Un proyecto de ciencia ciudadana aplica una guía fácil para evaluar la biodiversidad del suelo

Investigadoras de la Universidad de Sevilla han co-liderado esta iniciativa donde alumnado del IES Virgen de Valme (Dos Hermanas) y la asociación Enredaos con la Tierra (La Puebla del Río) han desarrollado un método destinado a público no experto para medir la calidad y capacidad de descomposición de dos terrenos diferentes. Esta iniciativa forma parte de la Oficina de Ciencia Ciudadana de Andalucía, impulsada por la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación y coordinada por Fundación Descubre y la Universidad Pablo de Olavide.
Investigadoras de la Universidad de Sevilla, junto con estudiantes del IES Virgen de Valme (Dos Hermanas) y asociados de Enredaos con la tierra (La Puebla del Río) han elaborado una guía destinada a público no experto para determinar la calidad de los suelos mediante la medición de su biodiversidad y su capacidad de descomponer la materia orgánica.
Tras aplicar su método, han concluido que suelos con mayor biodiversidad poseen una mayor capacidad para descomponer residuos orgánicos, en el proyecto de ciencia ciudadana ‘Microfauna: Los secretos del suelo’.

En el proyecto han participado los alumnos del IES Virgen de Valme de Dos Hermanas dirigidos por la investigadora Lourdes Morillas.
En concreto, los resultados de esta iniciativa confirman que los suelos más naturalizados, es decir, aquellos con mayor cobertura vegetal y menor intervención humana, albergan una mayor diversidad y abundancia de microfauna como los isópodos (cochinillas), los colémbolos (similares las pulgas) o los ácaros (parecidos a las arañas). Estos invertebrados favorecen la descomposición de la materia orgánica y son indicadores de un suelo sano y fértil.
Microfauna
Casi un centenar de personas han participado en el proyecto de ciencia ciudadana que persigue ofrecer a los agricultores e interesados un método sencillo para medir la calidad de los suelos, esto es, su biodiversidad y capacidad de descomposición de la materia orgánica. “Conocer estos parámetros es clave para evaluar la salud del suelo, su fertilidad y su papel en la sostenibilidad de los ecosistemas agrícolas”, explica la investigadora de la Universidad de Sevilla, coordinadora y asesora científica del proyecto, Lourdes Morillas.
Para divulgar los resultados científicos, el alumnado del IES Virgen de Valme ha participado en eventos como la Feria de la Ciencia de Sevilla 2024 y 2025, Cafés con Ciencia, el I Congreso de Ciencia Ciudadana ‘Microfauna: los secretos del suelo’, la II Jornada Científica de Centros Educativos de Dos Hermanas y la I Jornada de Ciencia Ciudadana de Andalucía, entre otros eventos.
El estudio forma parte de la Oficina de Ciencia Ciudadana de Andalucía, impulsada por la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación, cofinanciada por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) y coordinado por Fundación Descubre y la Universidad Pablo de Olavide, que pretende potenciar la utilización de este abordaje científico participativo entre distintos agentes de la región.
En la escuela y en la huerta
La coordinadora y asesora científica del proyecto, Lourdes Morillas, acompañó al alumnado representante del IES Virgen de Valme durante la presentación del mismo en la I Jornada de Ciencia Ciudadana celebrada en Sevilla. Durante el evento, las estudiantes explicaron que partieron de la hipótesis de que los suelos mejor conservados y cubiertos por una mayor diversidad vegetal albergarán una mayor abundancia y diversidad de microfauna. Por tanto, los suelos más biodiversos descompondrán la materia orgánica de forma más eficiente.

