La evolución de los huracanes mediterráneos y su evolución ante el cambio climático
Un equipo de científicos, liderado por la Universidad Pablo de Olavide, trabaja en un modelo predictivo de huracanes mediterráneos, con el fin de estudiar su evolución como consecuencia del cambio climático y para mejorar el conocimiento sobre su comportamiento e impacto en la población. Denominado proyecto EFÍMERA y cofinanciado por la Junta de Andalucía y los fondos FEDER, elabora una radiografía de este fenómeno meteorológico, para conocer y mitigar sus riesgos económicos y humanos en un futuro a medio plazo.
Un equipo de científicos, liderado por la Universidad Pablo de Olavide, trabaja en un modelo predictivo de huracanes mediterráneos, con el fin de estudiar su evolución como consecuencia del cambio climático. El proyecto EFÍMERA, cofinanciado por la Junta de Andalucía y los fondos FEDER, elabora una radiografía de este fenómeno meteorológico, para conocer y mitigar sus riesgos económicos y humanos en un futuro a medio plazo.
Los medicanes son ciclones de baja intensidad, en comparación con aquellos propios de los mares tropicales, si bien son considerados eventos extremos. Con un diámetro cercano a los 300 kilómetros y estructura redondeada, sin nubes en el centro, pueden provocar inundaciones y rachas fuertes de viento con un gran poder destructivo. Según los expertos, ocurren 1,5 veces al año, teniendo el centro y el oeste del Mediterráneo como su principal lugar de origen, y su duración no suele exceder de los 5 días.
“En esta primera fase, elaboramos una base de datos que hasta el momento contiene información de 110 medicanes registrados desde 1969, bien en la literatura científica o identificados en imágenes satélites disponibles y que se han escapado de los sistemas de detección convencionales”, señala María del Carmen Álvarez, responsable del proyecto y profesora del Área de Física de la Tierra de la UPO.
Con este bagaje histórico, los investigadores buscan cubrir un doble objetivo. Por un lado, caracterizar estos eventos y profundizar en sus precursores: la presión atmosférica, la temperatura o la precipitación. Algo que hacen a escala amplia, extendiendo el margen de estudio más allá del propio Mediterráneo en busca de patrones vinculados a su aparición. Por otro, usar estos datos para poner a prueba la eficacia de los actuales modelos predictivos.
“Estos patrones nos ayudarán a ver cómo evolucionará el comportamiento de los medicanes en diferentes escenarios de cambio climático, tanto optimistas como pesimistas”, apunta Álvarez. Hasta el momento, han caracterizado tres tipos según su origen geográfico respecto al mar: oeste, central y este, siendo los dos primeros los más frecuentes y que, respectivamente, generan un impacto más intenso en España (Levante y Baleares) e Italia (Sicilia y zona sur del país).
Impacto de los medicanes
En noviembre de 2011 la agencia norteamericana NOOA incluyó por primera vez en su registro un ciclón tropical (01M) en el Mediterráneo, bautizado como Rolf. Su paso derivó en inundaciones en la costa de España, Francia e Italia, con numerosos daños materiales. Qendresa, Numa o Jenofonte son algunos de los nombres que han adoptado en los últimos años estos fenómenos. “El evento es raro, pero existe, con poder destructivo y que a veces tiene costes humanos, no solo económicos”, señala la responsable del proyecto.
Concluidas las fases de recopilación de datos y contraste de los modelos predictivos, EFIMERA plantea una tercera etapa para fijar indicadores sobre el impacto que los medicanes pueden tener en la sociedad, tanto a escala global como local. Para ello, en la primavera de 2021 se organizará un workshop para reunir a expertos en estos fenómenos, economistas y responsables de aseguradoras, que permitan una visión global de sus consecuencias.
Uno de los puntos clave a tocar en esta fase será la evolución, a consecuencia del cambio climático. “En un primer análisis hemos visto una disminución de los patrones que favorecen la aparición de estos medicanes” aunque, insiste María del Carmen Álvarez, “no es suficiente para decir que tendremos menos en el futuro. De hecho, el calentamiento podría favorecer las tormentas que organizan este tipo de ciclones”.
El proyecto EFÍMERA presentará sus conclusiones en febrero de 2022, si bien cuenta con líneas de continuidad. Una de ellas, apuntan desde el grupo de la Pablo de Olavide, sería fijar una alerta temprana de medicanes. “En base al modelo predictivo, podríamos decir con una estación de anticipación si hay una mayor propensión mediante el estudio de los precursores”, concluye la responsable del trabajo.
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