Polvo estelar en meteoritos, pista para comprender la evolución de los cuerpos celestes
Un equipo de investigación internacional en el que participa la Universidad de Cádiz ha analizado este material, uno de los más antiguos hallados en la Tierra. Con los resultados obtenidos, los investigadores estudian la evolución de objetos astronómicos como el Sol, los planetas o las estrellas.
“Ella está en el horizonte.[…] Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré.
¿Para qué sirve la utopía? Para eso sirve, para caminar”.
Aunque este poema del escritor Eduardo Galeano describe la búsqueda constante de un lugar perfecto o un estado mental ideal, parece un comienzo apropiado para hablar de astronomía. Precisamente, una de las dificultades que presenta el estudio del cosmos y sus objetos es la incapacidad del ser humano para alcanzarlos todos. Al ser muchos de ellos cuerpos celestes ardientes, no se pueden recoger muestras para su estudio del mismo modo que se haría en la superficie de un planeta como la Tierra o un satélite como la Luna.
A pesar de esta dificultad, un equipo de investigación internacional en el que participa la Universidad de Cádiz, formado por la Academia Sinica (Taiwan), la División de Ciencias Planetarias del Laboratorio de Investigación de Física (India) y las universidades de Curtin (Australia) y Copenhague (Dinamarca) ha definido la composición química del polvo estelar presente en meteoritos para comprender el proceso de formación de cuerpos celestes en el Sistema Solar. De este modo, los expertos aportan conocimiento sobre la evolución de objetos astronómicos como los meteoritos en el espacio.
En concreto, los investigadores centran su estudio en los granos presolares, motas de polvo extraterrestre halladas en meteoritos que han caído a la Tierra. Aunque su tamaño no supera los 100 nanómetros -lo mismo que un virus-, se trata de uno de los materiales sólidos más antiguos presentes en el planeta, anteriores incluso al desarrollo del Sistema Solar hace 4.500 millones de años.
Este polvo estelar se adhiere a cuerpos celestes como los meteoritos y es producto del material que expulsan las explosiones de supernova y las gigantes rojas, estrellas moribundas que han perdido casi todo el combustible que las hace brillar, como una bombilla a punto de fundirse.
Por tanto, estas muestras serían algo similar a un fósil de la actividad de las estrellas en el espacio hace más de 4.500 millones de años, dado que algunos de los granos presolares han quedado inalterados desde su formación. “Con su estudio, queremos arrojar luz sobre el evento cósmico en el que se formaron. De este modo, podemos comprender mejor la historia del Universo, y aportar conocimiento sobre cómo se forman y evolucionan los cuerpos celestes”, explica a la Fundación Descubre el investigador de la Universidad de Cádiz Luc Lajaunie.
Similares al cuarzo
En un estudio publicado en The Astronomical Journal, los investigadores detallan que los granos presolares que analizaron estaban compuestos principalmente por diminutos cristales de silicatos, una composición mineral similar al cuarzo.
Además, los investigadores detallan que estos granos presolares presentaban una gran variedad de estructuras cristalinas, es decir, que los átomos estaban ordenados de forma compacta y creaban estructuras sólidas, en apariencia similares al cuarzo terrestre. No obstante, los investigadores destacan que también encontraron muestras amorfas, también sólidas pero sin una distribución física determinada.
Los expertos destacan también la dificultad de encontrar muestras de granos presolares intactos, puesto que los meteoritos en los que se hallan pueden sufrir muchas alteraciones debido a posibles impactos con otros cuerpos que flotan en el espacio, el calor de la atmósfera y su posterior colisión contra el planeta.
A diferencia de Eduardo Galeano, los investigadores de este estudio sí alcanzan a tocar una diminuta fracción de los astros. Pero si el escritor les preguntara: “¿Para qué sirve comprender el cosmos?” Probablemente, los investigadores también responderían: “para caminar”, para continuar ampliando la comprensión del ser humano sobre el Universo y todos sus objetos.
Más información en #CienciaDirecta: Definen la composición química de polvo estelar en meteoritos para comprender el proceso de formación de los cuerpos celestes del Sistema Solar
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