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17 de febrero de 2023

¿Qué lecciones sobre edificación nos deja el último terremoto de Turquía?

Fotografía ilustrativa de la noticia

La respuesta a la pregunta de si se aprendió algo de los grandes terremotos de 1999 y 2011 en Turquía es clara: se aprendió, y mucho. Los ingenieros y arquitectos turcos disponen del conocimiento para diseñar y construir edificios resistentes a terremotos. Los han sufrido históricamente. Saben qué se puede hacer, y qué no, para una edificación segura. Desafortunadamente, este conocimiento no se ha llevado a la práctica.

En los últimos días nos hemos encontrado con publicaciones y entrevistas de todo tipo sobre la seguridad de los edificios de Turquía y Siria y cómo se han comportado tras los dos terremotos que han ocurrido recientemente de forma consecutiva. Aquí me gustaría aclarar algunos aspectos de cómo construir edificios seguros, lo que se aprendió de los grandes terremotos de Turquía de 1999 y 2011, y cómo se podría actuar en la zona actualmente devastada.

Un hombre permanece sobre los escombros de edificios derrumbados tras el terremoto en Hatay, Turquía, este miércoles. / EFE / MARTIN DIVISEK

Un hombre permanece sobre los escombros de edificios derrumbados tras el terremoto en Hatay, Turquía, este miércoles. / EFE / MARTIN DIVISEK

La ingeniería estructural, que es la encargada de diseñar estructuras de edificios seguras, ha avanzado mucho en los últimos años y dispone de herramientas para elevar la seguridad de los edificios a límites que eran inimaginables hace apenas 20 años.

Disponemos de métodos de cálculo probados por la ciencia y práctica

Constructiva, materiales de construcción durables y de altas prestaciones, normativas de diseño altamente fiables, ingenieros y arquitectos bien formados… Sin embargo, ¿qué ha fallado en Turquía y Siria para que tantos edificios hayan colapsado, llevándose tantas vidas humanas?

Los ingenieros estructurales nos solemos apoyar sobre tres pilares para tener edificios seguros: su diseño, la construcción, y un mantenimiento y conservación adecuados. Con el fallo de uno solo de estos pilares, un edificio puede colapsar. Aquí hay que tener en cuenta que, en la mayor parte de ocasiones, la localización geográfica de las ciudades es la que es y difícilmente se puede cambiar.

Actualmente, disponemos de herramientas y conocimientos para diseñar edificios sismorresistentes. Incluso podemos ir más allá, diseñando edificios que no colapsen ante daños severos por ataques terroristas o explosiones. Los materiales y técnicas de cálculo han avanzado mucho, y están a la disposición de ingenieros, arquitectos y constructores. Para que el diseño sea eficaz, se debe llevar correctamente a la construcción, con controles de obra adecuados y procesos certificados.

Un edificio diseñado y construido correctamente puede llegar a ser inseguro si su mantenimiento no es adecuado. Los procesos de envejecimiento, así como reformas o cambios de uso, pueden tener consecuencias catastróficas.

A la vista de la catástrofe ocurrida en Turquía y Siria, podemos afirmar que, seguramente, han fallado los tres pilares expresados con anterioridad. En la edificación no se han contemplado aspectos de diseño sismorresistente, la práctica constructiva ha sido deficiente, y no ha existido un mantenimiento y conservación de edificios.

Aprender del estudio y análisis de fallos

Tradicionalmente, la ingeniería ha mejorado a partir del estudio y análisis de fallos. Algunos que han marcado el campo de la ingeniería estructural incluyen, por ejemplo, los colapsos del puente de Tacoma Narrows en EEUU en 1940 y el del edificio de Ronan Point en Londres en 1968.

Dentro del diseño sismorresistente de edificios, tras cada terremoto importante se han realizado estudios sobre edificios colapsados y sobre los que han quedado en pie, con el fin de aprender de su comportamiento y así trasladarlo a nuevas normas y guías de diseño y construcción. Aquí tenemos cómo EE UU cambió el planteamiento del diseño sismorresistente de edificios tras los sismos ocurridos en California en 1989 y 1994. Situaciones similares se han producido tras los sismos más importantes ocurridos en Japón, Italia y Chile.

