Mercedes Becerra, licenciada en Ciencias Ambientales: «La investigación, y todo lo que conlleva, es mi pasión»
Mercedes Becerra, natural de Sevilla (1983), se licenció en Ciencias Ambientales en la Universidad de Huelva en el año 2007 y más de un lustro después, en 2013, se doctoró en el Departamento de Química y Ciencia de los Materiales de la misma universidad. Tras diferentes estancias de tres meses en Lecce (Italia) y Virginia (Estados Unidos), Mercedes cruzó el ‘charco’ para incorporarse como científica en la Universidad de Chile con el objetivo de investigar determinados elementos químicos, como los disruptores endocrinos (EDC), que están presentes en los productos de consumo y, por tanto, en la vida cotidiana de las personas.
¿Por qué la Universidad de Chile?
Inicialmente vine porque mi marido, Manuel Caraballo (también andaluz como yo), logró una plaza de profesor asistente en el Departamento de Ingeniería de Minas de la Universidad de Chile y debía incorporarse en enero de 2014. Yo terminé mi doctorado en julio de 2013, y tras una estancia en Virginia (USA), cuando regresé a España en noviembre decidí continuar mi carrera investigadora y en Chile existía una convocatoria nacional de proyectos postdoctorales a la que podía concursar al poco tiempo de llegar y con posibilidades de ganarla. Hicimos las maletas y no dudamos en venirnos a conocer un poco más de mundo.
¿Qué investigación estás desarrollando ahora?
Investigo en nuevos métodos de extracción y determinación de compuestos disruptores endocrinos (EDC). Aunque su producción y uso están regulados en el caso de algunos EDC, muchos de estos compuestos químicos son todavía utilizados en una amplia gama de productos de consumo.
¿Cómo pueden afectar estos compuestos a las personas?
Muchos estudios han detectado ‘biomarcadores’ de estos compuestos en más del 75% de la población general. Son sustancias que interfieren en la síntesis, secreción, transporte, acción o excreción de hormonas naturales en el cuerpo, provocando como resultado anomalías en el desarrollo reproductivo. Por ello, la evaluación y regulación de la exposición humana (fuentes y dosis) a los EDC resulta de gran importancia para la salud pública.
¿Cómo es una jornada normal de trabajo?
La verdad es que se considera trabajo porque es remunerado, pero investigar, y todo lo que conlleva, es mi pasión, mi hobby. Tengo la suerte de trabajar en la mejor universidad del país, con grandes profesionales y en un ambiente laboral relajado, cómodo y realmente muy divertido. El grupo de trabajo del profesor Pablo Richter está formado por un amplio grupo de investigadores, doctorandos, estudiantes de máster, etc., lo que le da una vida al laboratorio que hace que siempre llegue uno con ganas de trabajar y compartir buenos ratos. Además, como este proyecto es muy diferente de lo que fue mi doctorado, gracias a ellos, aprendo y crezco cada día a nivel personal y profesional.
¿Existen diferencias entre investigar en Chile en comparación con España?
Chile es un país emergente que actualmente está apostando intensamente por el desarrollo, la investigación y la formación. Por ello, existen múltiples opciones para investigar en él porque hay numerosas convocatorias de proyectos a los que se puede postular que, si los consigues, tienes un buen respaldo personal y profesional para realizar numerosos trabajos. Es un gran privilegio poder investigar aquí gracias a las múltiples opciones que existen.
¿Qué anécdotas describen tu día a día?
El desafío mayor es subirse al metro en las mañanas… ¡Es imposible! ¡Siempre está lleno! Por suerte, ahora tengo una moto y todo es mucho, mucho más cómodo. Afortunadamente aquí el idioma no es un problema, aunque existen millones de palabras, desconocidas para los españoles, que te hacen sentirte a veces como si estuvieras en USA. Así como palabras con un significado opuesto al que nosotros le damos; por ejemplo, “seco” aquí es alguien excepcional, y en España es todo lo contrario, es alguien frío, distante… ¡seco! A veces es una auténtica odisea entenderse.
