Sevilla /
15 de septiembre de 2018

Jardines verticales: una ‘terapia’ verde para las ciudades

Fotografía ilustrativa de la noticia

Autoría: Susana Vallejo

Asesoría científica: Luis Pérez Urrestarazu y Fernando Hidalgo Romero.

El mandato de crear ciudades amables, sostenibles, es un objetivo global de los últimos años. Es una vuelta atrás, al uso ancestral de los jardines en viviendas y urbes que nos traslada a las grandes civilizaciones o más allá, a los jardines colgantes de Babilonia, construidos en el siglo VI a.C. y considerados una de las siete maravillas del mundo antiguo. Ahora, en pleno siglo XXI y tras el boom de la construcción más tecnológica, aquella que primaba materiales como el hormigón o el acero, el valor de la vegetación es tenido en cuenta en el desarrollo de proyectos tanto privados como públicos. Cada vez se buscan más los espacios verdes. Pero el desarrollo arquitectónico y urbanístico de las ciudades, sobre todo en España, no ha ayudado hasta ahora a ese fin. De ahí tener que recurrir a la naturación urbana, es decir, a la introducción de la vegetación en las ciudades. Y la forma de hacerlo que gana peso en los últimos tiempos es mediante jardines verticales y terrazas verdes.

Investigadores de la Universidad de Sevilla comenzaron hace una década a estudiar esta alternativa con el grupo Naturación Urbana e Ingeniería de Biosistemas (AGR-268). Para ello, se constituyó en primer lugar un grupo de ingenieros agrónomos que se unió a otro profesor de paisajismo y jardinería que entonces hacía su tesis sobre techos verdes. Ese fue el germen para que se apasionaran por la naturación urbana con una línea principal en jardines verticales. Tanto desarrollaron la investigación que se creó una empresa de base tecnológica a raíz del grupo, llamada Terapia Urbana, que se ha convertido en referente desde Andalucía en el desarrollo, creación e instalación de jardines verticales no sólo en España, sino en medio mundo.

Equipo impulsor de la iniciativa.

El responsable de este grupo de investigación de la Universidad de Sevilla es el profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica Luis Pérez Urrestarazu, que explica cómo el concepto de naturación urbana es muy amplio, ya que engloba la integración de la vegetación y de toda la naturaleza (pájaros, insectos, etc) dentro de la ciudad. “Se distingue entre naturación convencional, que es la de los parques y jardines, y la no convencional, la de los edificios. Nosotros sobre todo nos centramos en la naturación de edificios en dos líneas: usando azoteas para techos verdes o fachadas para jardines verticales o fachadas verdes”, explica.

Jardines adaptados al clima mediterráneo

El clima de Andalucía podría hacer pensar que es imposible que una instalación de jardín vertical funcione, pero no es así. Muchas plantas mediterráneas están adaptadas a estas condiciones climáticas, por lo que se pueden utilizar. De hecho, según el experto, en nuestras latitudes, si se hace una buena selección, el consumo de agua no es muy elevado. En cambio, si se hace un mal diseño termina siendo contraproducente y es poco ecológico. Por eso una de las líneas en las que trabajan los investigadores es en la optimización de los sistemas.

Precisamente la investigación va dirigida a perfeccionar este recurso vivo, del que han demostrado también sus beneficios. Por todos es sabido el valor ambiental de las plantas, sus efectos sobre las personas, pero el grupo de la Universidad de Sevilla lo ha comprobado científicamente. “Hay muchos beneficios en la instalación de jardines verticales. Distinguimos entre tangibles o intangibles. Entre los tangibles está el aumento de la eficiencia energética en un edificio, el aumento de su aislamiento, la reducción del consumo de aire acondicionado. En paralelo, cada vez llueve menos y cuando lo hace, ocurre de forma muy contundente, lo que genera problemas a las ciudades. Por eso los techos verdes o los jardines verticales amortiguan la descarga de agua de lluvia torrencial al alcantarillado, utilizando parte del agua y liberando otra poco a poco”, explica Pérez Urrestarazu, que añade cómo los techos pueden paliar el efecto isla de calor y el cambio climático bajando la temperatura en las ciudades. “Además hay otra serie de beneficios menos medibles, como psicológicos, comportamentales, de marketing, al tiempo que estos sistemas influyen en el rendimiento laboral, en el estado de ánimo…”, indica.

Sin embargo, su uso no está aún muy extendido en España, a diferencia de otros países con más pasión por la jardinería y el uso de las plantas ornamentales, como es el caso del Reino Unido. En este sentido, las administraciones no han potenciado su uso mientras cada vez son más los países que incluyen en las normativas de obligado cumplimiento poner un porcentaje de techo verde, por ejemplo. Entre los motivos por los que todavía no está muy extendido su uso en España se encuentran la necesidad de una inversión para su mantenimiento, a diferencia de los espacios abiertos de hormigón o cemento, con poca sombra. “Este tipo de espacios fríos apenas tienen costes de mantenimiento pero se olvidan de otro tipo de beneficios económicos derivados de los espacios con jardines y vegetación”, asegura. A este respecto, Pérez Urrestarazu menciona la optimización del consumo de agua o el aprovechamiento del jardín vertical como filtro de aire para reducir los contaminantes del interior de un edificio al hacer pasar el aire por este ‘filtro vertical’, dos beneficios estudiados por su grupo de investigación, que además ha participado en el proyecto europeo Ugreens para la transferencia de tecnología a otros países como expertos en jardines verticales.

