El 29 de febrero es un día inusual en el calendario, que hace su aparición cada cuatro años y alarga así el mes más corto de todos. Este hecho extraordinario y poco común motivó a que esta fecha fuera elegida para celebrar el Día Mundial de estas patologías. La ciencia andaluza centra su atención en algunas de ellas, con diversos estudios y proyectos de investigación en marcha, como el de Lourdes Ortiz Fernández, del Instituto de Parasitología y Biomedicina López-Neyra (IPBLN-CSIC), que investiga sobre la esclerosis sistémica o diversas vasculitis sistémicas como la enfermedad de Behçet o la arteritis de células gigantes.
Muchas de ellas tienen nombre propio, adoptado de la persona que la descubrió; otras reciben una nomenclatura alfanumérica difícil de leer, tanto como puede llegar a ser establecer su diagnóstico e incluso su posible terapia. Más allá de cómo se las identifica, aunque en muchos casos son aún grandes desconocidas, las enfermedades raras (ER), tal y como las define la Unión Europea son todas aquellas patologías que tienen una prevalencia inferior a 5 casos por cada 10.000 habitantes y presentan altos niveles de mortalidad y discapacidad.
En cifras globales, en Europa la comunidad científica ha identificado 6.313 enfermedades raras aunque se estima que puede haber más de 7.000. Y la cifra sigue creciendo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). La mayoría de ellas son de carácter genético y pediátrico y a ello se le une que sólo el 6% tienen tratamiento.
Afectan aproximadamente al 8% de la población, lo que equivale en toda España a unos 3 millones de personas. En Andalucía hay unas 500.000 personas afectadas por este tipo de enfermedades y 2 de cada 3 casos se producen durante la infancia, según el Plan Andaluz de Atención a las Personas Afectadas por Enfermedades Raras.
Este año, bisiesto y por tanto con un día propio como el de hoy para visibilizar y posicionar la realidad de estas patologías, la Federación Española de Enfermedades Raras ha lanzado esta campaña bajo el lema ‘En enfermedades raras, ¿más vale prevenir que curar?’
Rare Disease Day Official Video 2024 (youtube.com)
¿Cuántas investigaciones sobre enfermedades raras hay en Andalucía?
Además de concienciar a la ciudadanía, la investigación es un motor fundamental para el avance en este campo, una apuesta que en Andalucía se traduce en 739 investigaciones en enfermedades raras. En concreto, en la sanidad pública de Andalucía se desarrollan 80 proyectos de investigación y 659 estudios clínicos que abordan patologías como linfoma, mieloma múltiple, enfermedad de Crohn, hemofilia y artritis psoriásica, entre otras. De los estudios clínicos que se están realizando, 485 son ensayos clínicos, 169 estudios observacionales y cinco investigaciones con productos sanitarios, según datos de la Consejería de Salud.
Estos trabajos lo hacen posible científicos y científicas que cada día investigan desde las universidades, centros de investigación y hospitales para conseguir que estas enfermedades dejen de ser un poco menos raras y mejorar su estudio para lograr nuevos tratamientos.
Es el caso de un equipo del Hospital Infantil del Virgen del Rocío, que ha incluido una prueba digestiva muy sensible, la micromanometría esofágica de alta resolución, dentro de las pruebas que se realizan a niños con dermatomiositis juvenil y esclerodermia, dos enfermedades raras, de origen autoinmune, que pueden causar daños en cualquier órgano de los pequeños que las padecen.
En ocasiones, mientras se realizan pruebas médicas para determinar o descartar una posible enfermedad, puede surgir una nueva. Así les ha ocurrido a un grupo de expertos de los hospitales Virgen del Rocío de Sevilla y Sant Joan de Déu de Barcelona, y sus respectivos institutos de investigación (IRSJD e IBIS). Ambos han descrito una nueva y rara enfermedad relacionada con una mutación en el gen DOCK11. Afecta al citoesqueleto, la estructura interna de las células que les confiere su forma y su capacidad de movimiento.
Otra enfermedad rara que estudia en la Universidad Pablo de Olavide el equipo del profesor Sánchez Alcázar es el síndrome de Leigh, una enfermedad degenerativa que padecen una de cada 36.000 personas. Afecta a las mitocondrias, responsables de producir energía. Si se alteran, producen disfunciones en órganos como el corazón, el cerebro o los músculos.
Este grupo de investigación compagina este trabajo con varios más. Dentro del proyecto ‘MITOCURE’ con la consecución de nuevas opciones terapéuticas para el Síndrome KAT6A, una enfermedad genética poco frecuente que afecta al desarrollo psicomotor y cognitivo de las personas que la padecen. Y dentro del proyecto ‘Braincure, Medicina de precisión personalizada para las ENACH’, siguen localizando nuevas terapias personalizadas efectivas en pacientes con Enfermedades Neurodegenerativas por Acumulación Cerebral de Hierro. Quienes sufren esta enfermedad padecen trastornos neurológicos raros de origen genético caracterizados por la acumulación anormal de este mineral en una parte del cerebro que ayuda a regular los movimientos.
También sobre las ENACH, el grupo de investigación que lidera el profesor Carlos Santos Ocaña también en la UPO, junto con el Centro de Neurología Avanzada (CNA) y el Centro de Investigaciones Científicas Isla de la Cartuja (CIC Cartuja) –centro mixto de la Junta de Andalucía, el CSIC y la Universidad de Sevilla, busca posibles tratamientos a la vez que trata de identificar la toxicidad inducida por fármacos en pacientes con estas patologías.
