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16 de diciembre de 2019

El nuevo acuerdo verde europeo no convence a todos

Fotografía ilustrativa de la noticia

Tras el anuncio del European Green Deal, las reacciones no se han hecho esperar en la COP25. El objetivo de Europa es lograr la neutralidad climática para 2050 a través de una economía más sostenible. Sin embargo, los ecologistas critican que haya dejado de lado la crisis de la biodiversidad en el continente.

En la recta final de la cumbre del clima, los países se apuran en formalizar sus compromisos en la lucha climática. La Unión Europea llevaba varios meses anunciando su gran pacto por el clima: el European Green Deal y ayer por la tarde lo hizo oficial en Bruselas. Esta hoja de ruta tiene entre sus objetivos una economía limpia, circular y sostenible, revertir la pérdida de biodiversidad, reducir la contaminación y hacer que la transición sea justa e inclusiva para sus ciudadanos.

El nuevo pacto europeo promueve una economías más sostenible y limpia en el continente. / Pixabay

“El acuerdo verde europeo es nuestra nueva estrategia de crecimiento, que devuelva más de lo que quita. Muestra cómo transformar nuestra forma de vivir, trabajar, producir y consumir para que vivamos de manera más saludable y hagamos que nuestros negocios sean innovadores”, declaró la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

El nuevo pacto, que cubre todos los sectores de la economía, especialmente el transporte, la energía, la agricultura, los edificios y las industrias como el acero, el cemento, las TIC, los textiles y los productos químicos, pretende convertir a Europa en el primer continente neutral para 2050. Para ello, la CE presentará en un plazo de cien días la primera Ley Europea del Clima.

“El acuerdo nos ayuda a ganar coherencia en nuestra políticas domésticas y exteriores de la UE. Es una excelente noticia que puede ayudarnos mucho no solo a generar confianza sobre el grado de ambición, transversalidad y profundidad de las políticas de acción climática, sino generar entornos favorables de socios que se animen a hacer lo mismo”, ha subrayado Teresa Ribera, ministra para la Transición Ecológica en funciones, tras el anuncio.

Para lograr la ambición climática y ambiental, Europa presentará la Estrategia de Biodiversidad para 2030, la nueva Estrategia Industrial y el Plan de Acción de Economía Circular, la Estrategia de la ‘granja a la mesa’ para alimentos sostenibles y propuestas para una Europa libre de contaminación.

“Todos podemos participar en la transición y todos podemos beneficiarnos de las oportunidades. Ayudaremos a nuestra economía a ser líder global moviéndonos primero y rápido. Estamos decididos a tener éxito por el bien de este planeta y la vida en él, por el patrimonio natural de Europa, por la biodiversidad, por nuestros bosques y mares. Al mostrarle al resto del mundo cómo ser sostenible y competitivo, podemos convencer a otros países de que se ‘muden’ con nosotros”, añadió la presidenta de la CE.

En marzo de 2020, la Comisión lanzará un Pacto Climático para dar a los ciudadanos una voz y un papel en el diseño de nuevas acciones, el intercambio de información, el lanzamiento de actividades de base y soluciones de exhibición que otros puedan seguir.

Un sabor agridulce

Aunque este buque insignia europeo satisface a la mayoría de los sectores, la presión sobre los diferentes países europeos sigue siendo constante, sobre todo en un momento donde las negociaciones en la COP25 parecen estancadas. Tanto una parte de los eurodiputados como las organizaciones civiles exigen mayores medidas de cumplimento estos objetivos.

“El acuerdo verde no debería traer nuevos trámites burocráticos”, sino conducir a la movilización de la sociedad, han señalado desde la Cámara de Bruselas, donde también se pidió que la ambición de la UE para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero se plantee en la próxima ley climática.

“La prueba para el acuerdo verde europeo es saber si aportará la acción urgente y ambiciosa que se necesita para responder a la crisis climática. Las recientes inundaciones en África oriental muestran que millones de personas en los países más expuestos a la emergencia climática ya están pagando el precio de las emisiones globales”, ha recordado Marc-Olivier Herman, líder de la política de justicia económica de la UE de Oxfam Intermón.

Otro aspecto que preocupa a los ecologistas es la situación de la biodiversidad en este nuevo pacto. “No plantea, por ejemplo, la necesidad de proteger nuevas áreas ni en tierra ni en el ámbito marino y pese a que la ONU ha declarado la próxima década como la de la restauración, el texto no indica objetivos ni la forma en la que hará que los Estados miembro la lleven a cabo, aunque sí deja la puerta abierta a una nueva legislación específica para conseguirlo”, han manifestado desde SEO/BirdLife.

“La biodiversidad tendrá que seguir esperando. A pesar de la incontestable crisis ecológica, la naturaleza vuelve a quedarse atrás en este nuevo acuerdo europeo que nos deja con un sabor agridulce. Quizás la nueva estrategia de biodiversidad prevista para marzo de 2020 se convierta en su última oportunidad”, ha afirmado Asunción Ruiz, directora ejecutiva de esta organización.


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