Los beneficios del aceite de oliva en sangre
Un equipo de investigación de la Estación Experimental del Zaidín del CSIC ha confirmado la capacidad antioxidante y antiinflamatoria de los componentes del aceite de oliva en cultivos de células sanguíneas. Aunque ya son conocidas las cualidades para el sistema cardiovascular del ‘oro líquido’, los expertos han validado su acción en un experimento ex vivo, es decir, fuera del organismo. Así, lo proponen como una nueva vía de estudio para su aplicación en pacientes.
Que el aceite de oliva virgen extra tiene efectos beneficiosos sobre la salud está sobradamente probado científicamente. Su alto contenido en sustancias antiinflamatorias y antioxidantes lo convierten en el gran aliado de las ventajas de la dieta mediterránea. Crudo, como aderezo en ensaladas o en las tostadas, para los guisos de verduras y carnes, o para la perfecta fritura de ‘pescaíto’ fresco.
Además, es un gran conservador de alimentos y aparece como extra en muchos otros productos, como cremas antienvejecimiento, champús, aceites corporales y fármacos. Sus compuestos ayudan a las células a desarrollar correctamente sus funciones y evitan la oxidación, es decir, el estrés que provoca su muerte.
¿Qué ocurriría si administramos el aceite directamente a las células? ¿Qué pasaría si incluimos estos compuestos químicos sencillamente en la sangre? Son las cuestiones que se plantearon unos investigadores de la Estación Experimental del Zaidín del CSIC de Granada. Partiendo de los compuestos, conocidos como terpenos y polifenoles, que causan la acción antiinflamatoria y antioxidante en el organismo, confirmaron que si se suministra a un cultivo de sangre, el beneficio es más claro y evidente en comparación con el consumo en la dieta.
Nuevos usos para el ‘oro líquido’
Así, con este procedimiento se abren nuevas vías para el estudio desde otra perspectiva de la acción del aceite sobre diversas enfermedades. El estudio se desarrolla induciendo la enfermedad en células sanas en un primer momento o utilizando sangre de pacientes con patologías, y observando la respuesta que tiene ante la presencia de los compuestos. Este procedimiento es llamado ex vivo al realizarse fuera del organismo, en un ambiente artificial.
Han comparado la respuesta del organismo ante un proceso inflamatorio tras el consumo sostenido de los aceites con la adición directa de aceite de oliva en la sangre. Así, han descrito en un artículo publicado en la revista Free Radical Biology and Medicine, que los compuestos ingeridos consiguen disminuir y modificar el estado inflamatorio y oxidativo general de los pacientes. Pero si se suministran las sustancias directamente a la sangre se observan los efectos de forma más clara, rápida y precisa. “Con este trabajo se valida la acción beneficiosa del aceite de oliva, pero también se abren posibilidades a su aplicación clínica, aunque son necesarios más estudios y ensayos para llevarla a la práctica”, indica a la Fundación Descubre el investigador del CSIC Juan de Dios Alché, autor del artículo.
Al rico aceite
El estudio proviene de un proyecto llamado NUTRAOLEUM en el que se establece un consumo continuado con los tres tipos de aceite a 54 personas de entre 20 y 60 años sanas a los que se les extrajo sangre para los ensayos. Además, dan un paso más al observar qué ocurre en la sangre al exponerlas a los polifenoles y triterpenos directamente.
La base de los tres aceites suministrados es que eran de olivos de la variedad Picual, con una composición similar excepto en el contenido de terpenos y polifenoles. Así, se compararon:
1º.- Aceite de oliva virgen extra de tipo comercial.
2º.- Aceite obtenido mediante la mezcla de varios de los mejores aceites con un mayor contenido fenólico y triterpénico.
3º.- Aceite funcional generado mediante el enriquecimiento del primero con extractos ricos en estos compuestos, procedentes de la piel de la aceituna y hojas del olivo.
En los tres casos la respuesta celular fue positiva, pero la tercera opción fue la que demostró mayor acción antiinflamatoria y antioxidante, seguida de la segunda y finalmente la opción comercial.
Aceite ‘en vena’
Con este procedimiento se abren nuevas vías para el estudio desde otra perspectiva de la acción del aceite sobre diversas enfermedades.
El proceso se llevó a cabo en las siguientes etapas:
1.- Inducción de inflamación a los cultivos de sangre mediante la adición de diferentes químicos.
2.- Co-incubación de la sangre con extractos de los tres aceites formulados.
3.- Observación de la presencia y niveles de unas proteínas llamadas Interleucina beta y TNF-alfa, que son biomarcadores de la respuesta inflamatoria celular. Están presentes en la mayoría de procesos inflamatorios y son los responsables de indicar al organismo de que algo no va bien e informar al resto de células para provocar que acudan a resolver el problema.
4.- Análisis de los niveles de oxidación de enzimas y proteínas causadas por la presencia de niveles elevados de especies de oxígeno reactivo y óxido nítrico.
5.- Comparación de la respuesta antiinflamatoria y antioxidante de los cultivos de sangre ex vivo con los resultados de ingesta sostenida de los aceites indicados.
Tras los ensayos, concluyeron que la adición directa de los compuestos en los cultivos genera efectos más acentuados y de forma más inmediata que la ingesta en la dieta.
Los expertos continúan sus investigaciones para conocer más datos sobre la viabilidad del uso clínico que podría tener este hallazgo, así como las cantidades necesarias en su aplicación para que no exista toxicidad en sangre.
Más información en #CienciaDirecta: Demuestran los beneficios del aceite de oliva administrado en cultivos de sangre
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