Jaén, Sevilla /
30 de marzo de 2021

Los hongos del suelo que surgieron tras el vertido en el río Guadiamar

Fotografía ilustrativa de la noticia

Autoría: Jorge Molina / Fundación Descubre

Un equipo de investigación andaluz ha comprobado que las acciones de recuperación del suelo ejecutadas en las riberas del Guadiamar (Sevilla), tras el vertido minero de 1998, aceleraron también la aparición de microorganismos asociados a las plantas que han contribuido a la más rápida revegetación de la zona. Mediante la secuenciación de ADN tomado en muestras del suelo, los expertos han identificado una extraordinaria variedad de hongos asociados a los diferentes árboles.

El mayor desastre ambiental de Andalucía lo sufrió la cuenca del sevillano río Guadiamar, cuando se rompió la madrugada del 25 de abril de 1998 la balsa que la empresa minera Boliden Apirsa tenía en la zona de Aznalcóllar. Más de 6 millones de metros cúbicos de lodos piríticos y aguas ácidas, según datos de la Junta, arrasaron a lo largo de 60 kilómetros el cauce, entrando en una zona del parque natural de Doñana. El trabajo de recuperación fue tan intenso que la zona se convirtió en Paisaje Protegido en 2003. En esta tarea de regeneración de los suelos los hongos asociados a las plantas que reforestaron la zona tuvieron un papel activo, como ha demostrado un nuevo estudio.

Toma de muestras del suelo.

Un equipo de investigación andaluz del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (IRNAS-CSIC), de la Universidad de Jaén y de la Universidad de Sevilla, junto con la Universidad de Copenhague, ha detectado casi 9.500 hongos distintos en el suelo de la cuenca del río Guadiamar afectada por la rotura de la balsa minera de Boliden Apirsa, asociados a tres de las especies vegetales usadas en la reforestación. Las nuevas técnicas de secuenciación de ADN han permitido conocer cómo se asocian tres especies de árboles con diferentes especies de hongos.

Las especies arbóreas y arbustivas influyen en los contenidos de nutrientes del suelo, por lo que la diversidad y la función de los hongos aumentan si se crea un mosaico heterogéneo de vegetación. “La importancia del estudio reside en comprobar que, a su vez, las plantas dependen de los hongos del suelo para establecerse y crecer, pues ellos transforman los recursos orgánicos a inorgánicos y así llegan a ser asimilados por los árboles”, señala a la Fundación Descubre la investigadora del grupo Uso Sostenible del Sistema Suelo-Planta (SOILPLANT), Marta Gil Martínez, primera autora del estudio ‘Soil fungal diversity and functionality are driven by plant species used in phytoremediation’, publicado en la revista Soil Biology and Biochemistry.

La recuperación del Guadiamar tuvo tres fases. En primer lugar, se retiraron los lodos contaminados tras la rotura de la presa; después, las Administraciones añadieron enmiendas biológicas y minerales –sobre todo compost y calizas- para fijar los metales pesados; y, como final, se reforestó la cuenca con millones de plantas. En 2018 los científicos de este trabajo extrajeron el material genético del suelo para conocer las comunidades de hongos en dos zonas del ahora Paisaje Protegido del Guadiamar, a 15 y 30 kilómetros de la mina. Las secuencias de ADN halladas corresponden a 9.428 hongos diferentes, y están recogidas en una base de datos internacional, como contribución relevante para conocer la biodiversidad del suelo a escala global.

Cuenca del río Guadiamar, ahora Espacio Protegido.

El estudio evidencia que arbolado y hongos se benefician mutuamente y lo precisa en tres especies arbóreas a lo largo de la zona. La simbiosis entre las plantas y los hongos se establece a través de las micorrizas, las cuales están presentes en las raíces de estas tres especies. El pino piñonero y el álamo blanco presentan asociaciones con un tipo especial de micorrizas, propiciando una mayor diversidad en suelos en comparación con el acebuche y las praderas.

Los expertos seguirán investigando qué medidas de recuperación de suelos pueden beneficiar a los ecosistemas terrestres degradados. La financiación ha correspondido al Ministerio de Ciencia e Innovación, y al Séptimo Programa Marco de la Unión Europea.

Algunas pequeñas parcelas de suelo no fueron limpiadas en el Guadiamar, con el fin de comparar cómo evolucionaba en el tiempo el terreno sin tareas de recuperación. En comparación, la diversidad de hongos de estos suelos es muy pobre. Sirven también de recordatorio de un tipo de minería que hoy se considera incompatible con la sostenibilidad y, más, en la cuenca de uno de los principales ríos vertientes a Doñana, patrimonio de la Humanidad.

Más información en #CienciaDirecta: La restauración forestal del río Guadiamar facilitó la presencia en el suelo de casi 9.500 hongos diferentes


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