Investigadores de la Universidad de Granada y el Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra señalan que la integración de estudios geológicos, geodésicos y geofísicos recientes precisan cada vez con mayor detalle el origen de esta sismicidad. Los terremotos de la Vega de Granada en las últimas horas se producen como consecuencia de la liberación brusca de la energía acumulada en las fallas debido a esta compresión entre placas.
La reciente sismicidad que afecta a la Vega de Granada está caracterizada por terremotos de magnitudes pequeñas a moderadas que ocurren en esta región durante periodos discontinuos y recurrentes. La causa principal es la aproximación continua de 4 a 5 milímetros alaño entre las placas eurasiática y africana.
Así lo explican investigadores del departamento de Geodinámica de la Universidad de Granada (UGR) y del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra, que señalan que la integración de estudios geológicos, geodésicos y geofísicos recientes precisan cada vez con mayor detalle el origen de esta sismicidad.
“Los terremotos de la Vega de Granada en las últimas horas se producen como consecuencia de la liberación brusca de la energía acumulada en las fallas debido a este movimiento entre placas. Los eventos sísmicos recientes están relacionados con la actividad de fallas normales de dirección NO-SE localizadas en el entorno de Santa Fe”, explica el investigador de la UGR Jesús Galindo-Zaldívar.
Estas fallas están bien expuestas en el borde del bloque elevado de Sierra Elvira y afectan a rocas compactas (calizas, dolomías y esquistos).Los segmentos de falla más superficiales suelen tener deformación progresiva y asísmica, y pierden buzamiento en profundidad hasta enraizarse en una extensa zona de falla de bajo ángulo aproximadamente a 10-12 kilómetros de profundidad.
“La sismicidad de mayor magnitud se produce entre 3 y 12 kilómetros de profundidad. La Vega de Granada, fracturada en su interior, constituye el bloque superior de esta zona de falla que desliza hacia el O-SO. Los periodos de mayor actividad sísmica como el actual corresponden a enjambres, con numerosos terremotos de diferentes magnitudes en localizaciones próximas. Se desencadenan cuando la actividad de una falla produce un efecto dominó y dispara la actividad de otras fallas próximas”, apunta Galindo.
Estazona de deformación se prolonga por el SE de la Vega de Granada hacia Padúl y Dúrcal, alcanza el Mar de Alborán (donde ocurrió la serie sísmica de 2016) y se extiende hasta Alhucemas (Marruecos), afectada por el terremoto catastrófico de2004. Los estudios desarrollados han tratado de resolver la paradoja de la presencia de fallas normales activas que indican extensión tectónica (NE-SO) en una zona de colisión afectada por acortamiento tectónico (NO-SE), cuya principal consecuencia es la elevación de las cordilleras Bética y del Rif cubiertas por el mar hace sólo 10 millones de años.
Las fallas normales de la Vega de Granada se originan por el desmantelamiento en extensión de la parte superior de la corteza terrestre en un contexto de elevación producido por pliegues y acortamiento en profundidad. Además, también contribuye la migración hacia el Oeste del arco tectónico de Gibraltar, entre Eurasia y África.
Las investigaciones pluridisciplinares desarrolladas en esta área por este grupo de científicos pretenden caracterizar la peligrosidad geológica, conocer el origen y recurrencia de la sismicidad y determinar las magnitudes máximas esperables de la actividad de las fallas reconocidas.
Para ello, se analiza en su conjunto las estructuras activas de la Cordillera Bética, Mar de Alborán y Rif y se modelizan los efectos tsunamigénicos de estas zonas de falla que intersectan el Mar de Alborán.
Las investigaciones se desarrollan en el marco de los proyectos Damage (AEI- Ministerio de Ciencia e Innovación), Agora y Papel (Junta de Andalucía), dirigidos desde el Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (CSIC-UGR) y el departamento de Geodinámica de la Universidad de Granada (IP: Jesús Galindo Zaldívar). Integran resultados geológicos y geofísicos (Asier Madarieta y Lourdes González Castillo, Universidad de Granada), sismología (José Antonio Peláez, Universidad de Jaén) y geodesia (coordinados por Antonio J. Gil y Antonio M. Ruiz Armenteros, Universidad de Jaén).
Los resultados contribuyen, además, a la caracterización de los riesgos geológicos marinos, principalmente de tsunamis en el Mar de Alborán con la participación en estos proyectos de investigadores del Instituto de Ciencias del Mar (CSIC), Universidad de Málaga, Real Observatorio de la Armada, así como de diversas instituciones de Marruecos, Francia, Alemania y Portugal.
La aprobación del nuevo proyecto CASCADA solicitado al Ministerio de Ciencia e Innovación permitirá estudiar la continuidad de estructuras tierra-mar y conocer la interacción de la actividad producida en zonas de falla que se desencadena en cascada en esta zona de colisión entre Eurasia y África.
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