Lombrices que comen microplásticos para preservar la salud de los suelos agrícolas
Un equipo de investigación de la Universidad de Almería y la Universidad Miguel Hernández de Elche (Alicante) ha demostrado que estas especies sufren daños irreparables al consumir plástico. Asimismo, el abono que producen pierde nutrientes que benefician el crecimiento de las plantas.
Hace más de 2.000 años, un agricultor romano, tras mirar largos ratos la tierra de sus cultivos, empezó a fijarse en un fenómeno curioso. ¿Estaba distraído? ¿Había notado alguna plaga en las hojas de las plantas? Lo que observaba aquel joven era el sustrato vegetal. Esto es, esas pequeñas lombrices que se retorcían sobre la tierra húmeda salpicada de hojas mustias.
Con el tiempo, se percató de que en la zona que habitaban las lombrices en los cultivos crecían mejor. Así se lo hizo saber a los otros agricultores, que pronto comenzaron a ver el potencial que tenían estos seres vivos para producir abono.
Aunque esta es una historia ficticia, Plinio El Viejo dejó constancia en su ‘Historia Natural’ de cómo los agricultores romanos empleaban el vermicomspostaje, es decir, el proceso biológico por el que las lombrices transforman a través de la digestión la materia orgánica en biofertilizante, para abonar los cultivos. Éstos las alimentaban, incluso, con vino y harina para que crecieran sanas y robustas.
En el presente, la ciencia pone de nuevo el foco sobre estos gusanos con el objetivo de combatir la contaminación de los campos agrícolas. Ejemplo de ello es el trabajo de un equipo de investigación de la Universidad de Almería y la Universidad Miguel Hernández en Elche (Alicante), que ha demostrado que los microplásticos reducen la eficacia de los biofertilizantes generados por las lombrices de tierra. Los expertos indican que estos materiales ponen en peligro la salud de estas especies y afectan a la calidad de los abonos, porque disminuye su contenido en potasio, nitrógeno y fósforo, nutrientes necesarios para potenciar el crecimiento y las defensas de las plantas.
Lombrices vs. microplásticos
En concreto, los científicos se centran en los efectos de:
– Microplásticos, del tamaño de la punta de un cabello.
– Mesoplásticos, con el diámetro aproximado de un grano de arena.
– Nanoplásticos, tan diminutos como una bacteria.
Éstos pueden encontrarse en el entorno natural y perjudican al organismo de las lombrices. Por ejemplo, afectan a agentes de su organismo como las neuronas y la microbiota intestinal. “Este hallazgo es el primer paso para poder identificar qué microorganismos entran en acción para biodegradar los microplásticos y establecer si podemos potenciarlos para que, en el futuro, las lombrices puedan eliminarlos del sustrato y producir, al mismo tiempo, abono rico en nutrientes”, explica a la Fundación Descubre la investigadora de la Universidad de Almería María José López.
Pero, ¿por qué es necesario retirar los microplásticos del abono de los cultivos? La respuesta es que son contaminantes ambientales que pueden tener efectos negativos sobre los ecosistemas agrícolas y los alimentos producidos en esos suelos. Los encargados de eliminarlos del medio natural son microorganismos como hongos y bacterias que pueden “romper” las moléculas de este contaminante y digerirlo con el tiempo. Pero si los microplásticos se encuentran en el sustrato de los cultivos, éstos pueden adsorberlos. “Aunque la transferencia de estos contaminantes en la cadena trófica todavía se está estudiando, sí se ha demostrado que los microplásticos pueden acumularse en los tejidos animales y provocar efectos nocivos”, añade María José López.
Salud de los suelos
En su trabajo, publicado en Environmental Pollution, los expertos analizaron cómo cinco variedades de plástico diferente afectan a la variedad Eisenia fetida, un organismo modelo que se emplea habitualmente en el ámbito de la investigación y que se utiliza en el vermicompostaje.
Así los expertos concluyeron, por un lado, que las lombrices sufrieron pérdida de peso y que sus tejidos fueron perdiendo la capacidad de regenerarse durante el tiempo que duró el experimento hasta que finalmente murieron. Por otro lado, el biofertilizante que produjeron fue más pobre en nutrientes como el fósforo, potasio y nitrógeno, perdiendo así calidad.
De este modo, los expertos establecen las bases para el desarrollo de futuras investigaciones que potencien la capacidad de las lombrices para eliminar microplásticos del medio natural. Así, se abre la puerta al desarrollo de soluciones que preserven la salud de los suelos y promuevan la sostenibilidad agrícola.
Más información en #CienciaDirecta: Los microplásticos reducen la eficacia de los biofertilizantes generados por lombrices
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