo retenga la mayor cantidad de agua posible, pero además se quería comprobar que los componentes de los residuos industriales no causaban ningún tipo de contaminación.

Este suelo artificial se ha colocado ya en 8.000 metros cuadrados en la entrada del polígono industrial que Cosentino tiene en la localidad de Cantoria. Toda la zona ajardinada se ha realizado con tecnosuelos. Luis Hens del Campo, ingeniero responsable del área de medio ambiente del Grupo Cosentino, destaca las bondades de este material obtenido a partir del reciclaje de residuos: “tenemos un producto que retiene mayor cantidad de agua, aporta materia orgánica y, en definitiva, nos está permitiendo plantar especies que no se daban bien en esta zona porque el suelo del entorno tenía algunas carencias».

Fotografía de Lourdes Luna, investigadora de la Estación Experimental de Zonas Áridas.

Lourdes Luna, investigadora de la Estación Experimental de Zonas Áridas.

Los tecnosuelos forman parte del plan, a medio y largo plazo, que Cosentino tiene para conseguir su objetivo de convertirse en una industria con residuo cero. El trabajo con la Estación Experimental de Zonas Áridas es parte de la línea de investigación externa. No es la única, ya que mantiene otros acuerdos con diferentes universidades, además de su propio centro de investigación. Según Antonio Urdiales, director de Medio Ambiente del Grupo Cosentino, el grupo se esfuerza para conseguir que “cada kilo de materia prima que entra en la fábrica se aproveche eficientemente y se evite así generar residuos, y si los generamos, separarlos, asegurarnos que no son peligrosos para el medio ambiente y buscar cómo podemos integrarlos en los diferentes productos con los que estamos trabajando”.

En la elaboración y uso de los tecnosuelos, la ciencia y la industria han ido de la mano. Puede ser un claro ejemplo de lo que la economía circular puede llegar a conseguir. En el proceso se han cumplido algunos de los fundamentos básicos de este modelo como el de reutilizar y reciclar materiales de productos ya existentes todas las veces que sea posible, generando valor añadido. También se ayuda a la solución de dos problemas ambientales: por un lado, se reduce el volumen de residuos y por otro se combate la degradación de los suelos naturales, afectados por los procesos de cambio climático en los que está implicado el propio sector industrial.


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