La toxicidad del óxido de grafeno en nuestro organismo es un tema que sigue investigando la comunidad científica y sobre el que no se tienen conclusiones definitivas. Las vacunas contra la COVID-19 no llevan grafeno ni ningún derivado, un hecho que se puede comprobar revisando las fichas técnicas de las distintas vacunas que están en uso en la Unión Europea y en España (Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Janssen).
Circulan contenidos en los que se hacen distintas aformaciones falsas que relacionan la enfermedad de la COVID-19 con un material llamado óxido de grafeno. En ellos se asegura que nuestro organismo ha sido intoxicado con óxido de grafeno a través de las mascarillas, los hisopos de las PCR, la vacuna contra la COVID-19 y la vacuna antigripal, algo que no es cierto, y que este material es el que causa la COVID-19. Pero lo cierto es que esta enfermedad está causada por el coronavirus SARS-CoV-2. También circula que este material se activa en nuestro cuerpo al interactuar con los «campos electromagnéticos» del 5G. Pero en Maldita Ciencia ya hemos desmentido varias veces que la tecnología 5G tenga relación alguna con la pandemia.
En muchos de esos contenidos se da una supuesta solución: debemos aumentar los niveles del antioxidante glutatión con el fármaco N-acetilcisteína, que supuestamente ha demostrado ser efectivo para curar la COVID-19. Pero este fármaco no ha sido aprobado para este uso por la Agencia Europa de Medicamentos (EMA) y, a día de hoy, no existe una cura para la COVID-19.
Qué es el óxido de grafeno
El grafeno es «una capa de átomos de carbono empaquetados en forma de hexágonos contiguos, como un panal de abejas», explica a Maldita.es Berta Domènech Garcia, doctora en Química e investigadora de la Universidad Tecnológica de Hamburgo especializada en nanotecnología y nanomateriales. Y el óxido de grafeno (GO, por sus siglas en inglés) es la forma oxidada del grafeno. «Es decir, grafeno funcionalizado con grupos que contienen oxígeno», apunta Domènech.
La experta apunta que el óxido de grafeno tiene aplicaciones en diversos campos. Por ejemplo, como es fluorescente es «especialmente apropiado para varias aplicaciones médicas». Y señala también que «estudios recientes además parecen indicar que los materiales derivados del grafeno pueden tener propiedades bactericidas y antivirales».
En esta misma línea, Fernando Herranz, químico e investigador del Grupo de Nanomedicina e Imagen Molecular (NanoMedMol) del Instituto de Química Médica (IQM) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), indica que se están estudiando las aplicaciones biomédicas de este material, por ejemplo, como agente para transportar fármacos. «En mi opinión, hay más intenciones que realidades todavía. Entre otras cosas porque sí puede ser tóxico (…) por eso no va en las vacunas ni en ningún fármaco de uso para humanos que yo conozca. Es algo totalmente experimental por ahora, sin aplicación en clínica», afirma el investigador.
Los potenciales riesgos para la salud derivados del óxido de grafeno dependen, según Domènech, de varios factores: si puede entrar en el cuerpo, en qué cantidad, a qué parte del cuerpo va, qué función tiene esa parte del cuerpo, cuánto tiempo necesita para causar (suficiente) daño y cómo se elimina. Esto además, variará en función de la exposición que tengamos al material y del tipo del mismo (forma, tamaño, reactividad…). «Por lo que parecen indicar los estudios y a rasgos generales, se necesitan cantidades relativamente altas de GO para que se dé un efecto toxicólogo importante. Cantidades difícilmente administrables vía los métodos que propone el vídeo», afirma la química.
Por su parte, Adolfo Bastida Pascual, catedrático y profesor del Departamento de Química Física de la Universidad de Murcia, señala que la posibilidad de utilizar el óxido de grafeno para transportar otras moléculas al interior del organismo humano «requiere, obviamente, que no produzca efectos secundarios que sean peores que los que se pretende remediar». En este sentido, el catedrático afirma que la toxicidad del óxido de grafeno en nuestro organismo es un tema que se sigue investigando y sobre el que no se tienen conclusiones definitivas.
Las vacunas contra la COVID-19 no contienen grafeno
A pesar de lo que dicen estos contenidos, las vacunas contra la COVID-19 no llevan grafeno ni ningún derivado como ya hemos dicho. Lo podemos comprobar revisando las fichas técnicas de las distintas vacunas que están en uso en la Unión Europea y en España (Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Janssen).
