Hay un cuento popular que narra cómo un príncipe buscaba a una verdadera princesa de entre todas las mujeres de su reino utilizando un guisante. No sabemos si Mendel se inspiró en esa historia para observar esta esférica leguminosa y seleccionar los mejores progenitores para obtener una característica concreta de ella. Lo que sí sabemos es que logró el éxito para encontrar al perfecto candidato en su búsqueda de la singularidad, igual que halló el príncipe de Andersen a su amada.

Fieles al cultivo que originó todo el auge de la genética que hoy vivimos, un equipo de investigación del Instituto de Agricultura Sostenible del CSIC en Córdoba, la Universidad Católica Portuguesa y la Universidad Agrícola de Wageningen (Holanda) estudia la respuesta que los guisantes adoptan frente a la sequía para crear nuevas variedades mejor adaptadas, que permitan su productividad ante el cambio climático. 

El investigador del IAS Diego Rubiales, autor del artículo.

La irregularidad de lluvias y la subida de temperaturas supone grandes pérdidas para la agricultura de secano, como es el caso de este cultivo. Así, en un trabajo publicado en la revista Annals of Applied Biology los investigadores intentan localizar variedades que les permitan mantenerse con un menor consumo hídrico y que soporten mejor las consecuencias de la situación climática actual.

Los resultados del trabajo sientan las bases para la mejora genética de las variedades de guisantes en futuros programas. “Esto permitirá diseñar plantas que puedan resistir el estrés hídrico y tener un rendimiento económico satisfactorio», indica a la Fundación Descubre el investigador del IAS Diego Rubiales, autor del artículo.

Guisantes con resistencia

Los trabajos realizados han incluido las bases fisiológicas, bioquímicas y morfológicas de estas leguminosas, incluyendo todo tipo de genotipos de guisante, tanto seco, hortícola y forrajero, como especies silvestres relacionadas. Para ello, han analizado la literatura existente en relación a los posibles efectos en la planta por el estrés hídrico. Así, han descrito los cambios que se producen en sus funciones, en su anatomía, los compuestos que se activan o desactivan y los genes que se relacionan con estas respuestas.

También han catalogado las colecciones de los bancos nacionales de semillas de algunos países en todo el mundo para determinar los recursos genéticos disponibles y las herramientas genómicas para su mejoramiento en la adaptación a la sequía.

Los investigadores intentan localizar variedades de cultivo que permitan mantenerse con un menor consumo hídrico y que soporten mejor las consecuencias de la situación climática actual.

Asimismo, han revisado las estrategias para la mejora de las semillas en relación a la tolerancia a la sequía asegurando una buena productividad del grano comparándola con otras leguminosas ya estudiadas. La investigación de estos resultados para la expresión o silenciamiento de varios genes que responden a la falta de agua puede facilitar una mejor adaptación y un mayor rendimiento de granos en guisantes para estudios posteriores.

De esta manera, al conocer las bases genéticas tanto de la tolerancia a la sequía como de los mecanismos de acción ante ella, se pueden diseñar nuevas variedades que cubran las necesidades actuales. Según los autores, este estudio supone uno de los trabajos más completos realizados hasta el momento en guisantes.

En este caso, no es la legumbre bajo el colchón quien revela la autenticidad de la princesa, sino que se descubre la riqueza de la biodiversidad y la evolución de la genética. A medida que se van mejorando variedades de cultivo, contribuimos a la preservación de las especies, que se van adaptando a las nuevas circunstancias que el cambio climático nos trae.

Más información en #CienciaDirecta: Un equipo de investigadores internacionales identifica resistencia a la sequía en guisante