En este estudio internacional, liderado por la Universidad de Granada (UGR) y el Instituto Karolinska de Suecia, los investigadores han realizado un seguimiento a más de un millón de adolescentes varones de Suecia durante un periodo medio de 30 años, analizando también el efecto combinado entre una baja capacidad aeróbica y un alto índice de masa corporal.
Los adolescentes obesos y con una baja forma física tienen un mayor riesgo de tener en el futuro una jubilación temprana debida a una enfermedad incapacitante. Así se desprende de un estudio internacional liderado por la Universidad de Granada (UGR) y el Instituto Karolinska de Suecia, cuyos resultados se publican en la revista Annals of Internal Medicine.
Los investigadores han realizado un seguimiento a más de un millón de adolescentes varones de Suecia durante un periodo medio de 30 años, analizando también el efecto combinado entre una baja capacidad aeróbica y un alto índice de masa corporal.
Los resultados demuestran que ambos son factores de riesgo independientes de tener una jubilación temprana debida a enfermedad crónica o severa, como enfermedades psiquiátricas, enfermedad cardiovascular, musculoesquelética o del sistema nervioso.
En el otro lado de la balanza, los adolescentes con menos riesgo de tener una jubilación temprana por estos motivos fueron aquellos en buena forma física y con normo-peso.
Francisco B. Ortega, profesor del departamento de Educación Física y Deportiva en la Facultad del Deporte de la Universidad de Granada y coautor del trabajo, afirma que “estos hallazgos tienen importantes implicaciones para la salud pública, ya que demuestran que mantener una buena condición física, especialmente capacidad aeróbica, no solo tiene un gran impacto sobre la salud, sino que además tiene un impacto social y económico, al ligarlo a las pensiones tempranas por enfermedad”.
“Esto es especialmente relevante en España, uno de los países con mayor expectativa de vida del mundo y por tanto uno de los países que afronta y afrontará el difícil reto de una población envejecida. Un reto que se verá agravado o atenuado si se tienen más o menos jubilaciones tempranas debidas a enfermedades crónicas y severas”, asegura. Ortega.
Las enfermedades psiquiátricas, a la cabeza
De entre todas las enfermedades que dieron lugar a la concesión de una jubilación temprana, las enfermedades de tipo psiquiátrico fueron las más frecuentes. Curiosamente, “uno de los hallazgos más novedosos e impactantes de este estudio, es que el riesgo de una persona con una muy baja capacidad aeróbica de tener una pensión debida a enfermedad psiquiátrica es mayor incluso que el que tendría una persona con obesidad mórbida obesidad tipo III”, señala Pontus Henriksson, primer autor de este trabajo, que se inició y desarrolló principalmente durante sus dos años de estancia posdoctoral en la Universidad de Granada, bajo la tutela del profesor Ortega.
Otro hallazgo importante fue que aquellas personas que tenían obesidad, pero mantenían un nivel de capacidad aeróbica moderado o alto (la llamada paradoja “fat but fit”, ver https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/?term=28583992), tuvieron un menor riesgo de tener una enfermedad psiquiátrica conducente a una jubilación temprana que aquellas personas que tenían un peso normal (índice de masa corporal entre 18.5 y 24.9 kg/m2) pero tenían una baja capacidad aeróbica.
Estos resultados arrojan más evidencia a la hipótesis de que “estar delgado puede no ser suficiente para estar sano, un nivel de capacidad aeróbica medio-alto debe ser fomentado en todos los casos, independientemente del peso de la persona”, afirma Francisco B. Ortega.
Una de las principales limitaciones del estudio es que fue realizado sólo en varones, por lo que no se puede saber si las conclusiones del estudio son directamente extrapolables a mujeres, aunque hay otro tipo de estudios que han observado que el valor predictivo de la capacidad aeróbica en la enfermedad futura es consistente en hombres y mujeres.
Es importante también destacar que tanto el nivel de condición física, como la obesidad, como otros factores de riesgo clásico (tener el colesterol alto, hipertensión, etc.) todos ellos tienen un importante componente genético, pero a pesar de ello todos estos factores son susceptibles de ser modificados con un estilo de vida más saludable, incluyendo el ejercicio físico y una apropiada nutrición.
Por todo ello, el mensaje final que se desprende de este estudio es que “ser activo para estar en buena forma física ya desde etapas tempranas como es la adolescencia, es tan importante para la salud futura (si no más) como mantener un peso saludable”, concluye el investigador de la UGR.
Suscríbete a nuestra newsletter
y recibe el mejor contenido de i+Descubre directo a tu email