Javier Peralta Calvillo, doctor en Astrofísica: “Las ondas gravitacionales revolucionarán la astronomía”
Javier Peralta Calvillo –Algeciras, 1979- es doctor en Astrofísica por la Universidad del País Vasco. Su relación con el universo comienza durante la adolescencia, gracias a los libros del divulgador Carl Sagan. Desde entonces, ha pasado por las universidades de Sevilla y la Laguna –Tenerife-, el Observatorio Astronómico de Lisboa –Portugal- y el Instituto de Astrofísica de Andalucía, donde uno de sus estudios sobre la atmósfera de Venus fue portada en la publicación ‘Geophysical Research Letters’ y destacado en la revista ‘Science’. En 2015 se traslada a Kanagawa, cerca de Tokyo, para participar en la misión ‘Akatsuki’, de la Agencia Espacial de Japón –JAXA-, cuyo objetivo es explicar los fuertes vientos venusianos y observar, por primera vez, los relámpagos de sus tormentas.
– Reside en la ciudad japonesa de Kanagawa, a más de 11 mil kilómetros de Algeciras. La primera pregunta parece ineludible, ¿qué le lleva a la Agencia Espacial de Japón?
– ¡Coincidencias! El principal culpable es Venus, un planeta que ha marcado mi trayectoria profesional y personal. En 2005, dos años después de finalizar la carrera, me embarqué en la misión Venus Express de la Agencia Espacial Europea, en la Universidad del País Vasco. Justo cuando ésta finalizó, los japoneses consiguen rescatar Akatsuki, cuyo primer intento de llegar a este planeta fracasó en 2010 debido a un fallo en los propulsores –se pasó de largo-. Y ahí entro yo, de una misión a otra, sin escalas.
– La astronomía es una disciplina que analiza la estructura y composición de los astros, su localización y las leyes que rigen sus movimientos. ¿Cuál es su especialidad?
– Dinámica atmosférica, esto es, estudio cómo se mueven las nubes en la atmósfera.
– En la última década, Venus ha sido la brújula sobre la que ha gravitado su investigación, ¿qué tiene de especial este planeta?
– En el sistema solar las atmósferas de los planetas terrestres –formados principalmente por minerales sólidos- como la Tierra o Marte, por ejemplo, suelen girar sobre su propio eje, de Oeste a Este, a una velocidad similar que la superficie. Sin embargo, Venus y Titán –la mayor luna de Saturno- son diferentes, se trata de cuerpos que rotan muy despacio pero sus atmósferas, por alguna razón que aún desconocemos, lo hacen mucho más rápido que su superficie, 60 veces en el caso de Venus. Este fenómeno se conoce como superrotación y estudiarlo supone, desde un punto de vista meteorológico, resolver un quebradero de cabeza de más de medio siglo.
– Venus gira excepcionalmente lento sobre sí mismo y emplea en dar una vuelta 243 días frente a las 24 horas de nuestro planeta, ¿qué relación puede guardar su dinámica atmosférica con la de la Tierra?
– En general, en la Tierra, debido a la propia rotación del planeta, los vientos se desvían y forman anticiclones y borrascas, es el denominado efecto Coriolis. Sin embargo, en la zona del ecuador terrestre, éste se anula, precisamente lo que ocurre en Titán y Venus. De esta forma, se convierte en un laboratorio excelente para comprender mejor la región de la atmósfera terrestre donde no existe el citado Coriolis.
– Observando sus publicaciones, parece que Venus ofrece más información…
– Exacto. Permite, además, estudiar las posibles consecuencias del efecto invernadero, ya que en Venus éste aumentó hasta quedar totalmente fuera de control. De hecho, lo que está sucediendo actualmente en la Tierra, donde existe un incremento progresivo, ocurrió también en Venus. Y es crucial saber cuándo podríamos llegar a un punto de no retorno.
– ¿Es Venus un espejo para la Tierra en relación al efecto invernadero?
– Cuando se formaron, la Tierra y Venus debían ser muy similares. De hecho, son conocidos por el apodo de planetas gemelos. Pero ‘algo’ sucedió en este último y el efecto invernadero aumentó y elevó su temperatura, superando actualmente los 450º en la superficie.
– Espere… ¿Qué es ese ‘algo’?
– Un momento de la historia de Venus, aún por determinar, que nos puede servir para conocer hasta qué punto puede aumentar el efecto invernadero en la Tierra antes de que perdamos el control de dicho calentamiento y ya no exista marcha atrás.
– ¿Qué es la misión Akatsuki y cuáles son sus objetivos?
– Su principal reto es analizar cómo se mueven las nubes en Venus. Igualmente, trata de responder a la siguiente pregunta: ¿hay tormentas con relámpagos? De momento, aún no se han observado. Desde el 7 de diciembre de 2015, día de la inserción orbital, está enviando datos y es ahora cuando estamos comenzando a examinarlos. Y hay más.
– Continúe, por favor.