Para divulgar los resultados científicos, el alumnado ha participado en diferentes eventos como Cafés con Ciencia.
Para medir esta capacidad de descomposición, el proyecto se ha desarrollado en dos escenarios de análisis. Por un lado, los terrenos del IES Virgen de Valme, en Dos Hermanas, y, por otro, la huerta de la asociación Enredaos con la Tierra de La Puebla del Río, dedicada a la agricultura regenerativa y que abastece a un centenar de familias.
En el patio del IES, cada uno de los 16 grupos de trabajo seleccionaron una zona de estudio con diferentes características en referencia a cobertura vegetal, compactación del suelo y humedad. En cada una de las 16 zonas de estudio se enterraron un tapón de plástico, una prenda de ropa interior de algodón, una piel de plátano y una bolsita de té el día 8 de abril de 2024, y se recogieron el 27 de mayo de ese mismo año; mientras que en el huerto se enterraron otras 16 unidades de estos mismos objetos el 15 de abril de 2024 y se recogieron también siete semanas después.
Después, en estas mismas zonas de estudio, tanto en el IES como en la huerta, cada grupo de trabajo recogió una muestra de suelo para poder determinar la abundancia y diversidad de la fauna del suelo. De este modo, el alumnado podría relacionar la biodiversidad de cada suelo con su capacidad de descomponer la materia orgánica (representada por los materiales enterrados).
Método sencillo
Para analizar la biodiversidad del suelo, el alumnado utilizó el método del embudo de Berlese para poder recolectar estos organismos, técnica que consiste en extraer pequeños invertebrados del suelo aplicando una fuente de luz y calor que los obliga a desplazarse hacia abajo. De este modo, quedan atrapados en un recipiente con alcohol para su posterior análisis. Para ello, emplearon materiales cotidianos o reutilizados para diseñar ‘instrumentos científicos’ caseros: una botella de plástico, una malla metálica, una malla de tela, un recipiente, alcohol etílico y una lámpara.

El proyecto se ha desarrollado en dos escenarios: el centro educativo y la huerta de la asociación Enredaos con la Tierra de La Puebla del Río.
Una vez preparado el embudo, el alumnado recogió 150 gramos de tierra de suelo del patio del IES y de suelo de huerta y los colocaron sobre la malla metálica y la de tela. Luego, humedecieron la tierra con agua para que los seres vivos que la habitaban tuvieran mayor movilidad y aplicaron luz para que, al huir de ella hacia el interior del embudo, atravesaran las mallas y cayeran al alcohol etílico, donde quedarían fijados para su posterior análisis. De este modo, observaron, cuantificaron e identificaron la presencia de microorganismos invertebrados como ácaros y cochinillas, entre otros, indicadores de la calidad del suelo.
Los datos muestran que tanto la abundancia como la diversidad de organismos en el IES es muy escasa en comparación con la huerta. Una vez desenterrados los objetos, comprobaron que la ropa interior, el tapón y la cáscara de plátano se habían degradado más en los suelos agrícolas. “El único objeto que sufrió una mayor degradación en el patio del colegio que en la huerta fue la bolsita de té”, añade Lourdes Morillas.
La experta añade que esto se puede deber a que, dado que el suelo de la huerta tiene una alta cantidad de materia orgánica, los organismos del suelo no se ven obligados a atravesar la bolsa del té para acceder a ella. Sin embargo, el suelo del IES tiene un muy bajo contenido en materia orgánica y, por tanto, a la microfauna le compensa hacer el esfuerzo de atravesar la bolsa de té para acceder al poco alimento que tienen a su disposición.
Del suelo a las aulas
De este modo, este equipo de científicos-ciudadanos considera que es posible acercar la investigación científica a las aulas y a los entornos cotidianos, implicando activamente a jóvenes y comunidades locales en el estudio de su entorno. Con este trabajo, el alumnado propone una herramienta sencilla y replicable para evaluar la salud del suelo, fomentar prácticas agrícolas más sostenibles y despertar vocaciones científicas desde edades tempranas.
El proyecto está cofinanciado por la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación, responsable de las políticas de investigación e innovación de Andalucía, de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, de Fundación Ibercivis precursores del Observatorio de la Ciencia Ciudadana en España, el Instituto de Academias de Andalucía, la Consejería de Desarrollo Educativo y Formación Profesional, la Sociedad Andaluza para la Divulgación de la Ciencia y la ONCE Andalucía.
Más información en la página web https://fundaciondescubre.es/andalucia-ciencia-ciudadana/
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