Un grupo de investigación del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de la Universidad de Cádiz alerta de que estos crustáceos evitan los componentes de los factores de protección de los rayos ultravioleta a entornos más limpios con los correspondientes cambios que estos desplazamientos provocan en el ecosistema.
Los camarones son una especie de crustáceo presente en todos los océanos del mundo, aunque una cuarta parte de los mismos habitan en agua dulce. En general, son más ampliamente conocidos en el ámbito gastronómico, pero también tienen una labor en su entorno natural al alimentarse de restos orgánicos. No solo cumplen la misma función que los herbívoros en el sistema terrestre, también son presa de otras especies de mayor tamaño y su presencia ayuda a mantener el equilibrio de la cadena trófica.
‘Palaemon varians’, camarón estudiado en la investigación.
A pesar de ser tan numerosos en todo el mundo, hay elementos introducidos en el agua por el ser humano que los hacen desaparecer o escapar a otros entornos más limpios, lo que afecta a la estabilidad de su ecosistema de origen. Uno de esos elementos que propicia esta migración es la crema solar.
En 2015 se publicaba un estudio en el que se demostraba que una gota de crema solar en un espacio de seis piscinas olímpicas es suficiente para generar daños graves en los arrecifes de coral. Pero este producto no afecta solo a estos ecosistemas marinos. Un grupo de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Cádiz ha analizado los efectos adversos de tres tipos diferentes de cremas solares en los camarones. En función de las concentraciones en el agua, el formato y el factor de protección del producto, provoca distintas reacciones: reducción de la movilidad del camarón, la muerte o una reacción de escape. Ésta última afecta a la vida marina de su entorno original, dado que la migración de estos crustáceos produce cambios en el ecosistema.
En los experimentos convencionales se explora el grado de toxicidad de determinados compuestos químicos en los que se comprueba, por ejemplo, la cantidad de producto necesario para provocar la muerte. Sin embargo, los expertos del grupo Ecotoxicología, Ecofisiología y Biodiversidad de Sistemas Acuáticos abordan otros efectos negativos que tienen los protectores solares en el entorno de los camarones como la falta de movilidad o su capacidad de evasión. “La acción de huir parece poco relevante, pero tiene consecuencias ecológicas importantes porque provoca un desequilibrio en las comunidades que componen el ecosistema”, explica a la Fundación Descubre el investigador del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN-CSIC) Antonio Tovar.
Los investigadores Antonio Tovar (izquierda), Cristiano Araújo (derecha) y Araceli Rodríguez.
Al marcharse hacia otras zonas se produce, por un lado, una pérdida de biodiversidad en el entorno en el que vivían originalmente y, por otro lado, un desequilibrio en el ecosistema de destino.
Reacción de escape
Los investigadores señalan tres reacciones cuando se produce un contacto entre las cremas solares y los camarones. Éstas varían en intensidad dependiendo de la cantidad de producto, el formato (spray, loción o crema) y el factor de protección. Los expertos afirman que la mortalidad de los camarones casi siempre está asociada a una alta concentración de protectores solares en las zonas donde habitan, especialmente cuando éstos se elaboran en formato spray. Este producto tiene una mayor capacidad para disolverse en el agua y, por tanto, los crustáceos lo asimilan con más facilidad.
También demuestran que cuando la crema se diluye de forma homogénea en el mar, la movilidad de los camarones se ve afectada. Dado que las concentraciones de producto no son tan altas, los crustáceos entran en un estado letárgico que puede desencadenar, por un lado, la muerte al verse incapaces de escapar o, por otro lado, una reacción de escape cuando recuperan la capacidad de desplazarse.
Los camarones huyen cuando alertan la presencia de elementos tóxicos en el agua, como es el caso de la crema solar.
Por último, los expertos comentan que el efecto de huida se produce cuando los camarones detectan el elemento tóxico en el agua en dosis moderadas. Esta reacción supone un riesgo para el ecosistema, puesto que la ausencia de estos crustáceos puede afectar a otras especies con la que interactúan y el propio entorno.
Para evaluar los efectos de los contaminantes en los camarones, los expertos desarrollaron a lo largo del año que duró el estudio un nuevo sistema denominado HeMHAS (Heterogeneous Multi-Habitat Assay System) que consiste en una serie de cubículos conectados entre sí. En todos ellos se simula el entorno natural de los crustáceos. “Cada compartimento proporciona un escenario de exposición. Seleccionamos algunos cubículos y suministramos el contaminante, luego observamos cómo reaccionan los camarones y de qué entornos huyen”, explica el investigador del CSIC Cristiano Araújo. Con esta metodología, el equipo de investigación constató que los animales huían del cubículo contaminado a otro con un entorno más favorable cuando percibían la presencia del producto en dosis poco concentradas.
Los expertos utilizaron varillas de plástico con muestras de tres tipos de cremas, de distinto factor de protección solar y en tres formatos: loción, que es un producto con base de agua y aceite que contiene alcohol. También utilizaron gel, elaborado con agua y de textura más ligera. Por último, aplicaron spray, realizado con base agua y de muy fácil absorción. De este modo, simularon cómo estos productos se disuelven en el agua desde la piel humana. Con esta metodología, comprobaron que el protector solar más nocivo es el spray, puesto que los camarones lo asimilan en su organismo con mayor facilidad.
A la cuestión de qué factor de protección es más respetuoso con el medio ambiente, la investigadora Araceli Rodríguez de la Universidad de Cádiz responde: “Esta es la pregunta clave. Siempre afirmamos que los científicos del medio ambiente marino y las compañías de cosméticos deben trabajar juntos para crear un protector solar seguro tanto para el medio ambiente como las personas”. La experta añade que no se puede prescindir de este producto por salud: “Es importante desarrollar fórmulas que ofrezcan esa protección sin causar tanto daño a los ecosistemas”.
Más información en #CienciaDirecta: Demuestran los efectos adversos de las cremas solares en los camarones
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