Málaga /
23 de febrero de 2015

Nuevas variedades hortofrutícolas: sembrando el futuro

Fotografía ilustrativa de la noticia

Resistentes a enfermedades y epidemias, sostenibles con el medio ambiente, mejores por dentro, con una calidad nutricional reforzada, y con un cuidado aspecto exterior. Así son los frutos que vienen y que se producen en La Mayora, la Estación Experimental del Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea de Málaga

Imagen de Enrique Moriones, director de La Mayora, evaluando nuevo material hosrtofrutícola.

Imagen de Enrique Moriones, director de La Mayora, evaluando nuevo material hortofrutícola.

Una chirimoya sin semillas, un mango cultivado fuera de su periodo habitual de producción, una planta de tomate que repele a determinados insectos y no necesita insecticidas, un tomate cherry con una piel ‘inmune’ a las rajaduras… Parecen empeños imposibles, pero no lo son.

Lo que se esconde detrás de todas estas variedades de cultivos subtropicales y hortícolas es investigación científica, la que se realiza en La Mayora, la Estación Experimental del Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea -ubicado en Málaga-, un centro mixto donde aúnan sus esfuerzos investigadores de la Universidad de Málaga y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

En los laboratorios de La Mayora llevan más de cincuenta años trabajando para aumentar la calidad de los productos que llegan al consumidor, para aportarles un valor añadido que los haga diferentes. Para ello se sirven, fundamentalmente, de dos procesos: por un lado, la mejora genética clásica, es decir, cruzamiento natural de distintas variedades seleccionadas; y, por otro, la vía biotecnológica que permite el desarrollo de nuevos productos hortofrutícolas utilizando las técnicas apropiadas (análisis de proteínas, estudio de los genomas, cultivos in vitro, etc.).

Híbridos naturales

Precisamente mediante cruzamiento genético han conseguido que las plantas de tomate que se comercializan adquieran una característica propia de las variedades silvestres: la repelencia hacia la mosca blanca –una de las plagas que más afecta a los cultivos agrícolas- a través de las hojas de la tomatera.

“Las especies silvestres de tomate son plantas donde abundan los genes de resistencia ya que, en su lugar de origen, han tenido que resistir a hongos, enfermedades e insectos. Por el contrario, el tomate de cultivo no ha vivido en esas condiciones y no está tan provisto de sistemas de defensa”, explica Enrique Moriones, director de La Mayora.

Uno de esos sistemas de defensa se localiza en las hojas de estas plantas silvestres donde surge una serie de pelillos, llamados tricomas, que funcionan como un insecticida natural frente a la mosca blanca, limitando los daños que causan enfermedades o virosis transmitidas por ésta.

Miembro del equipo de investigadores de La Mayora recolectando insectos procedentes de una plaga.

Miembro del equipo de investigadores de La Mayora recolectando insectos procedentes de una plaga.

La vía tecnológica 

Para introducir ese gen de resistencia en el tomate cultivado, los expertos han usado el proceso natural, la polinización, logrando nuevos embriones de plantas que ya presentan ese rechazo hacia el insecto. No sólo eso. También han conseguido una producción más sostenible, reduciendo el impacto ambiental que causa la aplicación de insecticidas en el cultivo del tomate.

Sin embargo, hay ocasiones en las que el cruzamiento del tomate con las especies silvestres no funciona, entre otros aspectos porque, genéticamente, son muy diferentes. “Puede ocurrir que los nuevos embriones no sean viables porque se genera una serie de reacciones en la planta que impiden su desarrollo”, indica Moriones.

Es entonces cuando se utiliza la biotecnología, como apoyo a la mejora genética. “En La Mayora no hacemos manipulación genética para obtener plantas transgénicas porque entendemos que hay alternativas en los sistemas naturales. Pero sí aplicamos las técnicas biotecnológicas a la producción de cultivos”, continúa el responsable del centro.

Así, mediante biotecnología, los embriones se cultivan in vitro. El procedimiento es sencillo. Formado el embrión, se saca del ovario de la planta y se cultiva en laboratorio bajo las condiciones adecuadas. A partir de ahí sólo hay que esperar a que la planta se desarrolle. “La tecnología nos ayuda a que el proceso de fertilización sea más eficiente”, incide el experto.

La biotecnología ofrece, además, otra ventaja. Permite a los investigadores entender y avanzar en los procesos de mejora genética que, de otra forma, no se podrían realizar. Por ejemplo, por qué hay una variedad de chirimoyas que no produce semillas.

Estudiando una nueva variedad hortofrutícola.

Estudiando una nueva variedad hortofrutícola.

“Hemos localizado una especie cercana a la chirimoya que ha sufrido una mutación natural que hace que no tenga pepitas. Tras estudiar el por qué, el mecanismo de ese cambio, estamos trabajando en el proceso de mejora genética para introducir ese gen en la chirimoya normal. Creemos que puede aportar un valor añadido interesante de cara al mercado”, apunta Enrique Moriones.

A largo plazo

Al igual que este proyecto orientado a la producción de chirimoyas carentes de pepitas, los procesos de mejora genética son lentos. En plantas hortícolas, desde que el investigador descubre una característica interesante –color, sabor, resistencia a plagas, etc. – que quiere introducir en una variedad comercial hasta que obtiene un fruto listo para su venta, pueden transcurrir diez años.

La cifra se multiplica por dos, o más, cuando se trata de plantas leñosas, es decir, de árboles subtropicales ya que estos tardan más tiempo en producir semillas. “Estaríamos hablando de 20 años lo que da una idea no sólo de la inversión de tiempo sino de la importancia de haber decidido bien hacia dónde orientas tu trabajo”, concluye Moriones.

Tal vez sea ésta una de las desventajas de la tecnología biológica. En cualquier caso, nunca se ha dispuesto de una oferta alimentaria tan variada, segura y de tanta calidad como la actual.


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