Un nuevo estudio coliderado por el Hospital Universitario de Canarias y la Estación Experimental de Zonas Áridas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (EEZA-CSIC) vincula la inhalación del polvo sahariano a la inflamación de las vías respiratorias.
La contaminación del aire se ha convertido en un problema de salud de escala global. La inhalación de los tóxicos que flotan en el aire ambiente causa entre 4 y 8 millones de fallecimientos al año, según varios estudios científicos y diversos informes de la Organización Mundial de la Salud. En regiones próximas al norte de África, Oriente Medio y el interior de Asia, la mala calidad del aire también se debe al polvo desértico. Estudios epidemiológicos han encontrado asociaciones estadísticas entre las oleadas de polvo desértico y las afecciones cardiovasculares y respiratorias. Sin embargo, se desconocen aún los mecanismos biológicos que pueden estar detrás de estas asociaciones.
Un estudio publicado en la revista Translational Research con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y el Hospital Universitario de Canarias ha demostrado que la inhalación del polvo desértico que flota en el aire ambiente está asociada a procesos inflamatorios de las vías respiratorias.
“En este estudio se ha demostrado, por primera vez, que la inhalación del polvo desértico que flota en el aire ambiente provoca un aumento en las concentraciones de moléculas biomarcadoras de la inflamación de las vías respiratorias. Estos resultados representan un avance en la identificación de los mecanismos fisiopatológicos mediante los que el polvo desencadena afecciones respiratorias y cardiovasculares”, señala el investigador del CSIC Sergio Rodríguez, de la Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA), que ha trabajado junto al cardiólogo Alberto Domínguez Rodríguez, del Hospital Universitario de Canarias.
Este nuevo estudio ha sido realizado en Tenerife, y en él participaron pacientes que acudieron a la consulta ambulatoria de cardiología del Complejo Hospitalario Universitario de Canarias. De la muestra se excluyeron a los pacientes afectados por tabaquismo, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, asma, anomalías pulmonares, enfermedad bronquial o pulmonar aguda. Por lo tanto, la muestra del presente estudio estuvo constituida por pacientes afectados de cardiopatía isquémica coronaria crónica estable. A los participantes del estudio se les tomó una muestra de esputo inducido y en estas muestras se determinaron las concentraciones de dos moléculas biomarcadoras de la inflamación de las vías respiratorias: el factor de crecimiento transformante-β1 [TGF-β1] y la hidroxiprolina. Estos datos fueron comparados con las concentraciones de partículas respirables (PM10) y polvo sahariano en el aire ambiente. Los resultados pusieron claramente de manifiesto que hay una correlación entre los niveles de polvo desértico en suspensión y los niveles de TGF-β1 e hidroxiprolina en la faringe de los pacientes; es decir, a mayores concentraciones de polvo en el aire ambiente, mayores tasas de inflamación en las vías respiratorias.
“Este es el primer estudio en el que se comparan las concentraciones de moléculas biomarcadoras de procesos inflamatorios en el esputo de pacientes con las concentraciones de polvo desértico en el aire ambiente y los resultados obtenidos demuestran que la inhalación del polvo sahariano provoca inflamación en las vías respiratorias” concluye Rodríguez.
Este estudio ha sido realizado por un equipo multidisciplinar de cardiólogos, bioquímicos y físicos de la atmósfera, con la participación del Hospital Universitario de Canarias, CSIC, Hospital Universitario Central de Asturias, Universidad de La Laguna, Universidad de Oviedo y el Hospital Clínico San Carlos.
Suscríbete a nuestra newsletter
y recibe el mejor contenido de i+Descubre directo a tu email