En estos mensajes y vídeos se dice que un análisis con microscopía electrónica y espectrocopia «entre otras técnicas utilizadas por diversas universidades públicas de nuestro país» ha detectado óxido de grafeno en las vacunas. Sin embargo, en Maldita.es ya os hemos contado que el informe del que habla ni es de la Universidad de Almería ni demuestra que la vacuna contra la COVID-19 lleve óxido de grafeno.
También hemos visto mensajes en los que se dice que el «óxido de grafeno adquiere potentes propiedades magnéticas dentro del organismo». Es un bulo que circula desde hace semanas, pero ni las vacunas contra la COVID-19 tienen grafeno ni este material tiene actividad magnética.
Las vacunas contra la gripe tampoco llevan grafeno
«Sospechamos que en la campaña antigripal 2019 se introdujo óxido de grafeno en estos viales, puesto que ya se usaba como adyuvante». Esta es otra de las afirmaciones que se hacen en estos contenidos. Se basan en dos estudios, uno publicado en 2020 y otro en 2021, en los que se utilizó óxido de grafeno como adyuvante de vacunas antigripales.
Sin embargo, según indican desde el Ministerio de Sanidad a Maldita.es, los dos artículos estudian las propiedades del óxido de grafeno en investigaciones preclínicas en ratones, no en humanos. «No se ha llevado a cabo ningún ensayo clínico (en humanos) con este adyuvante ni hay ninguna vacuna antigripal autorizada que lo contenga», aseguran desde el ministerio.
Lo mismo señala Rubén Prieto, farmacéutico e investigador en química médica: «No, la vacuna de la gripe actualmente no contiene óxido de grafeno». De hecho, en la web del Centro de información online de medicamentos (CIMA) de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) podemos buscar las vacunas antigripales que se comercializan en España y comprobar que el óxido de grafeno no forma parte de sus componentes.
Los hisopos de las PCR no están compuestos por «nanopartículas de óxido de grafeno»
En estos contenidos se afirma que los bastoncillos o hisopos que se usan en las pruebas PCR para detectar el coronavirus contienen «nanopartículas de óxido de grafeno». Pero como ya os explicamos, se componen principalmente de plástico. “Los hisopos son, en su amplia mayoría, polímeros convencionales (como el poliéster) con vástago (la barra) de polipropileno, poliestireno…», explica a AFP Factual, agencia que forma parte del International Fact-Checking Network (IFCN) al igual que Maldita.es, la doctora en Química Margot Paulino, directora de experimentación de la Facultad de Química de la Udelar (Uruguay), cuyo equipo diseñó hisopos para las pruebas PCR destinadas a detectar el coronavirus.
La AEMPS solicitó el cese de comercialización de unas mascarillas quirúrgicas que contenían grafeno por precaución e investiga si pueden suponer un riesgo
En uno de estos vídeos se afirma que las mascarillas contienen grafeno. Como ya os contamos en Maldita.es, el pasado 2 de abril el Gobierno de Canadá informó de que las mascarillas con componente de grafeno podrían ser perjudiciales para la salud, recomendando a la población que no se utilizaran. Ante esta alerta, el 15 de abril la AEMPS, dependiente del Ministerio de Sanidad, pidió el cese de la comercialización de unas mascarillas en concreto, las mascarillas quirúrgicas tipo IIR con componente de grafeno fabricadas por la empresa china Shandong Shenghan.
En su comunicado, la AEMPS afirmaba que se está investigando «el riesgo potencial de inhalación de partículas de grafeno por la utilización de estas mascarillas quirúrgicas y el riesgo que, en ese caso, puede suponer». Un estudio posterior de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) descartó la posibilidad de que exista toxicidad por la inhalación de partículas de grafeno de las mascarillas.
El óxido de grafeno no es el SARS-CoV-2 que causa la COVID-19
«En definitiva, el óxido de grafeno es el supuesto SARS-CoV-2, el supuesto nuevo coronavirus, provocante de la denominada COVID-19 (…) La enfermedad COVID-19 es el resultado de introducir por distintas vías de administración el óxido de grafeno». Esto que se puede oír en estos contenidos no es cierto. Como explica aquí el Ministerio de Sanidad, el coronavirus SARS-CoV-2 es el responsable de la enfermedad COVID-19 y es un virus que afecta a los humanos y se trasmite de persona a persona.