¿Y el principal reto?
Estar lejos de la familia y amigos; Whatsapp y Skype son unos de mis mejores aliados, pero siempre estoy contando los días para poder volver a abrazarlos. Una cena en casa, un café con amigos, conocer a nuevos sobrinos y sobrinas, y una cerveza con gambas en el bar de abajo de casa solo puedes hacerlo una o dos ocasiones, y es realmente complicado a veces, pero cuando vas, y sientes ese cariño andaluz, son los mejores y más valiosos días del año.
¿Qué te apasiona más de trabajar en Chile?
Las opciones de trabajo y de futuro que hay. Existe una gran actitud por avanzar, crecer y ser mejores, y afortunadamente, se contagia. Finalmente, mis compañeros, hacen del ambiente de trabajo una maravilla.
¿Cómo es su cultura?
Algo que me ha llamado la atención es que las personas son muy, muy pacientes, educadas y respetuosas. La comida es bastante diferente, les apasiona la palta (aguacate) y el choclo (maíz). Como vivo en Santiago, tengo la suerte de que hay una amplia variedad de lugares donde ir a comer súper bien, no es barato, pero se come muy bien.
¿Te adaptas?
El problema es que Santiago es una ciudad de más de seis millones de habitantes, y yo soy sevillana, no me acostumbro a estas distancias, a que todo esté siempre lleno, y a los atascos en el coche que para librarme de ellos, me tengo que levantar a las seis de la mañana, o antes. Pero supongo que es algo normal de una gran ciudad.
¿Qué te ha impresionado más del país?
Este pasado mes de febrero he tenido vacaciones y he podido viajar y conocer un poco más el país. Los paisajes que hay en San Pedro de Atacama (Norte de Chile) y sobre todo el Parque Nacional Torres del Paine (Puerto Natales, Sur de Chile) son de los lugares más impresionantes que he conocido. En las Torres del Paine se hacen senderos para conocer el lugar, no existe teléfono ni internet, te alojas en albergues o en tiendas de campaña y vives una experiencia inolvidable. Estoy deseando volver.
¿Haces gala de andaluza cuándo estás fuera?
Teniendo en cuenta que ya he hecho escuchar en el laboratorio tanto sevillanas como rumbas, bulerías, y sobre todo mucho carnaval gaditano… Sí, hago gala de andaluza. Igualmente, las personas tienen mucha curiosidad y me preguntan a menudo por costumbres, comidas, tradiciones, etc.
¿Hay muchos andaluces trabajando allí?
Hay muchos españoles en general, pero andaluces, en concreto, tengo dos amigos que se vinieron a buscar suerte y parece que la encontraron. Nos vemos los fines de semana y descansamos juntos del trabajo. Aquí son 45 horas semanales, ¡y se nota!
¿Qué has aprendido de vivir y trabajar en el extranjero?
Todo tiene arreglo y absolutamente nada material tiene valor alguno. Puede parecer tópico, pero en este país suelen suceder grandes desastres naturales (terremotos, tsunamis, volcanes activos, incendios, etc.) de los que la gente sale gracias a la solidaridad del resto. Pierden casa, coche, etc., pero si la familia está bien, no pierden la sonrisa y las ganas. El poder de la solidaridad…
¿Recomiendas vivir una experiencia similar?
Sin duda. Es una experiencia única que te enriquece gratamente. Aprendes que se puede hacer lo mismo de varias maneras diferentes, que estabas equivocada en más de una afirmación, y te proporciona una visión de mundo incomparable, sobre todo muy aconsejable en investigación.
¿Cuáles son tus perspectivas de futuro?
Mi intención es seguir avanzando en investigación, tras esta etapa postdoctoral me gustaría optar a alguna plaza de profesora de universidad y así además comenzar con la parte docente que también me interesa mucho. Habrá que trabajar duro para no perder el tren, que va bien rápido.
Suscríbete a nuestra newsletter
y recibe el mejor contenido de i+Descubre directo a tu email