¿Medusas en las playas? La ciencia ciudadana podría anticipar su llegada

No tienen calendario ni dirección fija, pero cuando llegan, se hacen notar. Un análisis realizado por investigadores de la Universidad de Huelva a partir de observaciones compartidas por bañistas relaciona ciertas condiciones marinas registradas en primavera con su presencia en el litoral mediterráneo andaluz en verano. El estudio muestra el potencial de convertir pequeñas aportaciones ciudadanas en herramientas útiles para la investigación científica.
Las medusas tienen un comportamiento errante, pues aparecen sin previo aviso en playas que hasta el día anterior parecían tranquilas. Este fenómeno, tan llamativo como molesto, no solo complica el baño, sino que puede tener efectos importantes sobre la salud pública y el turismo en zonas costeras como la andaluza, donde la economía depende en gran parte del verano. Pero, ¿y si pudiéramos anticipar su llegada?
Un equipo de investigación de la Universidad de Huelva ha demostrado que esto podría ser posible valiéndose de una herramienta como la ciencia ciudadana. En un estudio centrado en el verano de 2019, los científicos han utilizado datos enviados voluntariamente por usuarios de Infomedusa para analizar qué condiciones marinas preceden a la aparición de estos organismos en las playas del litoral mediterráneo andaluz.
Esta aplicación móvil, impulsada por la Diputación de Málaga y desarrollada por la Fundación Aula del Mar Mediterráneo de Málaga en 2013, permite a cualquier persona consultar el estado de las playas en tiempo real. En su primera versión la herramienta mostraba datos sobre viento, oleaje o radiación UV, y contaba además con un foro abierto donde los usuarios comentaban lo que veían en la orilla, desde la ocupación hasta la presencia de estas visitantes inesperadas.
Se trata de un tipo de ciencia ciudadana no dirigida, pues la participación no sigue un protocolo científico específico. “Aunque los datos aportados por los ciudadanos son muy desestructurados, permiten cubrir una gran extensión de costa durante todo el verano, algo que sería prácticamente imposible con métodos tradicionales por su alto coste”, explica a la Fundación Descubre el investigador Jairo Castro, autor principal del estudio.
De los comentarios al mapa de predicción
El trabajo, publicado en la revista Ocean and Coastal Management, forma parte de una línea de investigación más amplia sobre la influencia de factores ambientales en la presencia de medusas. En este caso, para llevar a cabo el análisis, el equipo revisó manualmente casi 9.500 comentarios publicados en Infomedusa durante 2019, de los cuales solo unos 1.200 contenían información útil sobre estos ejemplares.
Clasificaron los comentarios como presencia, ausencia o sin datos relevantes, y cruzaron esa información con variables ambientales de esta zona del litoral como la temperatura del mar, la salinidad, la productividad biológica o la dirección de las corrientes marinas, obtenidas de la plataforma satelital europea Copernicus.

Interfaz de Infomedusa, app gratuita impulsada por la Diputación de Málaga y la Fundación Aula del Mar Mediterráneo.
Para ello se valieron del modelo MaxEnt, una herramienta estadística basada en el principio de máxima entropía. “Dada la situación ambiental donde se registra una presencia, el modelo aprende cuales son las condiciones idóneas para que se produzca y lo extrapola a aquellos puntos donde detecta condiciones similares. El resultado es un mapa que indica los puntos calientes con probabilidad de medusas”, detalla Castro.
Aunque el modelo solo necesita datos de presencia, el equipo fue un paso más allá y utilizó también los registros de ausencia para validar los resultados de forma inversa. Así compararon las zonas donde el modelo predecía baja probabilidad con aquellas en las que los usuarios habían informado de ausencia de estos organismos. Cuando ambas coincidían, el modelo ganaba credibilidad.
El mar de abril tiene la clave
El análisis mostró que la variable más influyente fue la profundidad de la capa de mezcla en abril, una zona superficial del mar donde se mezclan las aguas por efecto del viento y las mareas. Cuando esa lámina de agua es somera y estable, favorece la acumulación de alimento, principalmente el fitoplancton, y crea un entorno propicio para la reproducción y supervivencia de especies como pelagia noctiluca, la más común en el Mediterráneo.

Con la aplicación cualquier persona puede comunicar la presencia de estos ejemplares en alguna playa andaluza.
También resultaron relevantes otras variables:
- La producción primaria neta, que mide la cantidad de alimento disponible en el mar tras la fotosíntesis del fitoplancton. Es un buen indicador de cuánta energía queda libre para sostener a organismos como las medusas en sus fases más tempranas.
- La salinidad del agua, que influye en la estabilidad de la columna marina y en la supervivencia de estos organismos.
- La dirección de las corrientes marinas, que puede transportar las medusas desde zonas de cría hacia áreas costeras.
Pese a que el estudio se centró en una sola temporada, los resultados permiten identificar patrones relevantes y abren la puerta al diseño de sistemas de alerta temprana para anticipar la llegada de estos organismos al litoral. “Con mayor participación de colectivos como servicios de socorrismo, protección civil o incluso pescadores, y un uso continuado durante todo el año, podríamos evaluar la variabilidad interanual y ofrecer un pronóstico, al menos del verano siguiente”, apunta el experto.
Al mismo tiempo, el trabajo demuestra que, incluso con datos desestructurados, la ciencia ciudadana puede ser clave para estudiar fenómenos naturales difíciles de predecir. A veces, una simple observación desde la orilla puede acabar ayudando a gestionar mejor nuestras playas. Y eso, también es hacer ciencia.
Más información en #CienciaDirecta: Un sistema basado en ciencia ciudadana relaciona las condiciones del mar en primavera con la llegada de medusas en verano
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