Los distintos ritmos y frecuencias del sonido generan una variedad de emociones. Por ello, se asocian diferentes temas musicales a cada ocasión. También los hay destinados a hablar sobre el ámbito científico. El cuarteto granadino Barber´s Science, la Astrozarzuela o las composiciones de Jorge Drexler son algunos de los ejemplos que relacionan notas de música con la inspiración científica.
La música está presente en los actos y celebraciones de las distintas comunidades que han poblado históricamente la Tierra. ¿Qué tienen en común todas ellas? Provocan respuestas emocionales. No obstante, cada una de éstas logra generar una emoción u otra. Así, por ejemplo, la melodía de una nana cantada o tarareada provoca que un bebé logre quedarse dormido. Por el contrario, las marchas militares son empleadas para engrandecer la moral de los ejércitos. Se trata de dos ritmos muy alejados entre sí. Desde el punto de vista musical el primero sería un 3×4, el segundo, un 2×4.
Según la profesora titular del área de Fisiología de la Universidad de Sevilla, Susana Gaytán, la interpretación de estos sonidos depende de las frecuencias y los ritmos que son percibidos por el oído y modificados posteriormente por el cerebro humano encargado de relacionarlos con una determinada sensación. En este sentido, no se percibe de igual manera la voz de una madre que el sonido agudo de una tiza al rozar contra una pizarra. En esta identificación participan distintas áreas cerebrales como el sistema límbico, que es la parte que regula las emociones, o la amígdala, que forma parte de esta estructura y está encargada principalmente de modular el miedo o el placer.
Además, en la reacción musical influye la experiencia previa. De hecho, investigaciones del instituto alemán Max Planck han permitido comprobar que la identificación de una melodía, incluso la cantada, está asociada a la activación de regiones específicas relacionadas con la memoria, en concreto, con el hipocampo. “Se ha descubierto que las personas que padecen Alzheimer solo reactivan su memoria ante canciones que le resultan familiares. De este modo, se ha demostrado que hay áreas del cerebro que recuerdan de manera intensa aquello que se considera una melodía”, señala Gaytán.
Explicar la ciencia con canciones
Al igual que los ritmos y las melodías funcionan para reactivar la memoria, la música puede ser una buena manera de comprender la ciencia. Esa fue la idea que hizo al doctor en Tecnologías de la Información y la Comunicación de la Universidad de Granada, Francisco Martínez, crear un cuarteto de divulgación musical de conceptos científicos.
La idea nació en 2019 cuando la Fundación Descubre preguntó a los investigadores andaluces, con motivo del Año Internacional de la Tabla Periódica, cuáles eran sus elementos favoritos. En ese momento, a este ingeniero se le ocurrió componer una canción para describir uno de estos, el silicio. Esto trascendió y le llevó a formar un grupo con otros tres compañeros del Coro de Ciencias de Granada para actuar en el evento Pint of Science 2019.
Barber´s Science es el cuarteto que está integrado por Francisco Martínez, ingeniero en telecomunicaciones, por Diego Salagre, que es bioquímico, Alberto Pérez, licenciado en Geografía y por un profesor de música, Ángel Estero. Sus canciones están inspiradas en las composiciones de principios de los años 20. Además, cuenta con un protagonista, John Moretropier, que es un personaje ficticio inventado por los integrantes. Éste supuesto científico nacido a finales del siglo XIX fue, teóricamente, el encargado de inventar este tipo de divulgación científica desde Estados Unidos.
Sus tres primeros temas estuvieron relacionados con la química, entre las que destacan la ‘Canción del Silicio’. Éstas le sirvieron para introducirse en el mundo del espectáculo a través de visitas a programas televisivos como Boom, un concurso de Antena Tres, o Got Talent, en Telecinco, en el que consiguieron un pase directo a la semifinal en 2021.
El tema más reciente de este cuarteto es una versión del grupo Backstreet Boys, ‘I Want It That Way’, con la finalidad de hablar sobre placas continentales y los terremotos que se produjeron con gran asiduidad en Granada a lo largo del año pasado. A esta la titularon ‘Deriva Continental’.
El público objetivo de este grupo es el científico, por ello suelen actuar en congresos, conferencias y otros eventos de divulgación como Desgranando Ciencia. Sin embargo, como señala uno de los componentes, Francisco Martínez, es esencial llegar a otros públicos como el educativo. “La música funciona como un caballo de Troya para insertar mensajes a espectadores que, en principio, no están predispuestos a escucharte ni a consumir ciencia en ninguna de sus formas. Por eso es importante acercarse a ellos a través de elementos como el humor o el espectáculo”, explica Martínez.
Recomendaciones musicales de los científicos
A Barber´s Science se suman otros ejemplos en la comunidad científica. No obstante, ellos tienen ya seguidores dentro del ámbito de la ciencia. La profesora titular del departamento de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial de la Universidad de Granada, Rocío Romero, asegura que su canción preferida es la ‘Canción del Silicio’, ya que versa sobre las múltiples aplicaciones de este elemento.
El silicio por allí, el silicio por allá, el silicio está en tu móvil, en tu tablet y en tu hogar.
