El estudio del genoma bacteriano, aliado para combatir a la plaga Xylella fastidiosa
Un equipo de investigación liderado por científicos del Instituto de Agricultura Sostenible (IAS-CSIC) ha estudiado las alteraciones que produce este agente patógeno en los cultivos. Los investigadores se centran en esta bacteria para comprobar cómo interactúa con otros microorganismos de la planta y por qué es perjudicial para algunos vegetales y para otros no.
Uno de los cuadros que mejor retrata los efectos devastadores de una epidemia es ‘El triunfo de la Muerte’ (1562-1563) del pintor belga Pieter Brueghel ‘el Viejo’. En la obra, se observa a las huestes de la Muerte destruyendo un mundo en llamas y sin esperanza. Se trata de una representación alegórica de una de las grandes enfermedades que asoló a la humanidad durante la Edad Media: la peste negra.
Aunque hace poco el mundo revivió con la COVID-19 el terror que Pieter Brueghel ‘el Viejo’ trataba de plasmar en su obra, los colores ocres y la tierra yerma del cuadro continúan reflejando en la actualidad otro tipo de epidemias: las que ocurren en el reino vegetal.
Los árboles secos y ramajes desnudos recuerdan a los efectos que causan en los cultivos bacterias patógenas como la Xylella fastidiosa, considerada plaga prioritaria en Europa al no existir un método de control efectivo para erradicarla. En el estudio de este microorganismo se centra un equipo de investigación internacional y multidisciplinar del Instituto de Agricultura Sostenible (IAS-CSIC), el Instituto para la Protección Sostenible de las Plantas (IPSP, Italia) y el Biocentro LMU de Munich (Alemania), que propone el análisis genético de la plaga para combatir sus efectos.
En España, se ha detectado esta bacteria en especies silvestres y cultivos de Alicante e Islas Baleares. Aunque se estima que reside en más de 500 especies europeas, tan solo produce enfermedades graves en ciertos cultivos como el olivo, el almendro y la viña. Los investigadores apuntan que analizar el genoma de esta bacteria podría ayudar a predecir qué cultivos serán susceptibles a sus efectos adversos en áreas geográficas concretas.
Cuando este microorganismo coloniza el xilema del árbol -una especie de sistema sanguíneo en el tejido vegetal-, bloquea el transporte de agua, minerales y nutrientes desde la raíz al tallo y las hojas. Así, el huésped infectado se seca y muere. “Sin embargo, hay plantas que se infectan con Xylella fastidiosa y no desarrollan la enfermedad. Estos casos ocurren cuando la bacteria se encuentra en movimiento y no produce taponamientos en el xilema. Aún se desconoce con certeza por qué ocurre esto” explica a la Fundación Descubre la investigadora del Instituto de Agricultura Sostenible (IAS-CSIC) Blanca Landa.
En el artículo publicado en New Phytologist, los expertos concluyeron que la principal laguna de las investigaciones previas sobre la bacteria Xylella fastidiosa era la falta de datos sobre su genoma y cómo la planta activa su ‘sistema inmune’ para combatirla. Además, apuntan que hasta el momento hay pocos trabajos científicos que recogen los cambios que se produce en el microbioma, es decir, con otros microorganismos de la planta que también habitan el xilema, durante el proceso de infección de la planta. “El estudio de la genética de esta bacteria y cómo interacciona con el microbioma interno de su huésped nos ayudaría a comprender cuáles son los cambios que existen entre cepas, su virulencia y cómo reaccionarían al colonizar distintas especies vegetales” añade Blanca Landa.
De igual modo que Pieter Brueghel ‘el Viejo’ retrataba un escenario de devastación y enfermedad con un ejército de esqueletos, tierra de aspecto estéril y la Muerte cabalgando sobre un caballo carmesí, las fotografías actuales de muchos olivares afectados con Xylella fastidiosa podrían reproducir el abanico cromático del pintor.
Un destino yermo que el grupo Fitopatología de Sistemas Agrícolas Sostenibles (IAS-CSIC) trata de combatir con el estudio de esta bacteria. Así, su propuesta se postula como la esperanza sólo presente en esos amantes de la parte baja derecha del óleo, aislados de la destrucción en su pequeña porción de vergel, donde no existe la muerte.
Más información en #CienciaDirecta: Proponen el análisis genético de una bacteria patógena del olivar para combatir sus efectos
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