Córdoba, Granada /
22 de febrero de 2025

Siembra directa y protección adecuada: claves para la regeneración de las dehesas mediterráneas

Fotografía ilustrativa de la noticia

Autoría: Alba Madero Milla

Fuente: Fundación Descubre

Bajo el sol de las dehesas, donde la vida lucha por abrirse paso entre la sequedad de la tierra, un equipo formado por investigadores del IFAPA ‘Camino de Purchil’ (Granada), IFAPA ‘Hinojosa del Duque’ (Córdoba) y la UGR ha estudiado cómo diferentes tipos de protectores de plantas impactan en la regeneración de las encinas. Esta información mejora nuestro conocimiento sobre el proceso de restauración de zonas mediterráneas secas, y podría reducir su coste económico y logístico.

«Los árboles grandes y viejos se mueren de pie.

Pero en la raíz viva está el secreto,

y, cuando todo parece perdido,

brota, tierna, la nueva rama.»

Este fragmento de ‘Platero y yo’ de Juan Ramón Jiménez es un recordatorio poético de la resiliencia de la naturaleza. Aunque los árboles más viejos sucumban al paso del tiempo, su legado sigue latiendo en la raíz, listo para dar vida a nuevas generaciones. En las dehesas mediterráneas, donde la falta de regeneración amenaza el equilibrio ecológico, entender los factores que favorecen el establecimiento de nuevas encinas es clave para su conservación.

En total, se sembraron 600 bellotas y se plantaron 300 plántulas de vivero.

En total, se sembraron 600 bellotas y se plantaron 300 plántulas de vivero.

En este contexto, un equipo de investigación del Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (IFAPA) ‘Camino de Purchil’ (Granada), ‘Hinojosa del Duque’ (Córdoba) y la Universidad de Granada ha confirmado que el microclima generado por los protectores de plantas que se emplean para regenerar las dehesas no mejora la supervivencia ni el desarrollo de las encinas (Quercus ilex subsp. ballota) en zonas mediterráneas secas.

En particular, los investigadores concluyen que este tipo de protectores microclimáticos no ofrecen mejoras significativas en la tasa de supervivencia de las plántulas, ya sean de siembra directa de bellotas o procedentes de vivero, en la finca del IFAPA ‘Camino de Purchil’ de la provincia de Granada. En cambio, factores como la calidad inicial de la planta de vivero, el peso de las bellotas (indicadores clave de viabilidad), una adecuada preparación del suelo y el cuidado en las primeras etapas de crecimiento tienen un impacto positivo en su germinación, supervivencia y desarrollo.

El investigador del IFAPA ‘Camino de Purchil’ Francisco Bruno Navarro.

Esta información podría simplificar el proceso de restauración en zonas mediterráneas secas, que habitualmente requiere largos periodos de preparación en vivero, transporte y plantación de plántulas, así como la instalación de protectores de plástico, lo que supone un mayor coste económico y logístico. Esto podría ser aplicable a amplias zonas de la provincia de Granada donde la encina es el principal árbol nativo. 

Factores para la supervivencia

Los investigadores han identificado qué elementos  influyen realmente en la supervivencia y desarrollo de las encinas:

  • Calidad inicial de la planta de vivero: Las plántulas más vigorosas tienen mayores probabilidades de enraizar y crecer con éxito.
  • Peso y tamaño de las bellotas: Las bellotas más grandes y pesadas tienen mejor capacidad germinativa y resistencia.
  • Preparación del suelo: Un terreno bien trabajado favorece la absorción de agua y nutrientes.
  • Control de la competencia con la hierba: Evitar la competencia por los recursos mejora la supervivencia de las plántulas.
  • Protección frente a herbívoros: Es preferible usar mallas de alambre en lugar de protectores microclimáticos, que pueden alterar la luz y el crecimiento. “Parece que en las dehesas las tasas de depredación de las bellotas por roedores o jabalíes es baja. Sin embargo, habría que tener esto en cuenta en ambientes más cerrados como los matorrales o los bosques. En este sentido, la protección de las bellotas con protectores de semillas ha demostrado ser bastante eficaz”, explica a la Fundación Descubre el investigador de IFAPA ‘Camino del Purchil’ Francisco Bruno Navarro

El estudio, publicado en la revista Journal of Environmental Management, y que se desarrolló en la provincia de Granada durante 5 años, comparó el crecimiento, la supervivencia y la capacidad de rebrote de plántulas de encina bajo distintos tipos de protectores: tubos plásticos cerrados, tubos mixtos, protectores de corcho, tejas y un control sin protección. En total, se sembraron 600 bellotas y se plantaron 300 plántulas de vivero. Además, se analizaron variables adicionales como el árbol madre y el peso inicial de las bellotas.

Siembra directa

Según los expertos, al emplear la siembra directa, se reducen estos pasos intermedios, disminuyendo los recursos necesarios y facilitando la implementación de proyectos a gran escala en ecosistemas degradados. 

El estudio se realizó en la finca de IFAPA ‘Camino de Purchil’ en la provincia de Granada.

En este sentido, los propietarios privados o gestores de dehesas públicas pueden planificar la repoblación de la misma con mayor éxito y los ganaderos se benefician del reabastecimiento de bellota, alimento crucial por ejemplo para el cerdo ibérico, considerado paradigma de la dehesa. “Además, las encinas prestan importantes servicios ecosistémicos y, actualmente, no se concibe este entorno sin árboles. Con la siembra directa favorecemos el desarrollo natural del sistema radicular de la encina, su raíz pivotante, lo que puede mejorar su resiliencia respecto a los nuevos escenarios climáticos que ya están aconteciendo”, comenta el investigador.

De este modo, los investigadores recomiendan la siembra directa de bellotas no solo como una estrategia eficaz para la regeneración de la dehesa, sino también como una medida preventiva para evitar la introducción de patógenos, como hongos, procedentes del vivero. 

Además, subrayan la importancia de emplear protectores adecuados que impidan la depredación por parte de animales domésticos, como cerdos, vacas u ovejas, así como de fauna silvestre, como ciervos o cabras montesas. “Para minimizar el impacto ambiental, sugieren evitar los protectores plásticos, ya que pueden alterar el microclima de la planta y generar contaminación en el entorno”, comenta Francisco Bruno Navarro.  

La siembra directa simplifica el proceso de restauración en zonas mediterráneas secas.

Al igual que en la poesía de Juan Ramón Jiménez, la naturaleza demuestra su resiliencia: cuando todo parece perdido, la raíz viva guarda el secreto para que brote una nueva rama. La clave está en comprender sus ritmos y acompañar su proceso de regeneración con ciencia y estrategias sostenibles.

Más información en #CienciaDirecta: Demuestran la ineficiencia de los protectores microclimáticos para mejorar la supervivencia y el desarrollo de las encinas


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