Andalucía /
14 de enero de 2015

Luisa María Lara López: Una andaluza en la Misión Rosetta

Fotografía ilustrativa de la noticia

LUISA LARA LÓPEZ. INSTITUTO DE ASTROFÍSICA DE ANDALUCÍA

Si algo llama poderosamente la atención es lo bien puestos que tiene los pies en la tierra alguien que se pasa la vida mirando a las estrellas. Su cercanía, sencillez y simpatía desmontan por completo el clásico estereotipo del científico. La Misión Rosetta tiene un marcado acento andaluz y Luisa María Lara López, investigadora del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), experta en cuerpos menores y satélites del Sistema Solar, es un claro ejemplo de ello aunando talento, esfuerzo y carisma.

Rosetta es un robot espacial de la Agencia Espacial Europea (ESA) que fue lanzada el 2 de marzo de 2004. Su misión es la de orbitar alrededor del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko en 2014 y 2015, además de enviar un módulo de aterrizaje, Philae, a su superficie. El objetivo principal es investigar la composición y características de dicho cometa, lo que puede generar datos relevantes sobre la formación del sistema solar.

Esperando el aterrizaje del cometa. / ESA

Esperando el aterrizaje del cometa. Fuente: Agencia Espacial Europea (ESA).

“Me da exactamente igual que haya o no vida fuera de este planeta”. Su naturalidad a la hora de comentarlo choca un poco con lo que uno quizás espera escuchar, pero lo dice con pleno convencimiento argumentando que se habla muy a la ligera sobre esos temas tan recurrentes y que no le suponen ninguna preocupación ni inquietud. Tras la Misión Rosetta y el impacto que ha cosechado, una pausa era tan necesaria como irremediable, aunque ya desde hace algún tiempo se propuso trabajar únicamente por las mañanas en horario de jornada intensiva, algo que tanto su pareja Txema como su inseparable perro Opari sin duda han recibido como el mejor regalo posible. No tiene ningún reparo en afirmar que su vida sentimental ha tenido que esperar a que su vida profesional estuviese encauzada. “Un peregrinaje de la magnitud del mío no lo aguanta casi ninguna pareja”. Durante diez años ha trabajado en instituciones internacionales como el Observatorio de París en Meudon, el Instituto Max Planck para la investigación del Sistema Solar en Alemania, en la Agencia Espacial Europea (ESA), en su sede de desarrollo tecnológico (ESTEC) en Holanda, y en el Observatorio Astronómico Nacional de Japón en Tokio. Casi nada.

Nacida en Alcalá La Real (Jaén) un 9 de junio de 1966, aprendió de su padre, panadero en un pequeño pueblo de Granada llamado Puerto Lope, el significado del esfuerzo y el tesón, pero ni por asomo la afición a los astros. En aquel tiempo y teniendo que sacar una familia adelante, “no se pasaba la noche precisamente mirando el cielo”. Su amor por la astronomía viene de esa época, pero por completo de las féminas de la familia y en especial de su madre, una mujer de la posguerra que descubrió en el cortijo en el que vivía el inmenso placer de mirar al cielo y supo trasmitirlo a su hija que años más tarde y aprovechando la falta de alumbrado público en Puerto Lope echó sus primeras ojeadas a ese inmenso mar de estrellas que tenía por techo. Desde muy temprana edad, con apenas tres años ya le fascinaba el cielo, y contando siete tenía claro que quería dedicarse a la ciencia y al estudio de las estrellas de tal manera que se entretenía dibujando en cuadernos las diferentes fases de Venus que veía desde la terraza de casa.

Fotografía de Luisa Lara López

Luisa Lara López.

Su formación académica no fue lo que se dice estática durante la época colegial. En Pinos Puente cursó la Educación Secundaria, Bachiller en Illora y COU ya en Granada para dar el salto a la Universidad. De esa época recuerda con agrado y especial cariño a dos personas que, junto a su madre, fueron decisivas en su futuro como científica. Por un lado, Mª Carmen Maqueda, una monja y profesora de Física que en sus últimos años de colegio supo conseguir que sus grandes dotes para las Matemáticas, asignatura en la que “sacaba doces y treces” también las tuviese en su aplicación al mundo real. Por otra parte, su director de tesis, Rafael Rodrigo Montero, profesor de Investigación en el Instituto de Astrofísica de Andalucía y anterior Presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). A él le agradece enormemente su enseñanza, tanto en valores como en conocimientos “Consiguió sacar de mí la doble vertiente de gestora y científica y me enseñó valores primordiales como la honestidad, la justicia o la pulcritud en el trabajo”.

