Huelva /
10 de diciembre de 2019

Un termómetro biológico para fijar el cierre de los caladeros de coquinas

Fotografía ilustrativa de la noticia

Autoría: Diego Márquez / Fundación Descubre

Un mejor ajuste de la limitación de la temporada de pesca de este molusco bivalvo a las etapas de desarrollo de sus órganos sexuales es el principal objetivo del estudio de unos investigadores del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (IFAPA) Agua del Pino, en Huelva.

La conservación de una especie que tantos placeres gastronómicos depara cada verano a andaluces y visitantes, como es la coquina, y la posibilidad de dotar de más potencial económico a su pesca artesanal son los dos polos de la brújula que guía el rumbo de la investigación iniciada por el grupo de Recursos Marinos dentro del Área de Acuicultura y Recursos Marinos del centro Agua del Pino del IFAPA en Huelva.

Coquina.

Estos investigadores han desarrollado una herramienta que permitirá ajustar el cierre de los caladeros a la temporada reproductiva de la coquina. La coincidencia de ambos tiempos permite mejorar el rendimiento de la actividad pesquera y, a la vez, procurar que no disminuyan las poblaciones de esta especie a lo largo de los años.

La idea es que el cierre pesquero se pueda establecer con criterios estrictamente biológicos.  De este modo, la actividad de los mariscadores a pie cesaría cuando la mayoría de la población del molusco bivalvo Donax trunculus , popularmente conocido como coquina, esté en la etapa madura, ha indicado a la Fundación Descubre el investigador Óscar Moreno, que ha liderado los trabajos en el IFAPA junto con Inés Martínez-Pita, actualmente profesora del Departamento de Sistemas Físicos, Químicos y Naturales de la Universidad Pablo de Olavide.

La coquina, tan frecuente en las cartas de bares y restaurantes de Huelva y Cádiz en verano, es una almeja comercial cuya presencia se extiende a lo largo de la costa europea del Atlántico Norte y en el Mediterráneo, enterrada a poca profundidad en la arena y cerca de la orilla.

Los expertos vienen advirtiendo desde hace años de que las poblaciones naturales de este molusco han sido sobreexplotadas en el suroeste de España durante las últimas décadas.

Una investigadora trabaja en uno de los laboratorios del IFAPA Agua del Pino. Imagen: IFAPA AGUA DEL PINO.

Por ello, y para controlar la disminución de las camas naturales, las autoridades han ido decretando anualmente temporadas de cierre basadas principalmente en sus etapas gonadales, es decir, en cuándo tienen sus crías, pero también en cuestiones socioeconómicas dado el potencial de este sector en el sistema productivo andaluz. “El criterio no siempre está basado completamente en el ciclo reproductivo”, ha explicado a la Fundación Descubre Óscar Moreno.

El factor temperatura

Esta nueva herramienta trata de trata de ajustar cada año el cierre pesquero, en función de cómo se prevea que puede ser la temperatura del agua del mar y de cuándo se calcula que va a ocurrir la puesta de huevos que dan lugar a las larvas y a las crías.

Para ello, los científicos andaluces relacionaron los valores obtenidos de los denominados índices gonadal y de condición. Ambos facilitan una estimación del aumento de los órganos reproductivos de estos bivalvos en una época concreta del año, que, en el caso de estos animales, suele situarse entre marzo y junio.

Los investigadores calculan el índice gonadal recogiendo una pequeña muestra de tejido del molusco al objeto de observarla al microscopio y ver la evolución de su tamaño.

Trabajos de medición de una coquina en el marco de los trabajos para ajustar el cierre de los caladeros a su etapa reproductiva. Imagen: IFAPA AGUA DEL PINO

Valorar el grado de crecimiento de los órganos sexuales con este método depende del criterio subjetivo del investigador en mayor medida que cuando calcula el índice de condición, que se basa en el incremento de peso de la carne del animal, una vez se ha secado durante 48 horas en el laboratorio y se ha comparado con el de la concha. Es un proceso más complejo pero más fehaciente.

Los valores obtenidos conforme a ambos índices se relacionaron estadísticamente con las condiciones ambientales, incluidos los niveles de clorofila en agua (clorofila-a) obtenidos a través de observaciones con satélite de detección remota.

La concentración de clorofila-a, el parámetro utilizado para conocer la cantidad de microalgas, principal alimento de almejas y ostras a través de un proceso de filtración del agua, o la temperatura del mar se convierten así en el particular mercurio del termómetro que estos científicos andaluces afinan para que los cierres biológicos de los caladeros de coquinas sean cuando tienen que ser. Ni antes ni después.

Más información en #CienciaDirecta: Desarrollan un sistema para ajustar el cierre de los caladeros de coquinas en relación a su etapa reproductiva


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