Los anfibios se ‘mudan’ a las altas montañas en busca de temperaturas más frescas
Este estudio, en el que participan investigadores de la Estación Biológica de Doñana y la Universidad de Granada, sus autores han analizado una base de datos recopilada por la Asociación Herpetológica Española, que recoge información sobre la presencia de anfibios en toda la Península Ibérica, desde el año 1901 hasta 2015. Señalan que los anfibios de la Península Ibérica viven hoy en condiciones de temperaturas más cálidas que representan un riesgo para su conservación.
Un equipo con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha comprobado que los anfibios de la Península Ibérica están ocupando a día de hoy zonas de montaña más altas que en el siglo pasado, en búsqueda de temperaturas más frescas; hecho que podría ser consecuencia del cambio climático. El estudio, en el que también han participado las universidades de Granada y Barcelona, ha sido publicado en el último número de la revista Climatic Change.
Urtzi Enriquez-Urzelai, autor principal del estudio e investigador de la Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad, centro mixto de la Universidad de Oviedo, el CSIC y el Principado de Asturias, señala que los anfibios son animales particularmente sensibles al cambio climático. Temperaturas demasiado altas o cambios en el patrón de precipitaciones pueden ser letales o afectar a su éxito reproductivo. Por su parte, Nicola Bernardo, coautor del artículo e investigador predoctoral de la Estación Biológica de Doñana (EBD), centro del CSIC en Sevilla, añade que si las condiciones climáticas cambian rápidamente y las especies no consiguen ni adaptarse ni desplazarse hasta sitios más idóneos, puede traducirse en una disminución del número de individuos y en la posibilidad de que dichas especies entren en un vórtice de extinción a nivel local.
Los autores del estudio han analizado una base de datos recopilada por la Asociación Herpetológica Española, que recoge información sobre la presencia de anfibios en toda la Península Ibérica, desde el año 1901 hasta 2015, con el objetivo de determinar si ha habido algún cambio en la distribución de las especies o en las condiciones climáticas dentro de su rango de distribución a lo largo de ese periodo de tiempo.
Los resultados demuestran que las temperaturas han ido aumentando en la península, las especies de anfibios han ido ocupando zonas de mayor altitud, es decir, de alta montaña, en búsqueda de temperaturas más frescas. Según explica Gregorio Moreno-Rueda, profesor de la Universidad de Granada, subir a zonas de montaña más altas puede representar una rápida respuesta al cambio climático para las especies que noconsiguen desplazarse hacia latitudes con temperaturas y precipitaciones más favorables. Es el caso de los anfibios ibéricos, que ven limitados sus desplazamientos hacia el norte de la península por barreras geográficas como el mar y los Pirineos.
Sin embargo, los investigadores aseguran que ese desplazamiento hacia arriba podría no ser suficiente para escapar al cambio climático. De hecho, los resultados también indican que gran parte de los anfibios viven hoy en día en condiciones climáticas diferentes respecto a las del siglo pasado. “Los microclimas fríos de las zonas de alta montaña están desapareciendo con el cambio climático, por lo que esa dirección podría llevar a un camino sin salida”, señala Enriquez-Urzelai.
Este estudio se suma a la gran cantidad de investigaciones que señalan al cambio climático como un importante factor de amenaza para la conservación de la biodiversidad. “No sabemos en qué medida las poblaciones de anfibios serán capaces de sobrevivir en estas nuevas condiciones climáticas o de mudarse a sitios más favorables”, añaden Albert Montori y Gustavo Llorente, también coautores del estudio e investigadores de la Universidad de Barcelona, que añaden, además, que es necesario seguir monitoreando los cambios tanto en la distribución de estos animales como de las condiciones climáticas del entorno en el que viven, a fin de intentar identificar las poblaciones en riesgo lo antes posible y aplicar medidas de conservación adecuadas.
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