El físico Alberto Nájera, profesor de Radiología y Medicina Física de la Universidad de Castilla-La Mancha y vocal del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS), también asegura que el óxido de grafeno no es el causante de la COVID-19, sino el coronavirus SARS-CoV-2 que ha sido identificado y secuenciado en numerosas ocasiones.
Por su parte, el catedrático Adolfo Bastida Pascual explica que el grafeno «se disuelve mal en medios acuosos, de modo que una posible intoxicación por grafeno es poco probable. Y, desde luego, una posible toxicidad en un individuo en concreto no sería en ningún caso contagiosa. Un hipotético envenenamiento puntual de un individuo no se traduciría nunca en una pandemia».
No, la COVID-19 no se desarrolló por la interacción de los campos electromagnéticos del 5G y el óxido de grafeno presente en nuestro cuerpo
Además de afirmar que el óxido de grafeno es el causante de la enfermedad, estos contenidos relacionan el material con la tecnología 5G:
«Como todo material, el óxido de grafeno tiene lo que denominamos una banda de absorción electrónica. Esto significa una determinada frecuencia a partir de la cual el material se excita y se oxida muy rápidamente (…) Precisamente dicha banda de frecuencias se emite en los nuevos anchos de banda de emisión de la nueva tecnología inalámbrica 5G».
También se dice que la COVID-19 se desarrolló por la interacción de los «campos electromagnéticos» del 5G con el óxido de grafeno presente en los cuerpos de las personas. Pero en Maldita Ciencia ya hemos desmentido en numerosas ocasiones que la pandemia de COVID-19 tenga relación con la tecnología 5G.
El físico Alberto Nájera asegura que es falso que el óxido de grafeno tenga una «frecuencia a partir de la cual el material se excita y se oxida muy rápidamente». Y señala que la nueva frecuencia de 3,5 GHz que está desplegando la tecnología 5G es muy similar a otras que ya usamos desde hace años. «Si sus premisas fueran ciertas, que no lo son, ¿por qué necesitar una nueva tecnología y desplegarla a nivel mundial cuando se podrían usar frecuencias similares? No tiene sentido», afirma.
En estos vídeos se puede escuchar como argumento que el coronavirus se detectó en la ciudad china de Wuhan «y esta fue la primera ciudad muestra piloto del mundo en hacer el ensayo tecnológico a finales de noviembre de 2019. Coincidencia en espacio y en tiempo».
Pero esto no es así. En marzo de 2020 ya os contamos que no hay evidencias que relacionen las antenas de la tecnología 5G con la COVID-19. Según indica Nájera, Wuhan no fue la primera ciudad en implantar el 5G: «En España ya se estaban haciendo pruebas en Segovia y Talavera de la Reina tiempo antes. Y en Corea del Sur el despliegue era generalizado».
La N-acetilcisteína no es un medicamento aprobado contra la COVID-19
«Ahora que ya sabe que el causante o agente etiológico de la enfermedad es precisamente un tóxico químico y no un agente biológico, sabemos cómo atenuarlo: aumentando los niveles de glutatión», si dice en estos contenidos. El glutatión es una molécula y un antioxidante que está presente en todas las células. Según explica la química Berta Domènech Garcia, el glutatión puede reducir el contenido del oxígeno del óxido de grafeno y formar lo que se conoce como óxido de grafeno reducido (rGO).
Se apunta también que el fármaco N-acetilcisteína sirve para incrementar el glutatión y es efectivo también para curar la COVID-19.
Es cierto que este fármaco aumenta el glutatión pero, como indica aquí el Ministerio de Sanidad, no existe un tratamiento específico para la COVID-19, aunque en algunos casos “se están empleando algunos antivirales y otros medicamentos que han demostrado cierta eficacia según algunos estudios”.
Hay varios estudios en marcha en los que se investiga el potencial de la N-acetilcisteína para tratar la COVID-19, pero no es un fármaco aprobado por la EMA para este uso. «La N-acetilcisteina sirve para incrementar el glutatión y, esto, por ejemplo, es útil en caso de intoxicaciones hepáticas (como por ejemplo por sobredosis de paracetamol). Aún así, no hay eficacia comprobada contra el coronavirus», explica el farmacéutico Rubén Prieto. Además, el experto recalca que recomendar a la población general tomar un fármaco «es un peligro, ya que no está exento de efectos adversos».
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