Enzimas para reducir residuos de plásticos termoestables
Este proyecto, en el que participa la Universidad de Cádiz, propone esta solución que podría reducir hasta en un 40% la emisión de los plásticos al medio ambiente y originar un nuevo tipo de materia prima, abriendo con ello nuevos mercados.
Investigadores de la Universidad de Cádiz, coordinados por la profesora Juana María Arellano y pertenecientes a los grupos ‘Toxicología Ambiental y Analítica’ y ‘Tecnología del Medio Ambiente’, participan en el proyecto europeo Bizente, que tiene como objetivo reducir la cantidad de residuos de plásticos termoestables (formados por compuestos rígidos y muy resistentes al calor) por medio de enzimas, algo que podría generar la aparición de un nuevo tipo de materia prima y la reducción de, al menos, el 40% de las emisiones derivadas del actual proceso para destruir dicho material.
Para entender la importancia de la iniciativa del proyecto Bizente, coordinado por el Centro Tecnológico Aitiip de Aragón, hay que tener en cuenta que actualmente no existe una solución definitiva para la reutilización de los compuestos termoestables: éstos se almacenan en vertederos mientras se encuentra una solución para su valorización y posterior reutilización, o terminan siendo incinerados. Lo que causa una huella ambiental negativa y efectos nocivos para la salud pública. De hecho, sólo en la industria aeronáutica hay más de 12.000 aviones a punto de ser retirados del servicio tras alcanzar el final de su ciclo de vida útil que contienen entre el 20% y el 40% de compuestos, porcentaje que puede llegar al 70% en los últimos modelos de aviones. Un problema que también afecta a otros sectores como el ferroviario, la construcción, la automoción, la energía, la electrónica o el deporte.
Así, Bizente es el primer proyecto financiado por la Unión Europea que plantea la utilización de enzimas (moléculas orgánicas capaces de desencadenar reacciones químicas) para tratar este tipo de compuestos una vez que han superado su vida útil. En concreto, los investigadores que trabajan en este proyecto centrarán parte de sus esfuerzos en la biodegradación controlada de materiales termoestables por medio de enzimas, una nueva solución que supone la aplicación de un proceso biocatalítico que dará como resultado un nuevo tipo de materia prima: tres resinas termoestables (epoxi, poliéster y éster de vinilo) que no se habían abordado anteriormente en la cadena de valor de los plásticos. Esta innovación “podría abrir nuevos mercados y oportunidades de negocio para el tratamiento de los residuos plásticos y proporciona una nueva vida a los productos valorizados después de su biodegradación”, como explican los investigadores.
Las soluciones específicas del proyecto Bizente, de impacto internacional, “supondrán un crecimiento de la riqueza y del empleo”. En este sentido, los socios del proyecto crearán 16 puestos de trabajo directos una vez finalizado este estudio, mientras que su contribución socioeconómica “podría suponer hasta 1.800 puestos de trabajo indirectos en los sectores de la cadena de valor implicados: gestión de residuos, biotecnología (enzimas), sectores químicos y de transformación de compuestos”. Estas cifras pueden extraerse del actual impacto positivo que la bioeconomía y la economía circular están teniendo en las economías en materia de empleo, un impulso que se produciría en el sector de los compuestos, con un aumento del 15% en los empleos relacionados con el reciclaje y la gestión de residuos en los próximos 15 años.
Además de ello, este proyecto europeo comprende una serie de paquetes de trabajo, que van desde la evaluación ambiental (que incluye las perspectivas sociales y económicas) hasta la difusión y la sensibilización social, pasando por la definición de estrategias comerciales, la capacitación del personal, la salud y la seguridad en materia de sustancias tóxicas y el cumplimiento de los reglamentos. Asimismo, en él participan profesionales de los sectores de la ingeniería, la química, la biología y el medio ambiente, entre otros. De esta manera, los socios del proyecto Bizente cubren todos los eslabones de la cadena involucrada en este proyecto interdisciplinario, desde los experimentos de laboratorio hasta su aplicación práctica en el sector industrial.
La coordinación del proyecto recae en la entidad española, Aitiip Technology Centre, una fundación privada dedicada a la I+D+i en materiales y procesos orientados tanto a la sociedad como a la industria, con una amplia experiencia en la participación y coordinación de proyectos europeos. Participan en esta iniciativa: la Universidad de Cádiz y Universidad Tecnológica de Delft (Países Bajos), como centros de investigación; Evoenzyme (España), European Composite Recycling Technology (Dinamarca), Specific Polymers (Francia) y Biosphere (Italia), como empresas con capacidad de I+D; y el aeropuerto de Teruel, Acciona Construcción y Aernnova, como usuarios finales de la tecnología resultante.
Bizente es un proyecto pionero financiado por la Unión Europea en el marco de la Iniciativa Horizonte 2020, con un presupuesto general de 3,18 millones euros, incluyendo 2,5 millones de la Comisión Europea. Su duración estimada es de 48 meses, de mayo de 2020 a abril de 2024.
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