Tras los devastadores terremotos ocurridos en Turquía en 1999 y 2011, los investigadores y profesionales turcos realizaron excelentes análisis sobre el comportamiento de los edificios y detectaron una serie de deficiencias. Estas pasaban por concepciones inadecuadas de edificios, materiales de muy baja calidad, falta de mantenimiento y conservación, emplazamiento de edificios en zonas con terrenos de baja capacidad portante, y diseños sin ningún tipo de rigor, ya no solo para resistir un sismo, sino incluso para resistir las cargas habituales a las que se ve sometido un edificio. Este conocimiento fue publicado en forma de informes y artículos científicos, trasladándose además a guías de diseño sismorresistente.

La respuesta a la pregunta de si se aprendió algo de los dos grandes terremotos de 1999 y 2011 es clara: se aprendió, y mucho. Los ingenieros y arquitectos turcos disponen del conocimiento para diseñar y construir edificios resistentes a terremotos. Los han sufrido históricamente, y con ellos han aprendido qué se puede hacer, y qué no, para construir edificios seguros. Desafortunadamente, este conocimiento no ha sido llevado a la práctica como ha ocurrido con otros países que también han sufrido sismos severos en el pasado.

Ahora se habla de problemas de corrupción de toda índole, de faltas de control durante la construcción, de ‘impuestos’ para no cumplir las normas de diseño de edificios, etc. No obstante, lo importante aquí es que estos recientes sismos deben servir para llevar ya a la práctica las lecciones aprendidas por los terremotos del pasado, y las que se aprenderán al estudiar las consecuencias de los nuevos sismos. Si en el futuro se continúa haciendo lo mismo, el resultado será, desafortunadamente, igual.

¿Qué hacer con la zona cero de los terremotos?

Tras pasar el delicado momento en que los equipos de rescate cesen su actividad, procederá analizar y decidir qué hacer con las zonas más afectadas por los sismos. Cambiar de emplazamiento una ciudad resulta prácticamente inviable. Seguramente, se volverá a construir en estas zonas y habrá que reparar los edificios que no tengan daños severos. Es aquí donde habrá que aplicar todo el conocimiento de que disponen los ingenieros y arquitectos turcos sobre diseño sismorresistente. Para ello, será necesario acometer profundos cambios sociales, políticos y legislativos que permitan que este conocimiento quede reflejado en construcciones seguras.

Algunas soluciones para volver a construir en las zonas afectadas por los sismos pueden pasar por el empleo de construcciones prefabricadas, donde la construcción se puede controlar mejor, y puede ser de mayor calidad, rápida y económica. Este tipo de construcciones, que han sido denostadas tradicionalmente en países con altos niveles de sismicidad, son actualmente seguras para resistir situaciones extremas.

Planeamiento urbanístico

Otro aspecto importante en la reconstrucción va ser el planeamiento urbanístico. Construir en zonas afectadas por sismos siempre entraña unos riesgos. No obstante, en una misma ciudad puede haber zonas donde los efectos de un sismo sean más severos, dependiendo, por ejemplo, de condicionantes de carácter geológico. Habrá que definir zonas en las que se prohíba construir edificios nuevos, o bien limitar el número de plantas o tipología constructiva.

De cara a los edificios dañados, los técnicos deberán evaluar si procede demoler o reparar. Disponemos de técnicas para reparar edificios dañados por sismos, y otras para acondicionar edificios existentes con el fin de minimizar los daños que puedan sufrir en el futuro. Aquí, la ciencia y tecnología ha evolucionado mucho en los últimos años, y no debería ser complicado encontrar técnicas de bajo coste.

Afortunadamente, Turquía dispone de profesionales altamente capacitados para diseñar, construir y reparar edificios capaces de soportar sismos de alta magnitud. Esperemos que de este sismo aprendan no solo estos técnicos, sino aquellos que tienen capacidad para regular y llevar a la práctica unos diseños de edificios seguros. Seguramente, el aprendizaje de los sismos de 1999 y 2011 solo caló en los ingenieros y arquitectos, y pasó tangencialmente por los estamentos que tienen capacidad de decisión.


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