Jaén /
06 de abril de 2021

Organismos acuáticos sometidos a situaciones de estrés resisten peor las alteraciones futuras

Fotografía ilustrativa de la noticia

Autoría: Jorge Molina / Fundación Descubre

Un equipo de investigación de la Universidad de Jaén ha demostrado en pulgas de agua que un historial de presiones previas, como la contaminación ambiental, lleva a resistir peor alteraciones futuras. Después del estudio, los expertos indican que la acumulación de agentes estresantes en los ecosistemas debe tenerse en cuenta en los protocolos de evaluación de riesgo ambiental, incluso para poblaciones humanas.

La sucesión de alteraciones, entre ellas el cambio climático, va acumulándose en el historial de exposición de los seres vivos, convirtiéndolos en más vulnerables.

Trabajo de laboratorio con las diferentes poblaciones testeadas.

Un grupo investigador de la Universidad de Jaén ha comprobado que organismos acuáticos que han padecido situaciones estresantes, como las de contaminación ambiental, resisten peor nuevos episodios de estrés químico, lo que se traduce en una mayor mortalidad. Mediante el estudio sobre un organismo del plancton –la pulga de agua- se evidencia que también se ve más afectado ante la falta de alimento.

Los científicos consideraron la relevancia de analizar el uso continuo de distintas sustancias artificiales utilizadas en agricultura sobre los sistemas naturales y cómo la historia de exposición previa puede afectar a la resistencia frente a futuras exposiciones. “Este estudio destaca, precisamente, por identificar como vulnerable a una población que inicialmente se podría denominar como ‘resistente’ ya que soportó la exposición continua a un primer tóxico”, señala a la Fundación Descubre la investigadora del grupo de Ecología y Biodiversidad de Sistemas Acuáticos, Gema Parra.

Para el trabajo se sirvieron de pulgas de agua (Daphnia magna), un pequeño organismo del zooplancton. Durante 4 generaciones, que en este caso equivale aproximadamente a un mes, estuvieron expuestas poblaciones a un insecticida (dimetoato) en cámaras con temperatura regulada. Posteriormente, la población de pulgas de agua fue sometida a un segundo factor de estrés químico, en este caso un herbicida (glifosato), y a una presión ambiental, la falta total de alimentos.

Ejemplar de pulga de agua.

La población que estuvo expuesta el insecticida mostró menos resistencia al glifosato, lo que provocó un 20% más de mortalidad. “Además, la resistencia a la inanición disminuyó, pues en este caso a los cinco días ya había muerto la totalidad, cuando los ejemplares sin antecedentes de exposición sobrevivieron hasta 18 días sin alimento”, afirma Gema Parra, para quien esto corrobora la hipótesis de que una historia previa de exposiciones químicas no letales continuas, reduce la capacidad de estos organismos para hacer frente a otros factores estresantes químicos y/o ambientales.

La científica considera que este resultado debe ser tomado en cuenta en el análisis de los riesgos ambientales de cualquier sustancia química y ante nuevos escenarios probables asociados al cambio climático por ser una crisis que se suma a otras.

En próximos ensayos utilizarán pequeñas comunidades acuáticas que simulan la complejidad de los ecosistemas, y se analizarán relaciones de depredación y competencia, para confirmar la repercusión de la historia de exposición previa en ese nivel. La duración del trabajo ha sido de un año, financiado por Plan de Apoyo a la Investigación de la Universidad de Jaén.

Gema Parra y otras investigadoras en una toma de ejemplares.

Hoy día es continua la utilización de diversas sustancias de origen artificial en distintas actividades como la agricultura o la industria, que llegan a los sistemas naturales, con efectos que aún están por descubrir. Los efectos se suman, además, con otros factores globales y esta complejidad eleva el reto para poder reducir sus consecuencias en los seres vivos.

Más información en #CienciaDirecta: Comprueban que organismos acuáticos que sufrieron alteraciones en su entorno resisten peor una nueva perturbación


Ir al contenido