Sevilla /
08 de noviembre de 2019

Palabra de científico: La Academia de la Lengua explica la importancia del español en la ciencia, y viceversa

Fotografía ilustrativa de la noticia

Autoría: Jorge Molina / Fundación Descubre.

Asesoría científica: José Manuel Sánchez Ron. / Imágenes: Real Academia Española.

“Las palabras científicas que me parecen más bonitas de la lengua española son simetría, cuásar y plenilunio”, explica José Manuel Sánchez Ron, físico teórico de extraordinaria trayectoria internacional, y académico de la Lengua. La elección la revela en el marco de la exposición que ha comisariado, titulada ‘La ciencia, un patrimonio panhispánico común’, como parte del congreso de las Academias de la Lengua españolas que se celebra en Sevilla del 4 a hoy 8 de noviembre.

La muestra recoge objetos que explican la relevancia de la ciencia en el mundo hispano hablante, aunque él admite que la posible pujanza no ha cuajado en comparación con el éxito de los angloparlantes. De los 7 premios Nobel de ciencias ‘en español’, sólo 2 desarrollaron su trabajo en sus países, el español Ramón y Cajal y el argentino Bernardo Houssay. “Esto demuestra, obviamente, que las capacidades son las mismas, pero influye el entorno y el apoyo”, indica Sánchez Ron, autor de infinidad de publicaciones de divulgación científica.

Él considera pobre el papel del castellano en la creación de palabras que acabaron asentándose en el argot científico internacional. “En mi opinión, el español sobre todo ha actuado como vehículo de términos que luego se han quedado pero procedentes del árabe, como alcohol, algoritmo, álgebra… fuimos correa de transmisión”, argumenta.

Y eso no va a cambiar. Aunque recalca que nuestro idioma posee mejor “transparencia”, poniendo como ejemplo que se pronuncia como se escribe, a la postre resulta más rígido. “El inglés disfruta de mayor facilidad para crear nuevos términos; al ser más ‘basto’, y ofrecer tantas excepciones, pues no tiene normativa en conjugaciones tan racional como el nuestro, puede malearse mejor”, añade.

El dominio del inglés en el argot científico resulta un fenómeno que ya se dio antes en otros ámbitos en forma de galicismos o arabismos. Sánchez Ron es vocal para ciencia y técnica de la Academia de la Lengua, tiene un ámbito de trabajo que incluye la incorporación, y a veces adaptación al castellano, de palabras que han pasado al uso común. Es el caso de big bang, espín o stent, todas ellas incluidas, y los que vendrán.

Precisamente es la ciencia el sector que el escritor y científico considera el más prolífico en cuanto a aportación de nuevas palabras. “Eso responde a que crea nuevos conceptos e inventa procesos y artilugios que hay que nombrar”, señalando al campo de la robótica y la inteligencia artificial como el nuevo semillero de palabras para el castellano, aunque antes tengan paso por el inglés.

“Ya existen, o van a existir, más maquinas que hablan que seres humanos, y el reto se sitúa en que hablen español según las normas de la Academia, porque si no, las máquinas pervertirán el idioma”, apunta como muestra de un futuro realmente complejo, o al menos inesperado para los filólogos de hace muy pocos años.

 “Lo más peligroso de la invasión del inglés no se da en la ciencia, sino en la calle, ya vemos hasta los anuncios en ese idioma”, comenta alguien que se considera, a pesar de su currículo en universidades como Yale, Oxford y Berkeley, y entidades del rango del King´s College, CSIC, o Instituto Max Planck, mejor historiador de la ciencia que físico teórico, de ahí que le propusieran el sillón ‘g’ mayúscula de la Academia de la Lengua.

La dificultad que se adjudica al estudio de la ciencia no responde a la mejor o peor comprensión de los engranajes del idioma de turno, señala Sánchez Ron, quien esboza una sonrisa irónica cuando se le comenta cómo han envejecido los libros y películas de ciencia ficción. “La ciencia ha superado desde hace tiempo a la ciencia ficción. Orwell y su ‘1984’ provoca una sonrisa a estas alturas, porque hitos que la ciencia ha logrado no se le han ocurrido a los escritores”, afirma, dejando en el podio de los escritores que mejor han plasmado el futuro a Isaac Asimov.

Exposición

La exposición se puede visitar en la sede de Cajasol de la plaza sevillana de San Francisco hasta el 24 de noviembre. Muestra libros y objetos que nos hablan de la ciencia panhispánica, con referencias a las expediciones científicas, o el dato de los 3 elementos de la tabla periódica descubiertos por hispano parlamentes: wolframio, platino y vanadio. “Pienso que tenemos una deuda común, no hemos hecho todo lo que países con una historia tan larga deberían para el desarrollo de la ciencia”, concluye el académico José Manuel Sánchez Ron.


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