Interruptores para activar la reparación del cerebro
Un equipo de investigadores andaluces ha iniciado los trabajos preclínicos para diseñar medicamentos que permitan la aparición de nuevas neuronas en zonas con daño cerebral adquirido. En concreto, los científicos prueban el uso de sustancias aisladas de plantas y su efecto sobre ciertas proteínas que actúan a modo de mecanismos que se activan o desactivan para crear (o no) un entorno propicio a la regeneración neuronal.
Los ictus cerebrales o los traumatismos craneales graves tienen en común una pérdida irreversible de neuronas. Algo que puede afectar a cuestiones como la memoria, el movimiento o la personalidad. Reparar un cerebro dañado implica sustituir las neuronas muertas por otras nuevas, pero no mediante división celular como ocurre en otros órganos como el hígado. Se necesitan células madre neurales.
Pese a lo que se creía hace solo algunas décadas, el cerebro adulto se regenera. “Con un entorno adecuado se pueden crear neuronas, pero este solo existe en determinadas regiones llamadas neurogénicas”, señala, en declaraciones a la Fundación Descubre, la investigadora Carmen Castro, del Área de Fisiología de la Universidad de Cádiz (UCA). Estas son dos: la zona subventricular y el giro dentado del hipocampo.
La inflamación que se produce en el cerebro ante, por ejemplo, un fuerte golpe impide que este mecanismo de reparación se ponga en marcha. Ante este reto, un grupo de investigadores de las universidades de Cádiz y Sevilla han identificado proteínas diana que abren la puerta al desarrollo de fármacos dirigidos a regenerar estas zonas lesionadas del cerebro.
Estos expertos trabajan en un ensayo preclínico, en el que prueban sustancias aisladas de algunas plantas para favorecer el nacimiento de nuevas neuronas. El centro de atención es la familia de las quinasas, unas enzimas que actúan en el organismo como interruptores que ‘encienden’ o ‘apagan’ la actividad de otras moléculas. Cerca de 500 genes sintetizan las distintas formas de las quinasas, las cuales están implicadas en procesos como el crecimiento o la regulación de la insulina.
El estudio se desarrolla con la proteína quinasa C y su relación con el sistema de regeneración neural del propio organismo. Mediante la acción de algunas de sus enzimas, son capaces de crear un contexto favorable para la reparación del cerebro. Para ello, prueban ciertos extractos químicos (diterpenos) de plantas del género Euphorbia para atender pequeñas lesiones en ratones.
Su papel es estimular la actividad de las quinasas de tipo C de modo que favorezca la creación de neuronas nuevas, sin que ello tenga efectos secundarios como la aparición de tumores. Posteriormente, estos investigadores miden su capacidad de comunicación mediante estímulos eléctricos para valorar el éxito y la evolución del área afectada.
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