La impresora que cocina, una alternativa apetitosa para los pacientes con dificultades para comer
Un equipo compuesto por investigadores de la Universidad de Huelva y la empresa Fresenius Kabi Deutschland (Alemania) ha diseñado un dispositivo que prepara comida apta para personas que tienen complicaciones para deglutir sólidos. Además, mediante un programa informático, la herramienta personaliza la forma, el color y el olor de los platos tradicionales.
Mercedes vive en una residencia de ancianos y padece Parkinson. Aunque la enfermedad había evolucionado de forma lenta hasta ahora, los síntomas son cada vez más limitantes. De hecho, ya no solo le cuesta moverse y realizar actividades de la vida diaria como peinarse o vestirse, tampoco puede tragar bien la comida. Sus cuidadores le preparan batidos y papillas para que le sea más fácil alimentarse, pero éstos le resultan sosos y poco apetitosos.
Esta patología que impide ingerir alimentos líquidos, sólidos o de determinadas texturas a Mercedes se denomina disfagia y la padecen habitualmente pacientes de esclerosis múltiple, ictus, demencia o parálisis, entre otras enfermedades. Esta limitación supone, por un lado, restricciones alimentarias en cuestión de sabores, formas, colores e incluso olores, que resultan en problemas nutricionales. Por otro lado, conlleva un riesgo para estas personas porque pueden atragantarse e incluso asfixiarse.
Para solucionar estos problemas y convertir las comidas de Mercedes en alternativas más originales, seguras y apetitosas, un equipo compuesto por investigadores de la Universidad de Huelva y la empresa alemana Fresenius Kabi Deutschland ha desarrollado un dispositivo que imprime alimentos en 3D para pacientes con disfagia. Al emplear esta herramienta en lugares como hospitales, residencias para mayores e incluso hogares particulares, se reducirían tanto los atragantamientos y el riesgo de asfixia como las posibilidades de que ocurran errores en la preparación de las comidas. Además, serviría a los cuidadores para mejorar la atención a los pacientes y ofrecerles una variedad más amplia de alimentos. De este modo, podrían disfrutar de los sabores tradicionales aunque la consistencia de la comida sea distinta.
Personalizar la comida
De igual modo que los dispositivos 3D tradicionales se sirven de un programa informático donde se diseñan los objetos plásticos a imprimir, la que ha desarrollado este equipo de investigación puede personalizar comida semi-sólida que se adapte a las necesidades y los gustos del paciente para incrementar su apetencia. “Tan solo hay que indicarle a la herramienta a través del programa informático qué cantidades de espesante, medicamentos o fluidos son necesarias”, comenta a la Fundación Descubre el investigador de la Universidad de Huelva José María Franco.
Asimismo, si el producto resultante es lo suficientemente sólido, la herramienta puede imprimirlo con formas concretas. “Hemos simulado, por ejemplo, un huevo frito compuesto por leche espesada y zumo de naranja con una textura similar a la de un gel con esta impresora”, relata José María Franco.
Para ciertos pacientes con dificultades para deglutir, comer un alimento tan común como un huevo frito sería impensable. Pero a través del trabajo científico, estas personas podrán contar con una alternativa que se ajusta a sus necesidades y con la que, además, podrían diseñar platos con texturas, olores, sabores e incluso olores a su gusto.
Tal y como muestra el trabajo de este equipo de investigación, la impresión 3D ya no se limita a la mera producción de objetos plásticos, el ámbito de la medicina o a la creación de componentes aeroespaciales. Aunque ya se utilizaban en algunos restaurantes de alta cocina para crear platos diferentes, la labor científica demuestra que esta herramienta está cada vez más orientada a mejorar la vida de personas como Mercedes, que ahora puede disfrutar de sus platos favoritos de forma diferente.
Más información en #CienciaDirecta: Desarrollan una impresora 3D que produce alimentos para pacientes con dificultades para comer
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