Según los resultados de esta investigación realizada por la Universidad de Sevilla, las mujeres que con anterioridad al embarazo consumen alcohol frecuentemente, las que han tenido más embarazos, las de menor nivel educativo, las que no tienen pareja y las que tienen un menor riesgo percibido al consumo de vino en la gestación, son las más propensas a mantener la ingesta de alcohol estando embarazadas.
Un reciente estudio de la Universidad de Sevilla pone el foco de atención en el consumo de bebidas alcohólicas durante el embarazo, una circunstancia que hace peligrar el correcto desarrollo del feto y, por ende, también su salud. Según los resultados de esta investigación, las mujeres que con anterioridad al embarazo consumen alcohol frecuentemente, las que han tenido más embarazos, las de menor nivel educativo, las que no tienen pareja y las que tienen un menor riesgo percibido al consumo de vino en la gestación, son las más propensas a mantener la ingesta de alcohol estando embarazadas.
“Es fundamental que los programas institucionales de prevención de la exposición prenatal al alcohol se dirijan específicamente a estos colectivos de mujeres”, enfatiza la investigadora de la US Isabel Corrales, quien añade que “una cuarta parte de las entrevistadas (24,6%) declaró haber consumido alcohol en algún momento de la gestación anterior al momento de la entrevista”.
Para llevar a cabo este estudio, se elaboró un cuestionario que se facilitó a mujeres embarazadas en la semana 20 de gestación de un Área Sanitaria de Sevilla. El objetivo del estudio fue evaluar el consumo de alcohol en las gestantes y sus factores determinantes.
Los datos obtenidos corroboran que el consumo de alcohol en nuestro contexto social puede ser superior al normalmente percibido por los profesionales y las instituciones sanitarias. Se ha constatado, además, en diversos estudios que parte de las embarazadas tienden a infradeclarar el consumo real. Ante esta situación, los investigadores van a utilizar como futura línea de investigación (además de los cuestionarios) biomarcadores que permitirán establecer una estimación más precisa de la ingesta de alcohol en el embarazo.
Medidas de prevención
En España, el Ministerio de Sanidad y consumo en su página web lanza un claro mensaje a través de un folleto informativo a favor de la abstención del consumo de alcohol durante la gestación. En dicho folleto se exponen las posibles complicaciones, informa de que no existe un periodo del embarazo en el que se pueda ingerir alcohol sin riesgo e indica que no hay dosis mínima segura y establece que hay una relación dosis-efecto. Además, orienta a la gestante a cómo debe actuar (informando a su médico de atención primaria y tocólogo) si ha tomado alguna bebida alcohólica en el periodo preconcepcional, sobre todo en el periodo desde que se queda embarazada hasta que realmente es consciente de ello.
Frente a esta campaña nacional, en Andalucía, si bien se recomienda el abandono de hábitos tóxicos (tabaco, y otras drogas) durante la gestación, con respecto al alcohol la única referencia que se hace es “No hay dosis mínima segura”. Además, en el Documento de salud de la embarazada (DSE) que debe acompañarla a lo largo de todo su embarazo en las distintas consultas, hay una tabla de equivalencias para el cálculo de Unidades de Bebida Estándar (UBE) para que la matrona calcule las UBE ́s que la gestante declara consumir y las deje reflejadas.
“Esta circunstancia podría inducir a equívocos por parte de la gestante cuanto menos, ya que la embarazada podría pensar que sí es aceptable un consumo moderado de alcohol durante el embarazo. El estudio que hemos realizado sugiere que el consejo sanitario adecuado, no llega de manera efectiva a una amplia proporción de las gestantes, en particular a las de menor nivel educativo”, afirma la investigadora Corrales.
El grupo de investigación que ha elaborado este estudio está formado por profesores de la Universidad de Sevilla, la Universidad de Huelva y la Universidad de Barcelona y sus resultados se materializan en la tesis doctoral ‘Creencias y hábitos de las gestantes en relación con el consumo de alcohol en la gestación’ defendida por la doctora Isabel Corrales bajo la dirección del catedrático Ramón Mendoza y la profesora Fátima León, y la tutoría del catedrático de la US José Luis Dueñas.
Trastornos del Espectro Alcohólico Fetal
Existe una clara evidencia, a partir de estudios experimentales con animales y de observaciones clínicas en humanos, de que la exposición prenatal al alcohol tiene efectos nocivos, incluso desde el propio inicio del desarrollo prenatal. A nivel fisiopatológico, el alcohol, como agente tóxico, atraviesa fácilmente la barrera placentaria pudiendo provocar serias complicaciones para el desarrollo evolutivo de la gestación. Estas complicaciones tienen una variabilidad clínica importante ya que van desde la muerte fetal anteparto a serias alteraciones en el desarrollo embrionario y fetal, como el retraso en el crecimiento intrauterino y en la vida infantil, microcefalia, anomalías faciales específicas, malformaciones esqueléticas, cardiopatías congénitas, patología urogenital y alteraciones cutáneas. Además de estas alteraciones morfológicas, visibles a nivel ecográfico y diagnosticables prenatalmente, así como postnatalmente con la exploración pediátrica, también son muy importantes las anomalías en el sistema nervioso central, sobre todo los retrasos cognitivos severos, el daño cerebral y alteraciones en la conducta. Todos estos problemas, en su expresión más grave, se denominan Síndrome Alcohólico Fetal (SAF), que es uno de los cuatro cuadros clínicos englobados bajo el concepto de Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal (TEAF). Dentro del TEAF, que abarca el conjunto de trastornos causados por el consumo de alcohol durante el embarazo, se distinguen varias categorías en relación con la gravedad.
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