Quince años de observaciones desde distintos telescopios, entre ellos los del Observatorio de Calar Alto y del Observatorio de Sierra Nevada, han permitido detectar la señal de una luna en torno a este objeto transneptuniano.
Más allá de Neptuno, el octavo planeta del Sistema Solar, orbitan los objetos transneptunianos (o TNOs, de su nombre en inglés), un grupo de objetos rocosos y helados entre los que destaca Plutón, el de mayor tamaño. Situados a más de treinta veces la distancia entre la Tierra y el Sol, los TNOs constituyen los fósiles de la nebulosa solar primitiva que dio origen al Sistema Solar, y su estudio aporta información sobre cómo se formaron los planetas. Ahora, un grupo de investigadores, con participación del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), ha hallado señales de que Varuna, un TNO de unos mil kilómetros de lado, presenta un satélite natural.
El grupo recolectó imágenes de Varuna desde distintos observatorios, entre ellos el de Calar Alto y el de Sierra Nevada, a lo largo de quince años. Al analizar los datos observaron cómo la curva de luz rotacional (la variación del brillo debido a la rotación sobre su eje principal) del objeto difiere de lo que se espera ver en un objeto elipsoidal. El grupo encontró que, además de la periodicidad debida a la rotación del cuerpo, los datos contenían una segunda periodicidad, muy probablemente debida a un satélite que gira en torno a Varuna una vez cada doce horas.
“Es la primera vez que detectamos indicios de un satélite en un objeto tan lejano utilizando curvas de luz rotacionales –apunta Estela Fernández-Valenzuela, investigadora del Florida Space Institute (Universidad Central de Florida) que encabeza la investigación–. Es muy emocionante, sobre todo porque este objeto en concreto es bastante complejo”.
Varuna muestra unas propiedades físicas peculiares. Rota relativamente rápido, con un periodo de unas seis horas, y produce una curva de rotación curiosa que indica que se trata de un objeto muy alargado. Además, los indicios apuntan a que se trata de un cuerpo más denso que los TNOs similares.
“Hasta la fecha, los satélites en objetos transneptunianos solo se habían descubierto con telescopios espaciales, como Hubble, capaces de diferenciar ambos cuerpos. Esto implica que estamos limitados a satélites que se hallan suficientemente separados del cuerpo principal del sistema”, señala Fernández-Valenzuela. “Al añadir esta técnica, usada anteriormente en asteroides, más próximos y por lo tanto más brillantes, podemos detectar satélites que se encuentran mucho más cerca del cuerpo principal, eliminando el sesgo observacional. Esto ayudará a mejorar los modelos sobre formación de sistemas con satélites y también sobre los diferentes procesos físicos que tienen lugar en las regiones más externas del Sistema Solar”.
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