Málaga /
10 de diciembre de 2020

Restauradores de ciudad: por dónde empezar

Fotografía ilustrativa de la noticia

Autoría: Remedios Valseca / Fundación Descubre

Un equipo de investigación de la Universidad de Málaga ha creado una aplicación que analiza el estado de conservación de las construcciones y establece una jerarquía para su intervención. Mediante el uso de esta herramienta los gestores urbanísticos pueden tomar decisiones más fundamentadas sobre la conservación del patrimonio.

Los arquitectos municipales trabajan en diversos aspectos relacionados con el urbanismo de una ciudad. No sólo participan en la confección de los planes de ordenación urbana, expedientes de rehabilitación y obras nuevas o en estudios de redes de saneamiento y abastecimiento, sino que deben convencer a los poderes públicos sobre la prioridad de ejecución de una u otra obra. Desde el punto de vista de la edificación, esta prioridad debe estar argumentada en el estado de conservación del edificio, pero también sobre su importancia dentro del patrimonio artístico-histórico y el presupuesto necesario para llevarlo a cabo.

El trabajo se incluye en el proyecto ‘Malaka.Net: bases para la rehabilitación sostenible del patrimonio histórico de Málaga’.

Por tanto, presentar las diferentes opciones y posibilidades forma parte de su tarea, debiendo discernir entre ellas los gestores municipales. Por ello, crear sistemas que contribuyan a una toma de decisiones basada en datos objetivos y fiables es uno de los retos actuales del mundo de la arquitectura urbana. Para dar respuesta a esta necesidad, un equipo de investigación de la Universidad de Málaga presenta en la revista Frontiers of Architectural Research una aplicación para facilitar la gestión municipal en relación con la conservación de inmuebles, basada en distintos criterios en la evaluación del daño concreto de cada edificio mostrándolos de una manera muy visual mediante un rango de colores y una puntuación de 0 a 10 según la necesidad de intervención.

La aplicación muestra en un mapa de forma clara cuáles son los que requieren una reparación preferente frente a otros. “El programa asigna una puntuación según la importancia de cada parte del edificio y el grado de deterioro que presenta. Finalmente, se obtiene un índice que determina el estado global y la necesidad de intervención”, indica a la Fundación Descubre el investigador de la Universidad de Málaga Jonathan Ruiz Jaramillo, uno de los autores del artículo.

El investigador de la Universidad de Málaga Jonathan Ruiz Jaramillo, uno de los autores del artículo.

Cada edificación se organiza en una serie de categorías o indicadores para los que se evalúa el grado de afección, así como su relevancia o peso respecto al estado de conservación general. Ello permite establecer mediante un algoritmo una la puntuación de riesgo del edificio, un coeficiente global que permite la comparación entre diferentes inmuebles evaluados, marcando la preeminencia de una propiedad respecto a otras respecto a las labores de conservación que debe realizarse.

De esta manera se puede elaborar el mapa de un casco histórico utilizando los valores del índice de riesgo del estudio. Con este resultado, clasificadas las edificaciones según una jerarquía de necesidades real basada en datos cuantitativos y cualitativos, los gestores municipales pueden tomar decisiones respecto a las políticas de conservación del casco histórico, las inversiones a realizar para su preservación y los plazos para llevarlo a cabo.

El nuevo método se incluye dentro de los llamados procedimientos de toma de decisiones multicriterio (MCDM), que se basan en el análisis de un conjunto de indicadores que permiten obtener una valoración final única.

La herramienta, que describe el riesgo respecto a la estabilidad, seguridad y habitabilidad del inmueble, también aporta información sobre las condiciones sobre eficiencia energética o accesibilidad. Esta información permitiría orientar de manera preliminar el tipo de intervención a llevar a cabo, la adaptación de las construcciones a la nueva normativa y a los requerimientos de sostenibilidad actuales. Así, la información obtenida posibilita la propuesta de posibles usos alternativos según su estado de conservación o su adaptación a las condiciones ambientales, energéticas o de funcionalidad actuales.

Aunque el diseño de esta herramienta se ha basado en el análisis de la edificación, también podría aplicarse a otros elementos del mobiliario urbano tales como fuentes o esculturas.

Los expertos validan la aplicación con un caso de estudio basado en el Ayuntamiento de Málaga y una aplicación a una zona del casco histórico de esta ciudad, en el que se señala la prioridad de rehabilitación. Estos resultados permitirían a los gerentes urbanísticos gestionar los plazos de actuación y la inversión en función de la urgencia de la intervención a realizar.

Análisis previo de los daños en los bordes de la losa de la cubierta.

También plantean ampliar la aplicación incluyendo la valoración económica de cada intervención, de manera que en el mapa no sólo se señalen los riesgos, sino que se evalúe preliminarmente el presupuesto necesario para llevar a cabo la rehabilitación necesaria. De esta manera se logra la optimización de la gestión presupuestaria considerando el coste de conservación o rehabilitación, además de orientar hacia otros usos potenciales que podría albergar un edificio histórico.

De esta manera, la elección entre las diferentes opciones será más fácil y acertada y se facilitará una de las misiones de los arquitectos y gestores: la de conservar el patrimonio adaptándolo a la actualidad. Esta reutilización de los recursos nos conecta directamente con la estrategia de la economía circular, permitiendo reducir tanto el uso de nuevos materiales y productos como los residuos generados.

Más información en #CienciaDirecta: Generan un mapa de riesgo que jerarquiza la restauración de edificios históricos 


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