Huelva /
28 de julio de 2020

La proporción áurea del selenio en microalgas

Fotografía ilustrativa de la noticia

Autoría: Remedios Valseca / Fundación Descubre

Un equipo de investigación de la Universidad de Huelva ha demostrado que estos microorganismos son una fuente nutricional eficaz de este mineral que previene el deterioro celular. Los resultados, obtenidos con animales y en un proceso de digestión simulada, confirman una absorción superior al 80%, lo que los sitúa como candidatos a incorporarse en alimentos contra el déficit de este elemento.

Desde la antigüedad, el ser humano ha intentado determinar la proporción exacta con la que la naturaleza se ordena. Así, desde el siglo III a.C., la proporción áurea se ha considerado la base para calcular el ideal de belleza y armonía. El hombre de Vitruvio o La Mona Lisa de da Vinci, y también la colosal escultura de Miguel Ángel, David, fueron creadas teniendo en cuenta el número áureo, buscando esa perfección natural.

De la misma manera que en el arte y en las matemáticas, la bioquímica se esfuerza en desglosar los patrones que conforman el organismo. Interpretar las funciones de cada elemento de la naturaleza en el ser humano es una quimera para los investigadores actuales.

Afirmaciones como que el calcio de la leche es beneficioso para los huesos, o que la vitamina A del tomate lo es para la vista, son vox populi que traen tras de sí miles de observaciones y ensayos durante los últimos siglos en la historia de la ciencia. Sin embargo, existen algunos elementos que aún no han mostrado en su totalidad el papel que juegan en esa estructura cósmica. Entre ellos está el selenio.

 

El selenio participa en multitud de funciones biológicas en humanos debido, entre otras razones, a su acción antioxidante.

Para desgranar la labor de este elemento en la naturaleza, el grupo de investigación ‘Análisis Medioambiental y Bioanálisis’ de la Universidad de Huelva lleva décadas estudiándolo, tanto por su toxicidad en algunos casos, como por los beneficios que aporta, en otros. Pero, ¿cuándo pasa de ser destructor a ser arquitecto de funciones biológicas básicas?, ¿cómo el organismo asimila y utiliza este mineral?, ¿qué enfermedades produce su deficiencia?, ¿en qué forma el selenio es beneficioso para el organismo? y ¿de qué manera podrían aportarse alimentos enriquecidos que mejoren el rendimiento de su acción?.

Entre las múltiples respuestas que ya han ofrecido los expertos onubenses en su recorrido investigador, introducen una nueva en un artículo publicado en la revista Journal of Functional Foods. Esta vez, proponen una especie de microalgas como fuente de selenio en la dieta para mejorar su absorción en el organismo.

La ‘Chlorella sorokiniana’ aporta propiedades beneficiosas para la salud cuando se ingiere enriquecida en selenio.

Los resultados de la investigación realizada en modelos animales y en un proceso de digestión artificial demuestran la posibilidad de utilizarlas en alimentos funcionales y suplementos dietéticos. “Este elemento está presente en multitud de procesos en el organismo debido a su acción antioxidante. Además, su deficiencia está detrás de algunas enfermedades como las cardiovasculares, la infertilidad o el deterioro cognitivo. Para garantizar su eficacia, debemos conocer la biodisponibilidad y la bioaccesibilidad de las diferentes formas en las que puede encontrarse el selenio, es decir la cantidad y composición que el cuerpo realmente es capaz de asimilar y utilizar para sus funciones biológicas”, afirma a la Fundación Descubre la investigadora de la Universidad de Huelva Tamara García Barrera, autora del artículo.

Un mismo actor con distintos personajes

Este elemento puede encontrarse en multitud de compuestos diferentes y no siempre cumple la misma función. Dependiendo de qué forma adopte, tendrá una misión determinada en el organismo. Según los expertos, de todos los compuestos, el selenoaminoácido selenometionina (SeMet) es el más biodisponible. Es decir, es el que el organismo absorbe con mayor facilidad y retiene durante un período de tiempo más largo, por lo que su acción es más eficaz. Esto supone que es el que más aporte de selenio real puede realizar al organismo.

La investigadora de la Universidad de Huelva Tamara García Barrera, autora del artículo.

El esfuerzo de los investigadores se centra, por tanto, en encontrar alimentos que aporten la forma idónea para que el mineral sea útil y cumpla su misión. Así, han encontrado en la Chlorella Sorokiniana un buen soporte para los suplementos en la dieta, ya que transforman distintos derivados de selenio en SeMet, moléculas que el organismo puede asimilar mejor.

Los ensayos tuvieron en cuenta dos vías: en animales y en un proceso de digestión artificial. Por un lado, observaron cómo se transforma la microalga enriquecida simulando lo que ocurre en el tracto digestivo humano. Por otro, analizaron los efectos producidos en ratones alimentados con ella. De este modo, los expertos confirmaron que el 81% del selenio absorbido por las algas se había asimilado tras la digestión simulada y, por lo tanto, estaba disponible para cumplir su misión.

Sin embargo, sólo llegó entre el 3 y el 15% al torrente sanguíneo en los ratones. “Esta discrepancia puede estar relacionada con el hecho de que, probablemente, la mayor parte del selenio se excreta y finalmente no llega a los órganos diana. Por lo tanto, el estudio complementario sobre qué parte de lo que se ingiere llega realmente a su destino es obligatorio para mejorar la fórmula”, añade la investigadora.

 

Los ensayos tuvieron en cuenta dos vías: en animales y en un proceso de digestión artificial.

Es, precisamente, la búsqueda del número áureo de este mineral en el organismo humano lo que ocupa actualmente a estos ‘Euclides’ de Onuba, que orientan sus investigaciones hacia la determinación y caracterización de la composición perfecta de un complemento dietético eficaz en las enfermedades relacionadas con un déficit de selenio.

Más información en #CienciaDirecta: Obtienen una microalga con selenio para su aplicación en suplementos nutricionales antioxidantes.


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