En paralelo a la creación del grupo surgió una empresa de base tecnológica de la que algunos miembros son socios. Se trata de Terapia Urbana, con sede en Sevilla, que se encarga de diseñar y comercializar los sistemas patentados por el grupo de investigación. La empresa está basada en el conocimiento que explota por ejemplo un sistema específico de jardinería vertical, el Fytotextile, un desarrollo andaluz que exportan a varios países de todo el mundo, principalmente a Reino Unido. El sistema modular utiliza varias capas, algunas textiles, que hacen que las plantas se puedan insertar fácilmente. “Se conecta a fachada y sirve de medio de cultivo para las plantas, obteniéndose un desarrollo muy bueno. Tienen una capa donde acumulan agua y otra exterior muy porosa. Está funcionando muy bien y lo vamos mejorando día a día. Es el resultado de una intensa labor de I+D y lo mejor es que se pone al servicio de la ciudadanía”, resume Luis Pérez.

Montaje de un jardín vertical en la sede de la UNED en Sevilla.

Negocio a escala internacional

De la investigación a la práctica. Del laboratorio a la realidad. Uno de los responsables de la empresa Terapia Urbana, Fernando Hidalgo Romero, relata cómo en 2009 comenzaron a desarrollar el modelo de negocio, a través de concursos de iniciativas empresariales. “En 2010 nos constituimos como sociedad limitada y empezamos con la actividad. Obtuvimos diversos premios que fueron un gran impulso de confianza en los inicios. Los jardines verticales eran como una entelequia. Había algunos, pero la tecnología era aún muy reciente y con pocos ejemplos construidos en España, donde sólo existía uno en Madrid y ninguno en Sevilla, por ejemplo”, recuerda. Sus responsables vieron desde el inicio las posibilidades de negocio, pese a nacer en pleno periodo de crisis. “Éramos unos convencidos de los beneficios que se podían obtener con la naturación urbana. Apostar por la construcción sostenible y las tecnologías blandas nos parecía una apuesta muy necesaria y llena de posibilidades. La empresa realizaba al inicio una labor de consultora de proyectos y asistencias técnicas, pero  poco a poco hemos evolucionado hasta ser fabricantes y comercializar directamente a instaladores el sistema desarrollado en la Universidad, así como a ofrecer una asistencia técnica a los diseñadores”.

Terapia Urbana, que suma ya el trabajo y la aportación de seis personas como socios, ha crecido mucho en este tiempo. La firma ronda ya los 10.000 metros cuadrados de jardín vertical instalados en más de 8 países. En el caso de cubierta verde, por su parte, actúa como consultora para el diseño del proyecto que garantice una correcta ejecución.

“Estamos presentes en 8 o 10 mercados internacionales. Estamos presentes en EEUU y tenemos ya proyectos en Europa, Oriente Medio…”, añade Hidalgo Romero, que enumera trabajos en Bahréin, Marruecos, Alemania, Austria, Polonia o Reino Unido, su mercado estrella.

En cuanto al tipo de cliente, señala que son más las empresas que optan por los jardines verticales, en tanto que sólo las viviendas de alto nivel lo instalan, debido al coste asociado y necesidades de mantenimiento. Sin embargo, detectan cómo cambia la tendencia poco a poco. “A día de hoy hay un mercado incipiente de sistemas de jardinería vertical, más conocimiento sobre los beneficios que aporta, aunque es importante justificar con fundamentos científicos los beneficios reales”. Su fuerte es el sistema para revestimiento vegetal de edificios “con altas prestaciones técnicas que se integra en la edificación con máximas garantías de durabilidad y permite diseños con solvencia y garantía, alejándolo también de instalaciones artesanales”.

Destaca además que los jardines verticales se pueden plantear tanto en obra nueva como en existente, si bien el coste medio hace que su implantación tenga que ir muy justificada. El precio medio está en unos 380 o 550 euros el metro cuadrado, más el mantenimiento a lo largo de su vida útil… “esto ya reduce mucho el cliente tipo, de ahí la importancia de un correcto planteamiento a medio y largo plazo”. “Hay que ser prudentes con este boom actual, y ser conscientes de que se trata de seres vivos que hay que implantar con responsabilidad, ya que se asume un mantenimiento posterior, es como cuando adquieres una mascota”, asegura. Y es que defienden que más que por moda o estética para una vivienda, edificio o negocio, instalar un jardín vertical “responde a un concepto global cada vez más presente en el diseño, la biofilia, que no es más que la necesidad de las personas de conectar con el entorno natural, y los seres vivos, con todos los beneficios que aporta para la salud, el bienestar mental y el medio ambiente”.

Tests de iluminación sobre un jardín vertical.

El investigador recuerda que la Estrategia Europea 2020 impulsa una mayor conciencia por los edificios de consumo y emisiones 0, y “para alcanzar estos objetivos es preciso apostar por energías renovables y el funcionamiento bioclimático de los edificios”, explica.

Pero ¿están preparadas las ciudades? Hay que tener presente que en este tipo de regulaciones influyen muchos factores, por lo que no se resuelven de forma inmediata.

En España y en Andalucía se registra cierta reactivación ligada a la recuperación del sector de la construcción. El entorno de la Costa del Sol, por ejemplo, es el que más destaca por su mayor actividad económica. “Pero no nos circunscribimos a un ámbito geográfico, todos los días podemos estar contacto con 4 o 5 países de dentro y fuera de Europa”, matiza Fernando Hidalgo.


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