Por increíble que pueda parecer, Luisa Lara nunca creyó que acabaría estudiando investigación espacial, pues como ella misma dice recordando su infancia “mis prismáticos me permitían ver poco y solamente quería estudiar las estrellas de Plutón hacia fuera”. Lo cierto es que, desde que miraba al cielo y escribía sus “Diarios de Venus” hasta ahora, no ha parado ni un segundo.

Se doctoró en Ciencias Físicas por la Universidad de Granada en 1993. Desde el 2010, es Investigadora Científica del CSIC en el Instituto de Astrofísica de Andalucía, en el Departamento de Sistema Solar. Su campo de investigación es el estudio de atmósferas planetarias y de cometas mediante desarrollo de modelos físico-químicos, y la exploración remota e in-situ de los cuerpos del Sistema Solar.

Actualmente, participa científica y técnicamente (como Co-Investigador Principal y Co-Investigador) en las misiones espaciales Rosetta (ESA) al cometa 67P, Bepi Colombo (ESA-JAXA)  para la exploración de Mercurio, y en JUICE (ESA) que estudiará Júpiter y los satélites Galileanos, los más importantes y grandes del planeta, y que se denominan así porque fueron descubiertos por Galileo Galilei, el 7 de enero de 1610. Estos satélites son cuatro: Ío, Europa, Ganímedes y Calisto. Se mueven en su órbita manteniendo siempre la misma cara orientada hacia Júpiter, exactamente de la misma manera que la Luna respecto a la Tierra.

La Misión Rosetta

Al hablar de la Misión Rosetta, la emoción invade sus palabras: “Rosetta está poniendo el mundo de la ciencia cometaria patas arriba”. Los datos conseguidos y que reciben tienen tal calidad y exactitud que les sorprenden por incomparables con los que anteriormente han podido analizar en otras misiones parecidas. “La estructura del núcleo es apabullante. Asemejando el núcleo cometario a un ‘patito de goma´, la zona del cuello es muy activa. Existe una fractura en esa región por la que creemos acabará rompiéndose en un futuro lejano”. Casi ni respira. Solamente quiere seguir hablando de su “niña” Rosetta y de lo impactante que está resultando todo. “Realmente hasta que todos los datos se analicen de forma conjunta y en común, no sabremos explicar con cimientos sólidos lo que estamos viendo. Actualmente es una aproximación muy somera y pasará al menos una generación de científicos hasta que lo podamos saber”.

La Misión Rosetta. / ESA

Rosetta. Fuente: ESA.

Tecnológicamente, califica Rosetta como un éxito rotundo y una misión pionera en muchos aspectos. Es la primera que llega más lejos de Júpiter. No puede dejar de emocionarse recordando el descenso de la sonda Philae, el dispositivo artificial que se envió con el fin de estudiar la superficie y sub-superficie del cometa. Recuerda especialmente su accidentado, pero al fin y al cabo, aterrizaje.Fue lo máximo”.

Respecto a lo que siente al comprobar que se van cumpliendo los objetivos de una misión en la que trabaja desde hace más de una década afirma que “uno no vive pendiente de lo que pasó antes. Tras catorce años, ante todo es una sensación de satisfacción, de gusto por el trabajo bien hecho”. Destaca encantada la conjunción en Rosetta del personal joven con el apoyo de los más veteranos y la multiplicidad de nacionalidades presentes.

Luisa Lara ha formado parte de los equipos de definición científico-técnica de misiones espaciales NASA-ESA al sistema de Saturno, y de una misión ESA para traer a tierra material asteroidal. Además, ha desarrollado modelos teóricos de composición atmosférica para analizar los datos de Titán, Júpiter, Urano y Neptuno que el telescopio espacial Herschel de la ESA adquirió desde el 2009 hasta el 2013. Estos modelos tratan de explicar el origen, evolución y abundancia de vapor de agua (entre otros compuestos) proponiendo diferentes hipótesis, desde vaporización de micrometeoroides entrando en estas atmósferas, hasta impactos cometarios en ellas.

