Huelva, Sevilla /
23 de febrero de 2022

El dilema de las hembras de papamoscas: fidelidad de su pareja en el presente o herencia de unos genes ‘sexys’ en el futuro

Fotografía ilustrativa de la noticia

Autoría: Carolina Moya / Fundación Descubre

Investigadores andaluces demuestran que la poligamia en esta especie de ave insectívora es una característica dinámica y cambia a lo largo de su vida. Cuando hay buenas condiciones para la cría pueden aparearse con un macho que ya tiene otra pareja, a pesar del elevado coste que tiene esta situación reproductiva en su supervivencia, para asegurar la transmisión de unos genes fuertes a su descendencia.

Ser monógamo o polígamo no es una cuestión baladí para ciertas especies. A veces, tiene implicaciones en su supervivencia y en su descendencia. Es el caso de las hembras de papamoscas cerrojillo. Este pequeño pájaro insectívoro migratorio anida en agujeros y cuenta con cuidado biparental de los polluelos. El cortejo comienza cuando los machos llegan a las áreas de reproducción, buscan un sitio para anidar, compiten por su posesión, lo defienden de los intrusos, atraen y se aparean con una hembra. Más tarde, brindan cuidados a sus crías alimentándolas y defendiéndolas.

Este pájaro es generalmente monógamo pero varía a lo largo de su vida.

La especie es generalmente monógama pero, después de aparearse con una hembra (que se convierte en la principal), algunos machos ocupan otra cavidad y atraen a una segunda, volviéndose socialmente polígamos. Éstos apenas ofrecen cuidado parental a sus crías secundarias, lo que reduce el éxito reproductivo en esos nidos.

Sin embargo, en la Sierra Norte de Madrid los científicos se percataron de que las condiciones reproductivas de la población variaban según el año. Tras tres décadas de estudio de esta ave en ese entorno, investigadores de la Universidad de Huelva, de la Estación Biológica de Doñana (CSIC), del Instituto Pirenaico de Ecología (CSIC-Jaca) y el Instituto de Ecología y Botánica de Hungría comprobaron que había periodos donde las papamoscas eran más proclives a aparearse con machos que ya tenían otro nido, a pesar del inconveniente de no contar con su ayuda en la crianza.

¿Qué llevaba a las hembras a elegir esta situación reproductiva de desventaja? El estudio apunta causas individuales y ambientales, así como un complejo equilibrio de rentabilidad presente o futura. Por un lado, las papamoscas aceptarán a un macho polígamo si el beneficio de aparearse con él le proporciona genes de alta calidad o recursos de cría y supera el coste de compartir la asistencia en el cuidado de los polluelos. Es decir, la hembra renuncia a tener el apoyo en la crianza actual, porque apuesta por una pareja compartida, con unos atributos deseables que perdurarán en sus hijos.

Si suponemos que las papamoscas tomaran esta decisión, se encontraría con el dilema de elegir si contar con el cuidado de su pareja en el presente o la pervivencia de unos genes fuertes en el futuro. “Es la denominada hipótesis del hijo sexy según la cual la hembra aceptaría un macho poligínico como pareja porque los hijos machos heredarían su atractivo, garantizando muchos nietos y contrabalanceando la pérdida en supervivencia de la hembra”, resume a la Fundación Descubre el investigador de la Universidad de Huelva Simone Santoro, uno de los autores del artículo.

El investigador de la Universidad de Huelva Simone Santoro, uno de losresponsables de este trabajo de investigación.

Por otro lado, en esta apuesta por el futuro de su descendencia, también influirían las condiciones ambientales actuales. Así, en años de abundancia de alimento, cuando el sustento está asegurado, no necesita tanto la participación del macho en la crianza y se sacrifica menos para asegurar la supervivencia de su prole, con lo que puede elegir un macho que ya tiene otra pareja principal, a pesar del coste que suele tener esta situación reproductiva.

En cualquiera de las dos opciones, suele haber un coste, presente o futuro, para la hembra, pero no para el macho. “A lo largo del estudio, las papamoscas monógamas tuvieron una tasa media de supervivencia más alta que las polígamas excepto cuando había más parejas polígamas debido, probablemente, a las mejores condiciones de cría. Sin embargo, no hubo diferencia en la supervivencia entre machos poligámicos y monógamos”, detalla.

Poligamia fluctuante

Los resultados de este estudio publicado en la revista Scientific Reports apuntan que la situación de poligamia no es fija a lo largo de la vida de esta especie y ayudan a comprender la dinámica de poblaciones y su influencia en el ecosistema en un determinado entorno, en este caso la Sierra Norte de Madrid.

Ejemplar de papamoscas cerrojillo. Foto: David Ochoa.

Los investigadores lo definen como ‘hipótesis del umbral de poligamia fluctuante (FPT). De esta forma, unas condiciones ambientales favorables mejoran la situación reproductiva de las hembras. De ahí, que los costes de compartir pareja serán bajos y están más dispuestas a aceptar un macho ya apareado.

En cualquier caso, el éxito reproductivo de la hembra es un complejo equilibrio de costes y beneficios que mudan de un año a otro. Un elemento que siempre influirá en su supervivencia. No obstante, el motor de la evolución es la capacidad de transmitir genes, así que la hembra debe evaluar si apuesta por el bienestar en el presente o una descendencia ‘sexy’ y fuerte donde sus nietos recojan los beneficios genéticos de su sacrificio actual.

Más información en #CienciaDirecta: Las hembras del ave papamoscas aceptan ser polígamas cuando las condiciones ambientales son favorables


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