Para realizar esta labor de Investigación y Desarrollo (I+D), la empresa cultiva sus propias microalgas, a escala de laboratorio. En total trabajan con ocho o diez especies de las cuales tres son de agua dulce; una ha sido aislada de las marismas de Huelva, de agua dulce pero con una gran tolerancia a la salinidad; otra es un tipo de alga extremófila, criada en condiciones extremas, que produce elevadas cantidades de caroteno; y el resto son de agua salada.
Los emprendedores han trasladado sus conocimientos y experiencia en técnicas de ingeniería genética a un kit de manipulación genética sencilla de microalgas que contienen los elementos básicos para realizar estos procesos. “Es un producto muy específico para empresas o centros de investigación que se dediquen a esta rama de la biotecnología. Aún no está comercializado pero ya hemos proporcionado algunos de manera individual. Creemos que puede tener mucho interés.”
La modificación genética de nuevas especies sigue siendo el reto planteado por los investigadores para los próximos años. “Es uno de los problemas más importantes. El potencial de las microalgas es enorme y, como hemos visto, se puede aplicar a muchos ámbitos. Debemos desarrollar técnicas para solventar los problemas que plantea su manipulación genética. Sólo así podremos aprovechar todo lo que nos ofrecen”, explica Rosa León.
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