– Cuando uno observa Venus en luz de tipo visible -la que captan nuestros ojos-, sólo vemos una atmósfera sin ningún tipo de estructura, donde todo es nublado. Sin embargo, si lo hacemos con luz ultravioleta, aparecen contrastes oscuros. Esto se debe a la existencia de un tipo de aerosol desconocido, misterioso, que absorbe fuertemente la luz ultravioleta y favorece ver cómo se mueven las nubes, permitiendo, de esta manera, ‘medir’ los vientos.
– Dos trabajos científicos marcan parte de su trayectoria. Uno de ellos, publicado en la prestigiosa revista Astrophysical Journal Supplement, le dio a conocer como el primero en deducir las ecuaciones de las ondas atmosféricas de Venus. ¿Cómo lo logró?
– Inicié este trabajo en el Observatorio Astronómico de Lisboa, en Portugal. Tras consultar la literatura, me sorprendió comprobar cómo nadie había deducido antes las ecuaciones que describen las ondas en una atmósfera como la de Venus. Apoyado por David Luz, mi supervisor, decidí ‘apostar’ e invertí dos años centrado en ello, sin la presión de ‘publicar o morir’ que existe hoy día para los investigadores. Y reconozco que fue mi época más feliz haciendo ciencia.
– En el segundo estudio, elegido como portada en Geophysical Research Letters y destacado en la revista Science, aplicó esas ecuaciones para explicar por qué la atmósfera de Venus muestra una gigantesca ‘Y’, desvelando así una incógnita desde su hallazgo hace más de medio siglo.
– Pensamos que esta onda que adopta forma de ‘Y’ juega un papel clave como agente que alimenta la superrotación, por eso es tan importante, ya que explicaría por qué su atmósfera gira 60 veces más rápido que su superficie.
– Está claro, no ha tenido tiempo para aburrirse en la última década, pero… ¿Dónde comienza su pasión por la astronomía?
– Vocacionalmente me ha entusiasmado desde siempre, gracias principalmente a los libros de Isaac Asimov y Carl Sagan. Fue con ‘Un punto azul pálido’, de Sagan, cuando empecé a engancharme de verdad. De pequeño me gustaba la ciencia, quería ser astronauta y durante la etapa de bachillerato mi afición se confirmó cuando un profesor me enseñó la relatividad restringida de Einstein.
– Usted es un referente en su localidad, Algeciras, y ha colaborado en el proyecto ‘Diverciencia’, cuyo objetivo es fomentar vocaciones científicas. ¿Qué le recomienda a los jóvenes investigadores que comienzan o están planteándose entrar en el mundo de la ciencia?
– Afición y leer mucho. Descubrir qué te gusta es algo progresivo, lleva tiempo. Una vez que te decidas, céntrate en disfrutar el camino, de lo que haces, priorizando esto antes incluso que obtener resultados. Igualmente, aprender bien inglés y tener la mente abierta, porque si realmente quieres dedicarte a la ciencia, lo más seguro es que tu casa no sea España. Y nunca tengas miedo de equivocarte.
– Mirando al futuro, ¿cuáles son los principales retos por venir para la astrofísica?
– En meteorología necesitamos una revolución. Ésta llegará cuando alguien presente un sistema único de ecuaciones que permita explicar cualquier tipo de atmósfera planetaria, junto con una formulación matemática ‘rompedora’ capaz de esquivar la necesidad de recurrir a modelos numéricos complejos, que conllevan cuantiosos errores de redondeo y excesivo tiempo de computación. En el caso de la Tierra, por ejemplo, supondría un aumento, sin precedentes, de la exactitud a la hora de pronosticar el tiempo.
– Y echando la vista atrás, ¿en qué ámbitos hemos evolucionado más?
– A nivel astronómico hemos mejorado mucho en métodos de detección e instrumentos de medición desde la Tierra. Hoy día, con telescopios pequeños, se pueden lograr imágenes de planetas como Júpiter con la misma calidad de algunas misiones espaciales del pasado. También es impresionante cómo éstas se han abaratado.
– El desarrollo de la astronomía tiene un reflejo directo en la sociedad, ¿cuáles son sus beneficios?
– La creación e inversión en tecnología astrofísica –principalmente instrumentación- nos permite ser más eficientes en otros ámbitos de la ciencia, especialmente en telecomunicaciones, por ejemplo el sistema GPS. Por poner otros más tangibles, las cámaras digitales con dispositivos de cargas acopladas –CCD por sus siglas en inglés- que mejoran la captación de imágenes o los detectores de rayos X en los aeropuertos.
– Hace 100 años Albert Einstein predijo la existencia de ondas gravitacionales como parte de su Teoría General de la Relatividad. El pasado 11 de febrero los expertos de LIGO lo confirmaron, ¿cómo afectará este descubrimiento al estudio del universo?
– Se trata de un hallazgo digno de un Premio Nobel. La sociedad aún no es consciente, la puerta que se acaba de abrir supone una nueva manera de observar y estudiar el universo ‘violento’, objetos y fenómenos que ahora mismo son invisibles ¡Podríamos saber si las estrellas de neutrones son asimétricas, qué hace que las estrellas exploten o cómo se expande el propio universo!
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