Un estudio liderado por la Universidad de Granada demuestra que un deterioro periférico de la agudeza visual (capacidad para distinguir detalles) y la sensibilidad al contraste (capacidad para distinguir contraste claro-oscuro) empeora la conducción cuando se realizan este tipo de tareas secundarias.
Un estudio liderado por la Universidad de Granada (UGR) ha demostrado que los conductores que padecen miopía, hipermetropía y astigmatismo en visión periférica y utilizan el teléfono móvil o un navegador al volante conducen peor, con los riesgos que esto conlleva.
La visión periférica es la que está relacionada con la localización y reconocimiento de la información visual que se encuentra alrededor del objeto sobre el que fijamos nuestra atención. Es decir, nos permite ver el entorno que nos rodea de forma general, mientras que la visión central se encarga de los detalles más pequeños.
La visión periférica resulta fundamental en la conducción, ya que gracias a ella obtenemos información sobre las señales de la carretera, obstáculos, el trazado del carril o el comportamiento de otros conductores. Sin embargo, esta visión periférica puede verse empeorada en personas que presentan ciertas patologías o que han pasado por intervenciones como la cirugía de cataratas y son implantadas con una lente intraocular. Además, los coches incorporan sofisticados navegadores y sistemas informatizados, lo que enfatiza la importancia del uso de la visión periférica para realizar tareas secundarias en conducción.
Científicos del departamento de Óptica de la Universidad de Granada en colaboración con el Laboratorio de Óptica de la Universidad de Murcia, han analizado el efecto del desenfoque en visión periférica en la conducción mientras se realiza una tarea secundaria, como el uso de Google Maps o la búsqueda de señales de tráfico, también en visión periférica.
Para ello se usó un simulador de conducción que llevaba instalada una pantalla simulando un navegador. Los participantes condujeron llevando puestas diferentes gafas que permitían una visión central nítida, pero producían un emborronamiento de la imagen en la periferia (diferentes grados de miopía, hipermetropía y astigmatismo a nivel periférico).
Los resultados visuales obtenidos reflejaron un deterioro de la agudeza visual (capacidad para distinguir detalles) y de la sensibilidad al contraste (capacidad para distinguir contraste claro-oscuro) con los distintos desenfoques, especialmente para los niveles más altos de desenfoque de miopía e hipermetropía y para el astigmatismo.
La conducción mientras se realizaban las tareas secundarias también empeoró cuando se simulaba el emborronamiento de la visión periférica, especialmente para el desenfoque producido por una miopía y astigmatismo altos. Además, se vio que una peor conducción estaba asociada con una peor sensibilidad al contraste durante todo el recorrido en conducción, y con una peor agudeza visual cuando los participantes tenían que realizar la tarea secundaria en la pantalla (navegador) mientras conducían. Esto indica que el desenfoque de la imagen en la visión periférica puede afectar de forma negativa a la conducción, sobre todo si se realizan al mismo tiempo tareas secundarias como el uso de pantallas táctiles u otros dispositivos digitales.
Referencia bibliográfica:
Ortiz-Peregrina S, Casares-López M, Castro-Torres JJ, Anera RG, Artal P. Effect of peripheral refractive errors on driving performance. Biomedical Optics Express 13(10), 5533-5550 (2022). DOI: https://doi.org/10.1364/BOE.468032
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