Jaén /
01 de junio de 2023

Las bacterias del intestino prefieren la tostada con aceite de oliva

Fotografía ilustrativa de la noticia

Autoría: Remedios Valseca / Fundación Descubre

Un equipo de investigación de la Universidad de Jaén ha confirmado en ensayos con ratones que una dieta basada en AOVE permite una mejor regulación de la microbiota del intestino que otras grasas refinadas o mantequilla. Además, ha verificado que la función de estos microorganismos se altera según el tipo de aceite que se consume y se relaciona directamente con el síndrome metabólico, un grupo de factores de riesgo para enfermedades cardiacas, diabetes y otros problemas de salud.

El organismo es portador de billones de otros microseres (sí, con ‘b’). La tasa más baja de bacterias que se ha descrito en el ser humano ha sido 10 elevado a 13. Esos son tantos ceros junto al uno, que no podemos repetirlos en este texto para que no nos salte el espaciado al siguiente renglón. Esa cantidad de seres vivos que acogemos nos aportan beneficios. Algunos de ellos son sobradamente conocidos por la comunidad científica, como los famosos lactobacillus que ocuparon los papeles protagonistas en multitud de anuncios publicitarios de diferentes productos lácteos. Activar las defensas, contribuir con la digestión de los alimentos o proteger las mucosas estomacales o intestinales son algunas de las funciones con las que colaboran estos microorganismos.

La investigadora de la Universidad de Jaén Magdalena Martínez, autora del artículo.

La investigadora de la Universidad de Jaén Magdalena Martínez, autora del artículo.

 

Sin embargo, en algunas ocasiones, esas patrullas de seguridad vital se vuelven contra nosotros y provocan enfermedades, como la enfermedad de Crohn, colitis ulcerosas, colon irritable o síndrome metabólico, un grupo de desequilibrios orgánicos que aumentan las posibilidades de enfermedades cardíacas, cerebrovasculares o diabetes de tipo 2, como el aumento de la presión arterial o de los niveles de azúcar, colesterol o triglicéridos en sangre, entre otros.

Dime tus bacterias y te diré qué comes

Conocer cómo influye la dieta y las modificaciones que provocan ciertos alimentos sobre la microbiota, es un campo aún por explorar. De este nivel de estudios se encargan la microbiología y la fisiología, un campo en el que el equipo ‘Microbiología de los alimentos y del medio ambiente’ de la Universidad de Jaén lleva décadas trabajando. Recientemente, ha publicado en la revista Molecules un artículo en el que describen cómo se producen cambios en la salud de ratones dependiendo del tipo de ácidos grasos incluidos en su dieta y cómo afecta a la acción y proliferación de las bacterias que forman la microbiota intestinal.

Los polifenoles presentes en el AOVE tienen un efecto beneficioso directo sobre la microbiota que las otras grasas no provocan al no contenerlos

Los polifenoles presentes en el AOVE tienen un efecto beneficioso directo sobre la microbiota que las otras grasas no provocan al no contenerlos

 

Los experimentos muestran que el AOVE favorece la estabilidad reproductiva y funcional de las bacterias en el organismo. Estos resultados contribuyen a la localización de microorganismos que sirvan de marcadores para el síndrome metabólico. Además, si se detectan las bacterias marcadoras, se puede afinar mejor en las causas de los diagnósticos de colon irritable, una serie de trastornos intestinales del que aún hoy día se conoce muy poco y que afecta según la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) a un 8% de la población en España, entre otras dolencias.

El objetivo de las investigaciones es conocer tanto la secuenciación de las bacterias presentes en la microbiota como la respuesta que ofrecen en distintas situaciones. “Nosotros hemos comparado 227 géneros obtenidos de las heces de los ratones. Los resultados de los ensayos indicaron que catorce de ellos tenían diferencias estadísticamente significativas según el tipo de dieta que hubieran tenido”, indica a la Fundación Descubre la investigadora de la Universidad de Jaén Magdalena Martínez, autora del artículo.

Organismos que regulan la tensión

En estudios previos, los investigadores demostraron que la presión arterial es el más visible de los factores que afectan al síndrome metabólico y que su alteración se relaciona con una bacteria llamada Desulfovibrio. De esta manera, confirmaron que con una dieta rica en mantequilla, además de subir la tensión, aumentaba la presencia de este microorganismo en las heces de los ratones. Sin embargo, con el AOVE no se modificaban los parámetros.

 

Activar las defensas, contribuir con la digestión de los alimentos o proteger las mucosas estomacales o intestinales son algunas de las funciones con las que colaboran las bacterias

Activar las defensas, contribuir con la digestión de los alimentos o proteger las mucosas estomacales o intestinales son algunas de las funciones con las que colaboran las bacterias

 

El peligro que entraña el aumento de estos organismos es, sobre todo, la cantidad de ciertos compuestos que liberan. En su justa medida son beneficiosos, pero si producen más de lo necesario, se convierten en tóxicos y provocan enfermedades. La mayoría de bacterias en el intestino son anaerobias, esto es, que no necesitan oxígeno para sobrevivir. Sin embargo, utilizan otros elementos para desarrollar sus funciones como puede ser el caso de la Desulfovibrio con el azufre que proviene de los alimentos y otros compuestos presentes en el organismo, como algunas sales biliares. Así, este tipo de bacterias reduce el sulfato en grandes cantidades para obtener energía y expulsa el ácido sulfhídrico resultante como desecho, que en grandes cantidades, está relacionado con problemas intestinales, piedras en la vesícula y el aumento de la presión sanguínea.  

Menú con grasas y bacterias

Los resultados obtenidos incluyen que los parámetros de tensión y los niveles de azúcar, colesterol y triglicéridos en sangre se mantienen parecidos a las seis semanas de comenzar las pruebas. Sin embargo, la microbiota ya estaba alterada. Las hipótesis conducían a pensar que el refinado se comportaría de una manera parecida al virgen extra, pero no siempre fue así. “Esto conduce a plantear que los aceites refinados pueden tener también efectos negativos en el síndrome metabólico de la misma manera que la mantequilla. También que los polifenoles presentes en el AOVE tienen un efecto beneficioso directo sobre la microbiota que las otras grasas no provocan al no contenerlos”, apunta la investigadora.

 

El aceite de oliva

 

Al concluir los experimentos sí se observaron diferencias marcadas en muchos más parámetros de los tres tipos de dieta, concluyendo que el aceite de oliva virgen extra es el que mejor regula la microbiota intestinal en el organismo.

Así, si en los desayunos de cada día los microseres que nos habitan hablaran a quienes sufren algún tipo de trastorno intestinal, pedirían la tostada con aceite de oliva virgen en vez de con mantequilla u otras grasas, no sabemos si con jamón y tomate. Seguro que pronto la ciencia responderá también a esta cuestión para que puedan volver a tener una vida en paz con su sistema digestivo.


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