Cádiz /
14 de junio de 2021

La salinidad eleva la calidad nutricional de la base alimentaria en los estuarios

Fotografía ilustrativa de la noticia

Autoría: Jorge Molina / Fundación Descubre

Un equipo de investigación andaluz ha comprobado que el material alimenticio presente en el agua de la desembocadura del Guadalquivir aumenta cuando lo hace la sal disuelta, de forma que incluso se duplica la calidad del alimento disponible para las especies pesqueras. La calidad nutricional de las algas unicelulares vegetales la han obtenido tras analizar la materia orgánica en suspensión en unas aguas consideradas de las más turbias de Europa.

Las noches de luna nueva, y durante dos años, una pequeña embarcación ocupada por varios expertos del Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (IFAPA, centro ‘El Toruño’) ha ido tomando muestras de agua del estuario del Guadalquivir con las que conocer una de las claves de la cadena de alimentación en un ecosistema complejo y, también, de interés económico por la rentable pesquería que facilita. Esa clave es la salinidad.

Microalgas del estuario.

El equipo investigador ha relacionado la salinidad del agua en el estuario del Guadalquivir con la calidad nutricional del plancton vegetal, microorganismos que obtienen la energía del sol y suponen la base de la cadena de alimentación de este ecosistema.

El fitoplancton incluye especies de mayor o menor calidad como alimento, diferencia que los expertos obtienen midiendo la cantidad de ácidos grasos. El estudio analiza un ámbito de cría para especies de gran interés pesquero, en particular el boquerón.

Este nuevo enfoque basado en lípidos mejora el conocimiento del estado nutricional en estuarios turbios. “Cuando se pasa de agua dulce a salada aparecen microalgas, como diatomeas o dinoflagelados, que poseen mayor porcentaje de ácidos grasos”, señala a la Fundación Descubre el investigador José Pedro Cañavate, autor principal del estudio.

Los expertos han comprobado que el valor nutricional de la materia orgánica en suspensión llega a duplicarse con salinidades elevadas. Los ácidos grasos permiten un análisis de la transmisión de alimentos más completo que los indicadores tradicionales, afirma el experto.

Este científico valora que el trabajo aborda un aspecto, la relación de sal y nutrientes, muy desconocido en el estuario del Guadalquivir, el mayor de Andalucía en volumen de agua, y además reserva de pesca, dado que crían en él y su entorno especies de gran valor comercial. El macroinvertebrado más abundante es el camarón, que canaliza la producción de biomasa hacia especies de mayor porte.

José Pedro Cañavate, investigador principal del estudio.

Uno de los resultados encontrados al analizar el perfil de ácidos grasos en el material particulado en suspensión, es la baja presencia en éste de restos de plantas terrestres, circunstancia que evidencia la elevada deforestación de la cuenca del Guadalquivir.

El ciclo del alimento

El siguiente objetivo de los científicos se dirigirá a comprobar cómo esta base alimentaria del estuario, con su diferente valor nutricional, se transfiere a los animales consumidores, y en particular delimitar su eficiencia para permitir diferentes poblaciones de interés pesquero y ecológico. El trabajo ha sido financiado con Fondos Europeos para la Pesca gestionados por la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta de Andalucía.

El estuario del Guadalquivir va desvelando su funcionalidad gracias a trabajos científicos que ayudan a gestionar un entorno muy presionado por actividades humanas, incluida la navegación del único puerto comercial fluvial de España, a lo que se añade la vecindad con el espacio natural de Doñana.

Más información en #CienciaDirecta: Demuestran que los estuarios de mayor salinidad contienen más nutrientes


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