Las menos sonadas entre las enfermedades raras
Dentro de las enfermedades raras, hay algunas que ya no lo son tanto, porque la ciencia y los medios de comunicación les han dado voz y le han puesto cara tanto a quienes las estudian como a quienes la padecen. Otras, en cambio, siguen siendo grandes desconocidas. Es el caso del conjunto de enfermedades autoinmunes raras que investiga Lourdes Ortiz Fernández, científica y una de las responsables del grupo de investigación ‘Bases genéticas de las enfermedades autoinmunes’ del Instituto de Parasitología y Biomedicina López-Neyra (IPBLN-CSIC).
Primero desde Sevilla y ahora en Granada, la trayectoria de esta bióloga se ha centrado en investigar sobre la esclerosis sistémica o diversas vasculitis sistémicas como la enfermedad de Behçet o la arteritis de células gigantes. Todas ellas son enfermedades autoinmunes o inflamatorias raras con un gran número de alteraciones genéticas, en la secuencia de ADN, distribuidos por todo el genoma. “Cada una de estas variaciones tiene una contribución pequeña al desarrollo de la enfermedad. Al mismo tiempo, en el desarrollo de estas patologías también intervienen múltiples factores ambientales”, recalca a la Fundación Descubre esta científica.
La labor concreta de esta investigadora es identificar los factores genéticos que influyen en la susceptibilidad y/o gravedad de estas enfermedades. “Trabajamos para mejorar la comprensión de los mecanismos que la originan y ayudar a desarrollar herramientas diagnósticas más específicas y potencialmente apuntar a dianas terapéuticas. Con ello, las personas afectadas se beneficiarán de una vigilancia más estrecha o de intervenciones preventivas tempranas”, argumenta Ortiz.
La esclerosis sistémica (SSc) es una enfermedad autoinmune crónica que se manifiesta con la desregulación del sistema inmunológico, daño vascular y una acumulación excesiva de colágeno. Esto provoca fibrosis de la piel y los órganos internos, es decir, se cicatrizan y empeoran o dificultan su normal funcionamiento. Afecta a una media de 3 individuos por cada 10.000 personas, siendo mucho más frecuente en mujeres que en hombres, y aunque puede presentarse en niños y ancianos, se manifiesta principalmente durante la quinta década de vida.
Las vasculitis sistémicas son un conjunto heterogéneo de enfermedades raras, con baja prevalencia, que se caracterizan por la inflamación de los vasos sanguíneos que potencialmente pueden involucrar múltiples órganos y sistemas. Se suelen clasificar en función del diámetro de los vasos sanguíneos que se ven afectados principalmente:
- vasculitis de vasos pequeños como por ejemplo la vasculitis de pequeño vaso asociadas a ANCA; que afecta prácticamente a población infantil,
- vasculitis de vasos medianos, como la enfermedad de Kawasaki;
- vasculitis de vasos grandes, como la arteritis de células gigantes, que afecta a una media de entre 1-5 personas cada 10.000 habitantes mayores de 50 años, con un pico de incidencia a los 70 años y mayoritariamente mujeres.
- vasculitis de patrón mixto, como la enfermedad de Behçet, con una distribución geográfica que corresponde con la antigua ruta de la seda, que recorre desde China hasta la Península Ibérica recorriendo el Mediterráneo. Esta enfermedad muestra una amplia diversidad en términos de epidemiología. En España se estima que afecta entre 5 y 10 casos por 100.000 habitantes. La enfermedad suele surgir entre la tercera o cuarta década de la vida, siendo aún menos frecuente en niños, y se presenta por igual en hombres que en mujeres.
Como éstas, las causas de la mayoría de las enfermedades autoinmunes o inflamatorias raras siguen siendo en gran parte desconocida. “Se sabe qué factores ambientales como los agentes químicos, las infecciones o las radiaciones ultravioletas pueden afectar a personas genéticamente susceptibles, desencadenando así el inicio o afectando a la progresión de la enfermedad, aunque aún queda mucho por descubrir”, asegura Ortiz.
Lo que la ciencia sí ha corroborado es que estas enfermedades se desencadenan a lo largo de la vida. “Algunas de ellas se desencadenan en población infantil como la enfermedad de Kawasaki y otras como la arteritis de células gigantes en individuos de más de 70 años”, concreta la experta del IPBLN.
Hacia una medicina personalizada
Un mayor conocimiento de las bases genéticas de estas enfermedades es crucial para avanzar y lograr una medicina personalizada. “Aunque todavía están lejos de ser usados en la práctica clínica, se están realizando avances sobre los índices de riesgo genético para estimar la posibilidad de una persona de desarrollar una determinada enfermedad basado en su carga genética”, explica la experta del IPBLN.
Otro de los avances en el conocimiento de la genética de estas enfermedades es el reposicionamiento de fármacos, es decir, identificar nuevos usos para medicamentos ya aprobados y disponibles en el mercado. “Es una estrategia prometedora, ya que ofrece importantes ventajas como la reducción de costes y tiempos en comparación con el desarrollo de nuevos fármacos desde cero, y la posibilidad de mejorar el tratamiento de enfermedades para las cuales no existen tratamientos efectivos”, vaticina Ortiz.
Actualmente, a pesar de los avances que se han logrado en los últimos años, para la mayoría de estas enfermedades no existe cura, solo tratamientos sintomáticos. “La enfermedad se cronifica y a pesar de su baja prevalencia, estas patologías crónicas conllevan un alto coste socioeconómico, ya que reducen drásticamente la calidad y esperanza de vida de los pacientes”, matiza Ortiz.
Mientras tanto, cada 4 años hay un 29 de febrero como el de hoy para conmemorar el Día de las Enfermedades Raras. Enfermedades que hoy siguen siendo raras y para las que la ciencia andaluza no cesa de buscar mejoras y nuevos avances… y quien sabe… puede que en un futuro algunas (ojalá sean muchas), dejen de serlo.
*Foto de portada: Adobe Stock
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