Málaga /
31 de mayo de 2025

Sensorizado y ajustable: un andador a medida adaptado a niños con dificultades de movilidad

Fotografía ilustrativa de la noticia

Autoría: Amalia Rodríguez

Fuente: Fundación Descubre

Investigadores de la Universidad de Málaga han desarrollado un dispositivo que permite introducir mejoras en la rehabilitación de la marcha de niños con parálisis cerebral y otras patologías neuronales que afectan a su movimiento. Sus principales ventajas son la recogida de datos objetivos en los entornos en los que transcurre su día a día a partir de sensores que recopilan información clínica durante 24 horas, así como la adaptación regulable según cada enfermedad.

Los trastornos de la marcha son alteraciones de la forma de caminar que en la mayoría de los casos se deben a lesiones o patologías de la médula espinal, del cerebro, de las piernas o de los pies. Como consecuencia, disminuyen la velocidad de los desplazamientos y también origina la pérdida de la regularidad, la simetría o la sincronía de estos movimientos corporales.

Para promover una mayor independencia y seguridad en quienes lo necesitan, la ciencia y la tecnología avanzan cada día en el diseño de instrumentos y herramientas que mejoran su movilidad y promueven su desarrollo motor. 

Investigadores de la Universidad de Málaga que han participado en este proyecto. De izquierda a derecha: Salvador Moreno Vegas, Belén Estébanez Campos, María Prado Nóvoa y Rita Romero Galisteo.Alejandro Peña Trabalon

Parte del equipo de investigadores de la Universidad de Málaga que han participado en este proyecto.

Un ejemplo de ello es un andador pediátrico sensorizado registrado por un equipo de investigadores del Laboratorio de Biomécanica Clínica de Andalucía (BIOCLINA) y del departamento de Fisioterapia de la Universidad de Málaga. Estos expertos, en colaboración con la Universidad de Roma Tor Vergata (Italia), han desarrollado este dispositivo que facilita la marcha a niños con diversidad funcional, concretamente con patologías que pueden afectar a la  movilidad de forma severa como la parálisis cerebral. 

¿Cómo funciona este andador pediátrico sensorizado? 

Este invento incorpora sensores en su estructura que registra información clínica del paciente durante el tiempo de uso del andador. Estos datos proporcionan a los profesionales médicos y fisioterapeutas información de utilidad para la definición de los tratamientos y la planificación de objetivos de rehabilitación. 

Dimensionado para niños desde los 4 hasta los 11 años, este prototipo de andador es ligero y de fácil transporte.

Otra de las ventajas de este dispositivo, registrado como modelo de utilidad -forma de protección legal diseñada para proteger invenciones-, es su capacidad de adaptación a la patología además de a la fisionomía y crecimiento del paciente, es decir, se ajusta por un lado al grado y tipo de soporte que requiere el niño y, por otro lado, se adapta a su peso y tamaño. Está dimensionado para niños desde los 4 hasta los 11 años. Además, es ligero y de fácil transporte, ya que cuenta con una estructura plegable. 

Este andador pediátrico está formado por dos partes: 

  • Estructura mecánica: proporciona el soporte necesario para que el paciente pueda andar y cuenta con una base que incluye cuatro ruedas para una mayor estabilidad y facilidad de desplazamiento. Asimismo, tiene forma de «U» para contribuir a la accesibilidad del paciente. 
  • Parte electrónica: compuesta por una serie de sensores instalados en el propio andador y otros colocados sobre el cuerpo del paciente y un microcontrolador que se encarga de la recopilación de datos. Los receptores ubicados en el andador obtienen indicadores de fuerza que el paciente ejerce sobre el asiento y el soporte para las manos principalmente. Los que lleva el paciente anotan información sobre la postura del tronco y la actividad muscular del tren superior, es decir, del pecho, espalda, hombros, brazos y abdomen. 

Registro inalámbrico

La recogida de datos clínicos que proporciona este dispositivo se hace en tiempo real y se almacena en un servidor al que llega a través de tecnología inalámbrica o alternativamente se almacena en una tarjeta de memoria asociada al ordenador. Con ella, el rehabilitador, fisioterapeuta, terapeuta ocupacional… puede evaluar cómo es la evolución del paciente fuera del entorno clínico y cuantificar resultados de los tratamientos en un contexto más allá del ámbito hospitalario e incorporarlo a nuevos tratamientos.

Este prototipo de andador pediátrico está formado por una estructura mecánica y una parte electrónica compuesta por una serie de sensores.

De esta forma, el personal sanitario puede disponer de información objetiva de la rutina del paciente. “Hay pacientes que reciben fisioterapia en un centro de atención temprana, en el colegio o en un hospital durante un tiempo limitado, donde se trabajan parámetros concretos que a veces no se pueden extrapolar. Nos interesa conocer resultados empíricos de su día a día y con este andador podemos tener acceso a esta información, desde si es necesario corregir alguna postura o si debe realizar determinados ejercicios fomentando además la participación con sus iguales”, asegura a la Fundación Descubre Rita Pilar Romero, investigadora del departamento de Fisioterapia de la Universidad de Málaga y coautora de este modelo de utilidad. 

Este sistema de monitorización de datos funciona de forma autónoma, es decir, permite su utilización tanto en entornos clínicos como fuera de ellos. “El andador registra todos los movimientos del paciente durante su actividad diaria con ayuda de sus cuidadores habituales y es fácil de usar. De hecho, no requiere que tengan una formación especializada”, recalca Romero.

Interacción del paciente con su entorno

Además, este andador facilita la autonomía personal y grupal del paciente. “Al llevar la estructura detrás, el paciente libera sus manos, de manera que fomenta el entrenamiento, el divertimento y la rehabilitación a través de un sistema estable y seguro. Y otro factor importante es que le permite interactuar con otras personas, desde jugar con sus compañeros a pasear con la familia”, comenta María Prado, investigadora del Laboratorio de Biomécanica Clínica de Andalucía de la Universidad de Málaga.

Durante el diseño de este andador, probado hasta ahora con niños sin dificultades motoras, los autores han contemplado que la estructura mecánica funcione sin la parte electrónica como un instrumento ortopédico convencional para el entrenamiento de la marcha en espacios abiertos, como parques o zonas de recreo. De cara al futuro, trabajan en validar este invento en pacientes pediátricos con distintas patologías, así como incorporar inteligencia artificial para extraer parámetros temporales y variables cinemáticas de la marcha, como la posición, la velocidad o el desplazamiento.

Un andador con sello andaluz que une ciencia, tecnología de la salud para seguir mejorando el día a día de ‘pequeños’ pacientes con grandes necesidades. 

Más información en #CienciaDirecta: Diseñan un andador pediátrico que facilita la marcha y recaba datos clínicos fuera del entorno hospitalario


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