En inglés lo llaman silicon y eso a veces nos confunde, en las prótesis no lo vais a encontrar.
Dentro de este ‘mundillo’ de ciencia y música, destacan el investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía del CSIC, Manuel González, y la responsable de comunicación y divulgación científica del Centro de Astrobiología del CSIC ubicado en Madrid, Natalia Ruiz. Ambos son creadores de la conocida ‘Astrocopla’. Una de las composiciones que destaca González y en la que fue intérprete es la Astrozarzuela, ‘La inverosímil y trágica historia de Jocelyn Bell. Una zarzuela del siglo XXI’. Esta obra de más de 15 minutos fue realizada de manera telemática durante la pandemia. En ella se da un repaso a la carrera de esta astrónoma norirlandesa que revolucionó la manera de entender el cosmos a mediados del siglo XX.
¡Jefe, he captado unas señales!
Cada muy pocos segundos que nos llegan a este mundo y parecen especiales, se repiten con un ritmo que es la mar de peculiar.
Lo folclórico está muy presente en la ciencia española. En este sentido, varios investigadores del Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea La Mayora realizaron un musical titulado ‘Investigando las plantas’. A ritmo de coplas como ‘La bien pagá’ o ‘Ese hombre’ de Rocio Jurado, explicaron la importancia que presenta el análisis de estos vegetales con motivo de la Noche Europea de los Investigadores de 2021.
Es un planta con genoma secuenciado, es pequeña y manejable, un modelo para todos, de tomates y pepinos, fresa, trigo y hasta olivo, que no tiene parangón.
No solo los científicos componen este tipo de canciones, también lo hacen cantantes conocidos por el gran público. Es el caso del álbum Eco de Jorge Drexler, en el que se incluyen temas como ‘Todo se transforma’ o ‘Polvo de Estrellas’. Tanto la investigadora de ‘La Mayora’, Victoria Sánchez, como el ingeniero de Telecomunicaciones, Francisco Martínez, citan estas composiciones como ejemplos apropiados. En la primera se plantea un homenaje a la Ley de la conservación de la masa y la energía de Antoine Lavoisier Cree, y se introduce la idea de que la energía no se pierde sino que se transforma. En la segunda, se hace una referencia al hecho de que todo el universo está compuesto por los mismos elementos químicos, desde la estrella más lejana al animal más extraño.
Cada uno da lo que recibe, y luego recibe lo que da.
Nada es más simple, no hay otra norma. Nada se pierde, todo se transforma.
Conceptos parecidos introduce la canción ‘Protons, Neutrons, Electrons’, del grupo The Cat Empire. Se trata de un tema que destaca como favorito el ingeniero de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad de Granada, José Aguilar. En él se explican en cierta manera las partículas de las que se componen los átomos que forman todo lo que se conoce. “Las personas somos simples partes de un todo y con el tiempo formaremos parte de otra cosa”, así lo interpreta Aguilar.
Soy la única persona en este universo,
y estoy aquí para decirte que el día que me muera,
sonreiré y volaré hacia lo azul.
Asimismo, existen otras que sin pretender ser temas de ciencia consiguen hacerlo, o por lo menos inspirar a los que se dedican a ello. La doctora del departamento de Biología Vegetal de la Universidad de Málaga, María Altamirano estudia las algas y señala ‘Mares igual que tú’ de Amaral como su canción favorita. “Su letra me sugiere un grito de conservación de los mares por lo mucho que nos une a ellos. Además, la importancia de que todos los mares están unidos y que nosotros venimos de ellos”, sostiene Altamirano.
‘En el río’ es otra de las composiciones relacionadas con el agua de este grupo zaragozano, que atrae, en este caso, a la catedrática de Geografía Humana de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, Pilar Paneque. La sitúa como especial porque se corresponde con la temática en la que centra su investigación: el vínculo entre el agua, el territorio y la sociedad. En la letra se menciona un río desaparecido, como escenario de momentos vividos con el padre ya fallecido. Desde el punto de vista de Paneque, la letra es una perfecta llamada de atención sobre el mal estado de nuestras aguas y la necesidad de considerar el valor patrimonial, simbólico y emocional de los ríos.
El que fue testigo generación tras generación no verá a mis hijos en el río. Las libélulas volaron al exilio en el río, de su cauce solo ha quedado un hilo, y ese hilo grita asesinos.
La música no solo tiene el poder de inspirar, también de ayudar. Según la investigadora de la Universidad de Sevilla, Susana Gaytán, es necesario contar con alguna que funcione cuando el cerebro ‘se atasca’. En este caso, ‘The History of Everything’ del grupo canadiense Barenaked Ladies que es, además, la canción de presentación de la serie ‘The Big Bang Theory’ o ‘The logical song’ de Supertramp, son algunas de sus favoritas en estas ocasiones.
Las canciones ayudan a recordar, revivir momentos o a celebrar ocasiones especiales. También la comunidad científica recurre a ellas con el objetivo de explicar conceptos alejados de lo cotidiano y, como cualquier otro mortal, cuando necesita inspiración y un pequeño empujón para continuar.
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