Pese a su dilatada trayectoria, no oculta que lo de Rosetta ha superado todas las expectativas, tanto a nivel profesional como mediático. En referencia al tratamiento de los medios de comunicación se muestra conforme a medias. Por un lado, valora y considera muy positiva la labor realizada por la ESA y el impacto mediático que ha generado una misión única, posiblemente la última de gran envergadura y con un alto coste tras Cassini-Huygens (NASA-ESA), que fue lanzada en 1997. Por otro lado, no oculta su malestar por el tratamiento de la televisión y determinadas cadenas respecto al tema. “Deberían esmerarse más en darle su propio espacio a noticias científicas y de este tipo. No tratarlas como si fuese prensa amarilla que colar entre cualquier contenido”.

En colación a este tema, resalta como muy acertada la campaña ‘Despierta Rosetta’ y se declara fan de las viñetas de cómic con Philae como protagonista. Considera que es un buen camino a seguir ya que Rosetta tiene mucho que ofrecer todavía y debería ser un tema recurrente y activo en los medios de comunicación. “No debe quedar en algo puntual, sino que es necesario seguir en la brecha porque informativa y científicamente, Rosetta no ha hecho más que comenzar”.

Se confiesa “naturalmente impaciente” por lo que en su trabajo, al que llama cariñosamente “cacharrería espacial”, necesita y puede ir viendo resultados no a muy largo plazo. Además, valora muy positivamente la vertiente social de su profesión, ya que conoce mucha gente de diversas nacionalidades y es imprescindible tener en cuenta tanto la situación económica como la idiosincrasia de cada uno de los países en los que trabaja o se implican en los proyectos.

Andalucía y el papel de la mujer

Respecto al panorama científico actual en Andalucía, valora muy positivamente algunas iniciativas anteriores, aunque actualmente aboga por exigir en primer lugar un cambio a nivel nacional para afrontar luego una reestructuración más local o regional.

Cometa 67P//Churyumov-Gerasimenko. / ESA

Cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko. Fuente: ESA.

Su tono se vuelve más serio y rotundo al hablar sobre el papel de la mujer dentro de la ciencia en España y Andalucía. “En mi carrera, desde el 30 de septiembre de 1988 hasta hoy, en ningún momento he sentido discriminación positiva ni negativa por el hecho de ser mujer”. Intuye que quizás su experiencia en el extranjero y su condición de regresada han podido influir en ello, pero está convencida de que, en comparación con países que conoce de primera mano como Holanda, Alemania o Japón, la mujer en nuestro país goza del respeto y el sitio que merece. Incluso no se corta al afirmar que para ella, es una sensación muy agradable ser la única mujer en una reunión de hombres y que, en la confluencia de ambos géneros, se crece en general. “Las mujeres vamos más al grano, somos más directas. Los hombres divagan un poco más, por lo que cuando en una reunión hay de todo, todo marcha mejor”.

En su futuro más inmediato, además de seguir trabajando con Rosetta interpretando datos, tiene ya en marcha y en mente varios proyectos entre los que se encuentra una línea de trabajo científico mediante la que colabora con chicos jóvenes en la observación de cometas, aportando modelos de atmósferas y manteniendo un estrecho vínculo con Francia y Alemania, además de realizar sus propias publicaciones.

En primer plano

El poco tiempo libre del que dispone lo divide entre sus tres aficiones principales al margen de la astronomía: la pintura, el montañismo y el submarinismo. Respecto a la comida tiene clara su pirámide alimenticia: verduras y frutas, pescado y carne. Su libro preferido, por la huella que le dejó es “1421. El año que China descubrió el Mundo”, de Gavin Menzies, una recopilación de textos y documentos de un marinero que busca restos de cultura china en América basándose en la creencia de que los chinos llegaron antes al Nuevo Mundo que Cristóbal Colón. Entre sus películas preferidas, que confiesa muchas abandonan su memoria en cuestión de minutos, se encuentran “El último Samurái”, dirigida por Edward Zwick, por su fidelidad con la realidad y a la cultura japonesa que conoce de sobra por sus años en el país nipón, Lost in Translation, de Sofía Coppola, por su veracidad en esa perspectiva que ofrece de un extranjero al llegar a Japón y chocar con otra cultura radicalmente opuesta, y Gladiator, de Ridley Scott.

Para Luisa Lara, el lugar perfecto para desconectar y olvidarse de todo por un rato sería en las alturas. “En la cima de una montaña, sea donde sea”. Curiosamente, el lugar más cercano desde el que admirar las estrellas sin dejar de tener los pies en la tierra. Sus padres aún viven y han sido testigos privilegiados de que su hija, a nivel profesional y con Rosetta, ha logrado subir a la cima de una de esas montañas que sólo se alcanzan si se comienzan a escalar casi desde la cuna.


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