Córdoba /
15 de julio de 2019

Las aceitunas sufrirán el cambio climático

Fotografía ilustrativa de la noticia

Autoría: Jorge Molina / Fundación Descubre

Investigadores andaluces han simulado las condiciones del calentamiento global en dos variedades de olivas en condiciones de reales de campo. Los expertos concluyen que una subida de 4 grados de temperatura reduce la cantidad de fruto, adelanta la maduración y se obtiene menos aceite.

Aceitunas caídas al suelo.

Las aceitunas, el fruto de una de las principales industrias agroalimentarias andaluzas, ya sufren los vaivenes derivados de la competencia comercial, un factor al que se sumará el incremento de las temperaturas. Si la crisis climática confirma sus peores previsiones, provocará una reducción de la cantidad de aceite obtenido, según un estudio de investigadores andaluces.

Se trata de expertos del Departamento de Agronomía de la Universidad de Córdoba, en colaboración con el de Ciencias Agroforestales de la Universidad de Sevilla, el IFAPA ‘Venta del Llano’ de Jaén, y el Centro Tecnológico del Olivar y el Aceite (CITOLIVA), que han comprobado la incidencia del cambio climático en condiciones reales de cultivo de olivos. Tras simular las condiciones de un aumento de temperatura de cuatro grados en picual y arbequina, los expertos concluyen que se produce una reducción de la cantidad de fruto, se adelanta la maduración y se reduce la pulpa, por lo que se obtiene menos aceite. Se trata del primer estudio que analiza en campo los cambios en cada etapa del desarrollo del olivo relacionados con las variaciones de temperatura.

La investigación se desarrolló en árboles ubicados en Córdoba en la finca experimental de la Universidad de Córdoba en el periodo 2015 a 2017. “Hemos generado el gradiente máximo que se espera en la cuenca mediterránea mediante la utilización de cámaras de aire a cielo abierto”, señala a la Fundación Descubre la investigadora de la Universidad de Córdoba María Benlloch-González.

Investigadores responsables de este trabajo.

Los resultados evidenciaron la influencia del aumento de temperatura en el cultivo en varios aspectos. “La floración se adelanta y, por tanto, el inicio del periodo de maduración. Sin embargo, el tiempo que transcurre hasta que está maduro es mayor”, añade Benlloch-González.

Una consecuencia observada por los expertos relaciona la parte comestible con la que no de la oliva. “El tamaño del hueso de la aceituna no varía, pero sí el de la pulpa, que disminuye”, explica la ingeniera agrónoma. Otra de las apreciaciones apunta a que los olivos crecen más cuando la temperatura media es 4 grados más cálida, como mostró el mayor el diámetro del tronco.

Para obtener los resultados, los investigadores contruyeron en torno a 11 olivos una cámara de plástico abierta por el techo, en la que se introducía aire caliente. Gracias a sensores de temperatura siempre estaban 4 grados por encima de la temperatura exterior.  El sistema les ha permitido contar con condiciones naturales reales. “La influencia exterior del viento, polinización o lluvia a la que están expuestas los árboles permanece”, matiza Benlloch-González.

El trabajo ha sido financiado por los proyectos de excelencia de la Consejería de Economía, Conocimiento, Empresas y Universidad de la Junta de Andalucía y fondos propios de la Universidad de Córdoba.

Maduración ‘secreta’

La investigación continuará para resolver por qué la aceituna arbequina resiste mejor que picual el cambio de temperatura, por ejemplo, o en cuanto a la proporción de fruto que se cae. También se producen cambios en la pigmentación de la piel, ya que las olivas a mayor temperatura ambiente no adquieren con igual intensidad el color de maduración, más oscuro. Por tanto, el agricultor no cuenta con la principal pista para iniciar la cosecha.

En el futuro, María Benlloch-González y el grupo de investigación abordarán el factor agua. “Esto es, si la disponibilidad de agua en el suelo mejoraría los efectos negativos causados del aumento térmico”, indica. También estudiarán las variedades hojiblanca y manzanilla, muy abundantes en el olivar andaluz.

Una vez más, la ecología y la economía se hallan unidas. Si vienen crisis al campo andaluz, no sólo climáticas, al menos la ciencia puede colaborar en minimizarlas.

Más información en #CienciaDirecta: Comprueban cómo el cambio climático afecta a la reducción de cosecha de aceituna.


Ir al contenido