Restos de un puerto fenicio-púnico y romano en el antiguo archipiélago de Cádiz
Fuente: Universidad de Cádiz
Este hallazgo muestra que esta zona era un refugio semiprotegido, que cuenta a día de hoy con abundantes restos cerámicos y arqueobotánicos. El acceso a este puerto tenía al menos 200 metros de ancho hacia el oeste, y la profundidad del agua disponible era inigualable en un contexto tan urbanizado, lo que no representaba ninguna limitación para el calado de los barcos (a más de 20 metros de profundidad).
Expertos de la Universidad de Cádiz, coordinados por el catedrático del área de Arqueología, Darío Bernal-Casasola, y los investigadores José J. Díaz y Macarena Lara, del departamento de Historia, Geografía y Filosofía, han llevado a cabo diversos trabajos en el edificio Valcárcel, centro del antiguo paleocanal Bahía-Caleta, situado entre las islas Erytheia y Cotinusa en el antiguo archipiélago de Cádiz, que han permitido identificar los restos de un puerto fenicio-púnico y romano.
Este hallazgo, publicado en la prestigiosa revista Journal of Maritime Archaeology, muestra que esta zona era un refugio semiprotegido, que cuenta a día de hoy con abundantes restos cerámicos y arqueobotánicos. El acceso a este puerto tenía al menos 200 metros de ancho hacia el oeste, y la profundidad del agua disponible era inigualable en un contexto tan urbanizado, lo que no representaba ninguna limitación para el calado de los barcos (a más de 20 metros de profundidad). “La notable profundidad del puerto prerromano y romano, que supera ampliamente los calados de los mayores barcos que navegaban en la antigüedad, podría haber sido un problema para el fondeo (o anclaje), por lo que creemos que se podrían haber utilizado métodos alternativos para asegurar los barcos como el amarre, el atraque y la varada. El paleocanal todavía tenía más de 20 metros de profundidad en los primeros siglos de nuestra era, lo que revela que las dificultades para anclar todavía existían durante ese período”, como explican los investigadores en esta publicación científica.
Estos estudios ponen de relieve el profundo compromiso de la Universidad de Cádiz con el estudio y conservación del patrimonio histórico y monumental y demuestran que no existe obstáculo arqueológico para la realización del proyecto de Valcárcel como futura sede de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Cádiz.
Además de ello, el relleno de este puerto, especialmente entre 20 y 40 metros, representa un archivo sedimentario de gran importancia para rastrear los primeros pasos de Cádiz desde su origen hasta el primer milenio de nuestra era. La abundancia de artefactos y biofactos muestra que este paleocanal fue un espacio “excepcional” que registró la historia de Cádiz. De hecho, se han identificado más de un centenar de fragmentos cerámicos correspondientes al período en que el canal estuvo activo y fue utilizado como puerto para actividades marítimas y comerciales, una franja temporal que abarca desde “la colonización fenicia arcaica y los primeros períodos imperiales romanos”.
Este importante descubrimiento ha sido posible gracias a dos estrategias metodológicas puestas en práctica e interrelacionadas: las excavaciones arqueológicas realizadas en la zona central del canal; y la perforación de sondeos geotécnicos profundos, una estrategia que ha sido muy eficaz en Cádiz hasta la fecha.
La importancia de la profundidad de este antiguo canal
Además de todo lo expuesto, hay que prestar especial atención a la notable profundidad de este paleocanal. “Su formación se debe a factores naturales y geológicos, y no a medios antrópicos (creados por el hombre). No se conoce la existencia de estudios geofísicos detallados realizados para determinar la profundidad máxima del canal, pero éstos deberán desarrollarse a la luz de estos nuevos hallazgos”, como defienden los investigadores de la UCA. Asimismo, será necesario reevaluar la génesis geológica del mismo, ya que la profundidad de éste no descarta la tradicional creencia de que este antiguo canal natural fuese un paleocanal del río Guadalete, desechando con ello discusiones anteriores que aseguraban que dicho paleocanal tenía poca profundidad.
Los trabajos desarrollados en Valcárcel, “plantean otras dudas y son el punto de partida para futuros estudios que analicen, por ejemplo, la ausencia de depósitos fluviales en esta zona. Esta nueva evidencia demuestra cómo el interés de los hallazgos del Edificio Valcárcel no sólo conecta con la investigación histórico-arqueológica, sino también con la investigación geológica realizada en la Bahía de Cádiz”.
De hecho, se está llevando a cabo un estudio geoarqueológico detallado con el fin de obtener una cronología de los depósitos existentes y reconstruir las modificaciones paleogeomorfológicas (movilidad costera), pero también los cambios climáticos y los fenómenos extremos (tormentas, tsunamis, etc.) que se han dado en esta zona. La combinación de todos estos análisis proporcionará un nuevo conjunto de datos para reconstruir la paleodinámica del canal, el origen de la sedimentación teniendo en cuenta los factores humanos y naturales que afectan a este paisaje costero. Estos estudios serán realizados por especialistas de las universidades de Estrasburgo y Cádiz, junto con la colaboración de otras instituciones.
Ante todo, “debemos ser cautelosos, de manera similar a todas las investigaciones realizadas en las Ciencias Humanas y Experimentales; sin embargo, parece que estas investigaciones inician un cambio de paradigma en relación con la paleotopografía del antiguo archipiélago de Cádiz”, como concluyen los investigadores de la Universidad de Cádiz.
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