Cádiz /
24 de julio de 2019

Una ‘nariz electrónica’ que huele la gasolina en un incendio

Fotografía ilustrativa de la noticia

Autoría: Juan García Orta / Fundación Descubre

Científicos de la Universidad de Cádiz han desarrollado un método que permite detectar acelerantes tras un incendio, como gasolina o alcohol, a través de su olor. Gracias a su portabilidad y al uso de fórmulas matemáticas, los resultados se obtienen en pocos minutos y sin necesidad de recurrir a personal especializado.

En la investigación de un incendio, uno de los elementos claves que se buscan es la presencia de productos que aceleran el fuego. Es el caso de los combustibles, como la gasolina, o de otros líquidos como el alcohol etílico. Sustancias inflamables que contribuyen a que el objeto o el lugar sea pasto de las llamas. Su correcta identificación ofrece información para discernir si se trata de un caso fortuito o si es fruto de una acción premeditada.

Científicos de la Universidad de Cádiz han diseñado un método basado en una técnica conocida como ‘nariz electrónica’ capaz de oler in situ las cenizas e identificar, en apenas diez minutos, si detrás hay restos de gasoil, de parafina o de algún otro elemento. La versión portátil de esta nariz, cabe en un maletín, no requiere de un conocimiento especializado para su manejo y supone una técnica más objetiva y económica que los métodos tradicionales.

Sistema de nariz electrónica empleado para detectar los restos de combustible en materiales quemados.

El dispositivo ha sido ‘educado’ mediante su exposición a diferentes tipos de muestras quemadas tanto de materiales (pino, corcho, papel y tejido de algodón) como de líquidos inflamables. “Lo que hacemos es similar a enseñar a un niño que nunca ha olido nada, aprende con los restos que le vamos mostrando y le decimos si se trata de madera quemada sola o si tiene algo más”, señala a la Fundación Descubre la responsable del trabajo la investigadora de la Universidad de Cádiz, Marta Ferreiro González.

Los distintos patrones de elementos carbonizados son procesados mediante un algoritmo matemático, de forma que se obtiene una huella digital. Un identificador único que hace posible una determinación objetiva en apenas 10 minutos, frente al método tradicional de referencia que se puede demorar hasta un día y medio. La técnica se ha usado a nivel de laboratorio con éxito en el 100% de los casos.

Los autores del trabajo pertenecen al Departamento de Química Analítica de la Universidad de Cádiz.

Esto es así porque interpreta los restos como un todo y no analiza de forma aislada cada compuesto del sustrato que queda tras el fuego. “Cuando olemos cualquier cosa, como un chicle, identificamos que es de menta, por ejemplo, y es por la sensación que nos produce de forma global. No nos paramos a interpretar si tiene tal o cual compuesto químico, lo hacemos sobre el conjunto de todos los compuestos que dan olor o sabor, y aquí hacemos lo mismo”, afirma la investigadora.

El trabajo continúa su senda ahondando en las distintas huellas digitales. “No es lo mismo estudiar un incendio en el momento que tres días más tarde, cuando los bomberos han actuado y se ha fijado una zona de seguridad. La muestra cambia y estamos alimentando este modelo con más información, para que identifique la presencia de combustibles en unas condiciones que sean más reales en la práctica”, concluye Ferreiro.

Más información en #CienciaDirecta: Diseñan un método en una ‘nariz electrónica’ portátil que identifica restos de líquidos inflamables en un incendio


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